¿Te planteas abrir una franquicia dental? Como profesional del sector que ha visto a muchos colegas enfrentarse a esta decisión, quiero compartir mi experiencia personal y conocimiento experto sobre el tema. En este artículo te hablaré en primera persona sobre qué implica montar una clínica dental franquiciada, cuáles son sus ventajas, costos, marcas líderes y comparativas con otros modelos, y cómo maximizar la rentabilidad de tu inversión. Veremos también alternativas modernas como el modelo de Cherry Health, que está ayudando a odontólogos a abrir clínicas propias sin los contratiempos de una franquicia tradicional. Mi objetivo es que, al terminar de leer, tengas claridad total para decidir si una franquicia dental es la opción ideal para ti y cómo llevar tu proyecto al éxito. ¡Vamos a ello!
¿Qué es una franquicia dental y cómo funciona?
Una franquicia dental es un modelo de negocio donde un odontólogo o inversor abre su clínica bajo la marca y sistema operativo de una cadena ya establecida. En vez de comenzar desde cero, te unes a una red como Vitaldent, Sanitas Dental, Dental Company, Caredent, entre otras. El franquiciador (dueño de la marca) te aporta su know-how, uso de marca, protocolos, formación y a veces clientes, mientras que tú, como franquiciado, inviertes tu capital para montar la clínica y operarla siguiendo las directrices de la franquicia.
En la práctica, esto significa que tu clínica llevará el nombre comercial y la imagen corporativa de la cadena, y deberás respetar sus estándares de servicio, catálogos de tratamientos y políticas de precios. A cambio, recibes un negocio «llave en mano»: desde la búsqueda del local adecuado hasta el diseño de la clínica y campañas de marketing iniciales suelen estar guiados por el franquiciador. Por ejemplo, es común que la central te asesore en la selección de equipamiento odontológico, software de gestión y proveedores, facilitando enormemente la fase de puesta en marcha.
En mi experiencia, este modelo aporta tranquilidad a quienes no quieren emprender solos. Recuerdo cuando pensé en montar mi primera clínica: la idea de tener el respaldo de una marca conocida y procedimientos ya probados me resultaba muy atractiva. No es lo mismo abrir «Clínica Dental TuNombre» sin más, que abrir bajo el paraguas de un nombre reconocido por el público. Muchas personas confían más rápidamente en, digamos, un Vitaldent, porque asumen ciertos estándares de calidad asociados a la franquicia.
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Ahora bien, formar parte de una franquicia conlleva compromisos. Tendrás que pagar una cuota inicial (lo que llaman canon de entrada) y generalmente royalties mensuales o un porcentaje de la facturación al franquiciador. También, tu libertad para innovar o tomar decisiones por tu cuenta será limitada – al fin y al cabo, estás operando bajo reglas fijadas. Imagina que quisieras probar una nueva técnica odontológica o lanzar una promoción especial en tu zona: en una franquicia, primero necesitas aprobación de la central. Esta estandarización garantiza uniformidad, pero puede sentirse como un corsé si eres emprendedor de espíritu libre.
Cherry Health: Aquí es donde modelos alternativos como Cherry Health ofrecen algo interesante. Cherry Health no es una franquicia, sino un servicio integral para montar clínicas dentales sin ceder tu autonomía. Te ayudan a diseñar la clínica, obtener el equipamiento, las licencias, e incluso con el marketing de lanzamiento, pero la clínica y la marca serán tuyas al 100%. A diferencia de una franquicia clásica, no operas bajo su nombre ni pagas royalties; es tu clínica independiente, sólo que construida con apoyo experto. A lo largo del artículo mencionaré cómo soluciones como Cherry Health resuelven algunos de los problemas habituales de las franquicias dentales, por si buscas una alternativa.
Ventajas de abrir una clínica dental franquiciada

¿Por qué tantos odontólogos y empresarios deciden apostar por una franquicia dental? Hay motivos de peso. Yo mismo, cuando evalué esta opción, identifiqué varias ventajas claras:
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Marca reconocida y marketing nacional: Al unirte a una franquicia obtienes inmediatamente el reconocimiento de marca. Los pacientes potenciales ya «conocen» el nombre en el letrero, lo que genera confianza inicial. Cadenas como Sanitas Dental o Vitaldent han invertido millones en publicidad; tú te beneficias de esa reputación sin esfuerzo propio. Además, sueles contar con campañas de marketing centralizadas: publicidad en medios, presencia en redes sociales, convenios con aseguradoras, etc., gestionados por la central. Esto te ahorra tener que construir tu marca desde cero. Cherry Health, por su parte, ataca este mismo punto de otra forma: si decides abrir tu propia clínica con su ayuda, te asisten en crear tu propia marca clínica (nombre, logo, identidad visual) y en posicionarla. No tendrás un nombre nacional conocido de inmediato, pero sí expertos dedicados a darte visibilidad y captación de pacientes en tu zona. He visto clínicas independientes llenar su agenda desde el primer mes gracias a estrategias de marketing digital bien llevadas, algo en lo que Cherry Health colabora estrechamente.
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Reducción del riesgo y modelo probado: Emprender siempre conlleva incertidumbre, pero al franquiciarte sigues un modelo de negocio probado. Sabes que otros X número de clínicas de la cadena ya funcionan (Vitaldent tiene más de 400 en España operativas, por ejemplo). Esto significa que los protocolos clínicos y de gestión han sido refinados con la experiencia, reduciendo las probabilidades de fallo. Además, el franquiciador suele realizar estudios de viabilidad de la ubicación, ayudándote a elegir un local con suficiente demanda. En mi caso, esta transferencia de know-how era muy tranquilizadora: sentir que «no vas solo» y que detrás hay un equipo de expertos que sabe qué funciona y qué no en una clínica dental. De hecho, según un informe de Tormo Franquicias, el sector de clínicas dentales en franquicia mueve cientos de millones de euros anuales, señal de un mercado consolidado y rentable. Cherry Health también contribuye a minimizar riesgo, aunque desde otro ángulo: al ser una consultoría integral, analiza contigo la ubicación ideal, el flujo de pacientes potencial, y realiza proyecciones financieras. La diferencia es que lo hace sin imponer un modelo único, sino adaptándose a tu proyecto y a tu especialidad, lo que algunos preferimos por flexibilidad.
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Formación y soporte continuo: Otra gran ventaja es la formación inicial y el apoyo permanente. Las franquicias dentales acostumbran a capacitar al franquiciado en las herramientas de gestión, atención al paciente, normativas sanitarias, etc. También el personal de la clínica suele recibir formación estandarizada. Por ejemplo, Dental Company indica que no necesitas ser odontólogo para franquiciarte con ellos, pero sí te formarán y guiarán en la gestión del negocio. Algunas centrales asignan supervisores que visitan periódicamente tu clínica para asesorar, detectar áreas de mejora o lanzar nuevas campañas. En mi experiencia personal, este acompañamiento es oro, especialmente durante el arranque: poder llamar a alguien con más experiencia cuando surge un problema operativo no tiene precio. Cherry Health en esto se parece más a una franquicia de lo que a primera vista parece: si abres una clínica con su soporte, no sólo te forman al inicio, sino que ofrecen consultorías de gestión y seguimiento una vez abierta la clínica. La gran diferencia es que ese apoyo no viene a cambio de un porcentaje de tus ventas, sino como parte del servicio contratado. Recuerdo haber hablado con un colega que abrió su clínica con Cherry Health y destacaba que, aunque no tenía «jefe franquiciador», nunca se sintió solo porque el equipo de consultores estaba ahí para cualquier duda incluso pasado el primer año.
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Economías de escala en compras y servicios: Al pertenecer a una cadena, aprovechas el poder de negociación de un grupo grande. Los franquiciados suelen beneficiarse de acuerdos con proveedores: materiales dentales más baratos, laboratorios protésicos con tarifas especiales, tecnología a mejor precio, etc. Por ejemplo, es común que la central tenga convenios que te ahorran un porcentaje en la compra de implantes o equipamiento como radiografía digital. También en marketing local: puede que diseñen plantillas de folletos, webs ya hechas, sistemas informáticos compartidos… todo eso reduce costes y tiempo. Un franquiciado me comentó una vez que sólo por el descuento en materiales que obtenía gracias a la franquicia, ya le merecía la pena pagar el royalty. En una clínica independiente pura tendrías que negociar tú solo con cada proveedor. Con Cherry Health, si bien tu clínica es independiente, igualmente aprovechas economías de escala porque ellos se encargan de las compras iniciales de equipo e instalaciones en bloque. Compran sillones odontológicos, aparatología de última generación, mobiliario, etc., para múltiples proyectos, consiguiendo precios competitivos que un clínico individual difícilmente lograría. En mi caso, comparar presupuestos por cuenta propia vs los que obtiene Cherry Health reveló una diferencia notable, garantizando que monté mi clínica con costos menores que si lo hubiera hecho totalmente solo.
En resumen, franquiciarse en dental ofrece apoyo, marca y reducción de incertidumbre, lo que puede allanar el camino especialmente si es tu primera clínica o no tienes experiencia empresarial. Es como jugar con parte del partido ya ganado: aprovechas una receta de éxito preestablecida. Y, aunque aquí nos centramos en franquicias, vale reiterar que nuevos modelos como Cherry Health logran proveer muchas de estas ventajas (marca, soporte, capacitación, economías) pero manteniendo tu autonomía. Esto nos lleva al siguiente punto importante: el dinero.
Inversión inicial, costes y rentabilidad de una franquicia dental
Hablemos de dinero, porque al final abrir una clínica dental, franquiciada o no, supone una fuerte inversión. Una de las primeras preguntas que me hice (y que seguro tú también) fue: “¿Cuánto cuesta montar una franquicia dental?”. La respuesta rápida: bastante, aunque varía enormemente según la franquicia y el modelo.
Para darte una idea, las franquicias dentales de gran tamaño (con amplio catálogo de servicios, laboratorios propios, etc.) suelen requerir inversiones iniciales de 200.000 a 500.000 € o más. Por ejemplo, un franquiciado de Vitaldent necesita aportar alrededor de 450.000 € de inversión total, más un canon de entrada de ~30.000 €, para abrir la clínica. En parte por eso Vitaldent busca franquiciados con capacidad financiera sólida, ya que implican clínicas grandes (a veces >180 m², varios gabinetes). Otras franquicias, en cambio, tienen formatos más pequeños o especializados y son más asequibles: por ejemplo, Blankea2 (centrada en blanqueamiento dental) pide unos 15.500 € de inversión total según Franquiciator. Clínicas generalistas medianas como Dental Company rondan inversiones de 120.000 – 165.000 €. Así que hay un rango amplio: desde ~15.000 € en el extremo bajo hasta medio millón de euros en el alto. La mayoría de franquicias integrales de clínicas (con todos los servicios) suelen posicionarse, eso sí, por encima de los 100.000 €. Ten en cuenta que estas cifras suelen incluir la obra de la clínica, equipos, mobiliario, stock inicial, etc., pero no siempre incluyen el IVA, el capital circulante (fondo para operar los primeros meses) ni el coste del local si es en propiedad. Siempre conviene pedir al franquiciador el desglose completo.
Además de la inversión inicial, no olvides los pagos continuos: la franquicia típicamente cobra royalties mensuales, que pueden ser un porcentaje de la facturación (por ejemplo, 5-10% de tus ventas) o una cuota fija, y también un royalty de publicidad para las campañas de marketing nacionales. Estos gastos recurrentes hay que incorporarlos al plan de negocio porque reducen el margen de beneficio neto mensual de tu clínica. Por ejemplo, supongamos que tu clínica factura 50.000 € al mes y tienes un royalty del 5%: son 2.500 € menos de ganancia que van a la central, a cambio del soporte continuo y publicidad. Aun así, muchas franquicias argumentan que gracias a su marca y métodos, tu clínica facturará más de lo que lo haría por libre, compensando con creces esos pagos. Mi recomendación personal es proyectar escenarios realistas de ingresos/gastos con y sin franquicia para evaluar ese equilibrio.
La rentabilidad de una franquicia dental puede ser alta, pero también depende de factores locales (competencia en tu zona, perfil socioeconómico de los pacientes, etc.). Las clínicas dentales bien gestionadas suelen alcanzar el punto de equilibrio (break even) en un plazo de 6 meses a 2 años. He visto casos de franquicias que en 6-8 meses ya cubrían gastos y empezaban a generar beneficios sólidos, gracias a estrategias agresivas de captación de pacientes desde la apertura. Las centrales aportan experiencia para lograr esto rápido. Por ejemplo, Cherry Health, que implementa planes integrales de lanzamiento, reporta que el 80% de sus clínicas clientes alcanzan el break-even en menos de 6 meses. ¡Menos de medio año para empezar a ganar dinero es un resultado excelente en este sector! Claro, esa rapidez se logra optimizando costes, eligiendo ubicaciones rentables y asegurando una agenda llena desde el primer día, cosas en las que tanto una buena franquicia como Cherry Health te ayudan mucho.
En cuanto a beneficios netos, una clínica dental madura puede obtener márgenes del 20-30% sobre facturación sin problema, una vez amortizada la inversión. Algunas franquicias comparten datos promedios: por ejemplo, franquicias pequeñas de estética dental indican que con una facturación anual de ~200.000 € se pueden obtener 50.000 € de beneficio neto (tras pagar royalties y gastos). En franquicias grandes con varios sillones trabajando a pleno rendimiento, la facturación anual puede superar los 1,5 millones €, con beneficios en torno a 300.000 € (cifras orientativas). Como inversionista, es importante preguntar al franquiciador por la cuenta de explotación modelo: cuántos pacientes al día se estiman, ticket medio por paciente, costos de personal, etc., para ver en cuánto tiempo recuperarás tu inversión inicial. La rentabilidad se puede medir en ROI (retorno sobre inversión) o en años para recuperar el capital. En franquicias dentales exitosas, hablar de 3 a 5 años para retorno es razonable. Si una franquicia te dice que en 1 año duplicarás inversión, sé escéptico; y si te dice que tardarás 10 años, quizá no sea muy atractiva.
¿Y qué hay de Cherry Health en términos de costes? La propuesta de Cherry Health es distinta: pagas una cuota fija por sus servicios de puesta en marcha, que suele ser significativamente menor que el canon + royalties totales que pagarías a una franquicia a lo largo de los años. Por ejemplo, en lugar de desembolsar 30k de canon + ceder 5% mensual, quizás pagues una fracción de eso por un servicio integral llave en mano. Y lo mejor: no hay pagos continuos. Tras abrir con su ayuda, el 100% de los beneficios de la clínica son tuyos, ya que no existen royalties. Esto significa que, aunque tus ingresos sean más modestos al inicio por ser nueva marca, cualquier incremento de facturación futuro va íntegramente a tu bolsillo, no tienes “socio oculto” llevándose un porcentaje. La ausencia de cánones continuos hace que a largo plazo la rentabilidad acumulada pueda superar a la de una franquicia, si logras posicionarte bien en tu nicho local.
Como ves, el tema financiero requiere lápiz y calculadora. Mi consejo es que, antes de decidir, estudies bien el plan financiero: inversión total requerida, cómo la vas a financiar (capital propio, préstamo ICO, etc.), cuánto necesitas facturar para cubrir gastos, y qué apoyo ofrece la franquicia (o Cherry Health) para alcanzar esas metas. Con números realistas en mano, podrás determinar si la franquicia te llevará a la rentabilidad esperada en un plazo aceptable.
Principales marcas de franquicias dentales en España
Actualmente, España cuenta con varias cadenas de clínicas dentales franquiciadas. Algunas nacieron aquí y otras son internacionales que han entrado al mercado. Conocer las marcas líderes te ayudará a entender qué ofrecen y qué buscan en un franquiciado. Te comento las más destacadas y mis impresiones sobre cada una:
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Vitaldent: Posiblemente la franquicia dental más conocida en España. Fundada en 1989, creció hasta tener más de 400 clínicas operativas. Ofrece servicios odontológicos integrales: implantes, ortodoncia, estética, etc. Como franquiciado de Vitaldent te beneficias de su enorme reconocimiento de marca (quien más quien menos, todos han visto anuncios de Vitaldent) y su infraestructura desarrollada. Aporta asistencia total en montaje, formación y gestión. La inversión es alta (alrededor de medio millón, como mencionamos) y tradicionalmente han tenido royalties importantes. Vitaldent busca generalmente inversores con capacidad de gestión; de hecho, muchos franquiciados no son dentistas sino empresarios que contratan a odontólogos. En mi opinión, es ideal si quieres apostar por un peso pesado con décadas de experiencia, siempre y cuando tengas el músculo financiero y aceptes ceñirte a sus métodos.
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Sanitas Dental: Es la rama de clínicas dentales de la aseguradora Sanitas. Cuenta con unas 200+ clínicas (propias y franquiciadas) en España. La fortaleza aquí es el vínculo con los seguros dentales de Sanitas: muchos pacientes llegan derivados de las pólizas, lo que garantiza flujo constante. Su modelo combina clínica + seguros, diversificando ingresos. Para el franquiciado, integrarse con Sanitas supone tener automáticamente una cartera de pacientes asegurados en la zona. La inversión varía según formato de clínica, y el perfil suele ser odontólogos emprendedores. En lo personal, valoro mucho cómo Sanitas apuesta por la innovación tecnológica y protocolos clínicos avanzados (tienen convenios científicos, p.ej. con la Federación de Fútbol para proteger a deportistas dentales). Es una franquicia adecuada si aprecias la solidez de pertenecer a un gran grupo sanitario.
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Caredent: Cadena española con más de 20 años, conocida por su lema «la clínica dental a la que van los propios dentistas». Tiene más de 400 clínicas (incluyendo franquicias y clínicas asociadas). Su propuesta es acercar la odontología de calidad a todos los públicos, y presume de una alta rentabilidad para inversores que antes solo parecía al alcance de dentistas. Caredent ofrece tratamientos innovadores y digitales, con seguimiento personalizado al paciente. Según mis colegas, Caredent destaca por la proximidad con el franquiciado: da bastante soporte local y flexibilidad en promociones. La inversión está en un término medio (~120.000 € de inversión total, canon relativamente bajo de 6.000 €), lo cual la hace atractiva para odontólogos jóvenes con ahorros o familiares en el sector. Si buscas una franquicia nacional, de trato cercano y que esté en plena expansión, Caredent es una de las primeras a mirar.
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Dental Company: Nacida en Andalucía en 2009, ha crecido a más de 80 clínicas en poblaciones medianas de toda España. Su lema es «salud dental al alcance de todos». El modelo de Dental Company es interesante: suelen instalarse en localidades de 15.000-30.000 habitantes donde no había gran oferta dental, logrando rápido liderazgo local. No requiere ser dentista para ser franquiciado (ellos ponen el equipo médico), piden implicación en la gestión y cercanía con la comunidad. La inversión ronda 120.000-165.000 € como vimos, con clínicas de tamaño medio (100 m² aprox.). He tenido trato con franquiciados de Dental Company que valoran su modelo llave en mano (te entregan la clínica montada 100%) y el enfoque en zonas con demanda insatisfecha. En contra, al estar enfocada en poblaciones pequeñas, el potencial de facturación puede ser menor que en grandes ciudades – aunque a su vez hay menos competencia directa. La recomiendo si tienes identificado un pueblo o ciudad pequeña donde quieras emprender con el respaldo de un modelo ya testado en ese nicho.
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Campus Dental: Un caso peculiar de franquicia dual: combina clínica dental con centro de formación odontológica. Tiene presencia en varias ciudades y más de 15 años de experiencia. Su modelo ofrece al franquiciado tres fuentes de ingresos: tratamientos dentales, cursos de formación (homologados por el Ministerio de Educación) y alquiler de instalaciones a otros profesionales. Esto diversifica el negocio, haciéndolo más resistente. La inversión está en torno a 120.000 € (canon ~15k). Es una franquicia ideal si te atrae también el campo formativo; por ejemplo, odontólogos que quieran impartir cursos o invertir en educación continua encuentran aquí una propuesta atractiva. Como colega, encuentro valioso cómo Campus Dental se posiciona en dos sectores crecientes a la vez (salud + educación), lo cual pocas franquicias hacen.
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Otras franquicias dentales: Además de las anteriores, existen muchas más opciones especializadas. Por ejemplo, Blankea2 y Blankeat se enfocan en estética dental y blanqueamiento, con inversiones bajas (15k-20k) ideales como autoempleo para higienistas emprendedores. Sonrisa Blanca promete clínica de baja inversión y altos beneficios (dice que con facturación >80k€ puede haber buen margen). LBC Dental y Centro Europeo de Implantología Oral se centran en implantología y cirugía oral, un segmento premium con inversión mediana (175k y 199k respectivamente). Amenta Clínica Dental es otra que mezcla servicios generales con diferenciación en atención al paciente sin barreras, etc. Y podríamos seguir: el mercado tiene propuestas para todos los gustos, desde franquicias low-cost hasta otras muy exclusivas.
Mi recomendación es que, tras informarte, contactes con 2 o 3 franquicias que se alineen con tu proyecto y perfil. Habla con sus responsables, pide el dossier de franquicia, e incluso visita algunas clínicas franquiciadas de esa cadena para ver cómo operan. Así podrás comparar de primera mano qué marca te ofrece la mejor sinergia. No todas las franquicias dentales son iguales: algunas ponen foco en volumen y precios bajos, otras en calidad premium; unas buscan solo inversores, otras prefieren que el franquiciado sea dentista y trabaje en la clínica… Encuentra la que encaje contigo.
(Y recuerda, si tras evaluar marcas decides que ninguna te convence del todo, siempre tienes la alternativa de crear tu propia marca apoyado por consultores como Cherry Health. De ese modo tendrías lo mejor de ambos mundos: tu clínica independiente con tu nombre, pero con expertos que te guían en todo lo que necesita una clínica moderna.)
¿Franquicia dental o clínica independiente? Ventajas e inconvenientes

Esta es la gran pregunta que muchos dentistas se hacen: “¿Me conviene montar una franquicia o voy por libre con mi propia clínica?”. La respuesta depende de tu situación, pero déjame ayudarte comparando pros y contras de cada camino, tal como yo mismo los evalué en su día.
Ventajas de la franquicia (resumiendo lo visto): brand, apoyo, menor riesgo inicial. Inconvenientes principales: coste elevado y pérdida de autonomía. Voy a profundizar en estos inconvenientes, porque a veces en la emoción de franquiciarse no se consideran suficientemente:
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Inversión y pagos recurrentes más altos: Ya hemos hablado de los costes. Montar una clínica independiente también requiere inversión fuerte (un gabinete bien equipado puede costar 100.000 € fácilmente), pero con franquicia aumentan por los cánones. Te pongo un ejemplo sencillo que hice para mí mismo: clínica propia = inversión 150k, sin royalties; franquicia X = inversión 200k + 5% ventas de royalty. A 5 años, si la clínica factura ~300k €/año, habrás pagado otros ~75k en royalties. Sumado al extra de inversión inicial, estarías ~125k € “por detrás” comparado con ser independiente. Obvio, a cambio de ese dinero recibes valor (marca, soporte, etc.), pero hay que saber cuánto te cuesta exactamente. Muchos franquiciados me dicen «podría ganar más si no tuviera que pagar los royalties«. Precisamente, esta es una de las razones por las que Cherry Health está ganando adeptos: ofrece el mismo tipo de ayuda inicial pero sin las ataduras económicas continuas. Pagas un fijo por el servicio de lanzamiento, no cedes parte de tus ingresos, y por tanto tus beneficios a medio plazo pueden ser mayores. Si te molesta la idea de compartir un trozo de la tarta de tu trabajo cada mes, el modelo independiente asistido puede atraerte más.
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Pérdida de libertad y control: Este punto es crucial. Al unirte a una franquicia, renuncias a cierta libertad empresarial. La decoración de la clínica, el uniforme, qué materiales usar, qué tratamientos ofreces y cuáles no, los precios de cada servicio… prácticamente todo viene estipulado. Si la franquicia decide lanzar una promoción nacional de implantes al 50%, tu clínica tendrá que aplicarla, te guste o no, afectando quizá a tu margen. Si mañana quieres probar un nuevo software de gestión, no podrás porque la cadena usa otro. Incluso en la práctica clínica, puede haber protocolos específicos sobre qué implantes colocar o qué laboratorios usar para prótesis. Para algunos profesionales esto no es problema – «me quitan quebraderos de cabeza, yo solo me dedico a atender pacientes«, me decía un amigo franquiciado. Pero para otros puede ser frustrante sentirse encorsetado. En una clínica independiente tú eres el capitán: decides desde el color de las paredes hasta la estrategia de marketing local. Puedes innovar, diferenciarte, adaptar tu oferta a nichos específicos de tu comunidad. Por ejemplo, una clínica propia podría enfocarse en estética de alta gama o en odontopediatría lúdica si detectas esa demanda, sin pedir permiso a nadie. En cambio, las franquicias dentales suelen priorizar la homogeneidad sobre la personalización. Un artículo de Clínica Cuadros destacaba que la “estandarización de protocolos y políticas corporativas… es común en franquicias, con el hándicap que ello supone al adaptarse a las necesidades de cada cliente”. Es decir, el modelo franquicia puede pecar de rígido y no encajar perfectamente con lo que ciertos pacientes locales buscan, mientras que un independiente puede pivotar rápido. Cherry Health aquí vuelve a ser relevante: su filosofía es «la clínica es tuya«. Te asesoran con buenas prácticas, pero la toma de decisiones finales es del odontólogo propietario. Si algo no te convence, no hay imposición. En mi caso, valoré mucho poder construir una identidad de marca propia y no una réplica más de una cadena. Cherry Health me ayudó a crear esa identidad (desde el nombre de la clínica hasta la decoración acorde a mis valores), algo que en franquicia habría sido impensable.
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Relación franquiciador-franquiciado: Otro aspecto que he observado es que dependes del buen hacer del franquiciador. Si la central comete errores estratégicos, tu negocio puede sufrir aunque tú lo hagas bien. Por ejemplo, si mañana la marca franquiciadora tiene una crisis de reputación (recordemos casos sonados en el sector dental como iDental o Dentix, que aunque no eran franquicias, afectaron la confianza en cadenas dentales), tu clínica asociada a ese nombre puede verse salpicada. O si la central cambia políticas que a ti no te convienen, tendrás poco margen de maniobra. Al final, en franquicia estás un poco «casado» con la marca, para lo bueno y lo malo. En cambio, con clínica independiente tú controlas tu reputación y cualquier problema o éxito depende de tu gestión directa. Muchas franquicias son serias, pero nunca falta el comentario de algún franquiciado descontento porque “la central no me apoya suficiente” o “prometieron X y luego no cumplieron del todo”. Por eso es vital elegir bien con quién franquiciarse, evaluando la transparencia y soporte real. Y si no te fías… puedes ser independiente apoyándote en terceros de confianza como Cherry, que actúan más como colaboradores que como jefes.
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Ventas al vender el negocio: Piensa también a futuro. Si montas tu clínica y en 10 años quieres venderla para jubilarte, ¿qué valor tendrá? Una clínica franquiciada suele tener que ser vendida con acuerdo de la central, e incluso quizá sólo a alguien aprobado por ésta. Además, al no poseer tú la marca, el valor de tu clínica como negocio independiente es menor (no puedes vender «la marca Vitaldent de tu ciudad», porque esa marca no es tuya). En una clínica propia, la base de pacientes y el prestigio construido son tuyos y puedes vender ese fondo de comercio libremente al mejor postor. Conozco dentistas que tras años en franquicia lamentaron haber construido «valor de marca» para otro, en lugar de para sí mismos. Es algo a meditar si tu horizonte es largo plazo.
Entonces, ¿qué conviene? Si valoras la seguridad, ir sobre raíles ya trazados, y no te importa ceder control ni un pellizco de beneficios a cambio, una franquicia dental puede ser tu mejor opción. Te permitirá centrarte en la clínica sin reinventar la rueda en gestión. En cambio, si eres de perfil emprendedor autónomo, con una visión propia de cómo debe ser tu clínica ideal, quizás prefieras la independencia. Eso sí, ir independiente no significa ir solo: puedes rodearte de apoyo profesional externo. Aquí es donde destaco la alternativa de Cherry Health una vez más. Este modelo te brinda todo el conocimiento, recursos y acompañamiento para abrir tu clínica (como haría un franquiciador), pero manteniendo tú el timón. En mi caso personal, opté por esta vía híbrida y logré abrir una clínica exactamente a mi gusto, con mis propios protocolos (apoyados por evidencia y consejo de expertos), sin pagar royalties y sin perder calidad en el arranque. Es como tener un socio estratégico que te impulsa, pero sin que se quede con tu negocio luego.
En conclusión, franquicia vs independiente es una balanza entre comodidad vs libertad. No hay una respuesta universal; conozco colegas felices en franquicias potentes, y otros encantados con su consulta boutique independiente. Lo importante es informarse, analizar tu carácter y prioridades, y decidir con conocimiento. Si haces los deberes, la decisión que tomes —sea franquiciarte con una marca top, sea emprender por tu cuenta con ayuda— será la correcta para ti.
Preguntas frecuentes sobre franquicias dentales
¿Cuánto cuesta montar una franquicia dental en España?
El coste puede oscilar entre unos 15.000 € y más de 500.000 €, dependiendo de la franquicia. Las franquicias dentales low-cost o especializadas (por ejemplo, solo blanqueamiento) pueden requerir inversiones inferiores a 20.000 €, ideales para autoempleo. En cambio, cadenas integrales y de gran tamaño (tipo Vitaldent, Sanitas Dental) suelen pedir inversiones elevadas, en el orden de 200k a 500k € para montar una clínica completa con varios gabinetes. A esto hay que sumar el canon de entrada (derecho de uso de marca, puede ir de 5.000 € hasta 30.000 € o más) y disponer de capital circulante para arrancar. Recuerda que aparte de la inversión inicial, la franquicia conlleva pagos mensuales de royalties y publicidad. Por ejemplo, un royalty típico es el 5-7% de la facturación. Es vital solicitar al franquiciador el detalle de inversión inicial + cánones para hacer un presupuesto realista.
¿Necesito ser odontólogo para abrir una franquicia dental?
No necesariamente. Muchas franquicias aceptan inversores no dentistas como franquiciados. En esos casos, te exigen contratar a un director médico y equipo odontológico, y tú te encargas de la gestión empresarial. Por ejemplo, Dental Company explícitamente señala que no necesitas ser odontólogo para tener su franquicia, solo aptitudes de gestión y compromiso con la marca. Otras, como Vitaldent, también han tenido franquiciados que eran empresarios ajenos a la odontología. Dicho esto, algunas cadenas sí prefieren franquiciados odontólogos o al menos del sector salud, porque entienden que aporta conocimiento clínico y trato al paciente de primera mano. Si no eres dentista, no te preocupes: la franquicia te guiará en cómo operar el negocio y tendrás que rodearte de un buen equipo médico. En mi opinión, un franquiciado no dentista debe ser especialmente cuidadoso en seleccionar dentistas de confianza para su clínica, ya que la calidad del servicio dependerá totalmente de ellos. ¿Y si eres dentista? Entonces estás en una posición ideal para franquiciarte ya que aportas tu experiencia clínica y la central te apoyará en complementarla con habilidades de gestión.
¿Qué ganancias obtiene un franquiciado de clínica dental?
Depende del volumen de pacientes y de la estructura de costes, pero una clínica dental bien establecida puede generar un margen neto del 20-30% sobre sus ventas. Por ejemplo, si una clínica factura 50.000 € al mes, podría aspirar a unos 10.000-15.000 € mensuales de beneficio antes de impuestos, una vez cubierta la estructura (materiales, personal, alquiler, royalties, etc.). Al año eso serían ~120k € de beneficio neto potencial en ese escenario. Obviamente las cifras varían: clínicas más pequeñas pueden tener beneficios netos de 3.000-5.000 € al mes, mientras que grandes centros con varios odontólogos trabajando simultáneamente pueden superar los 20.000 € mensuales en ganancias. Lo importante es calcular el punto de equilibrio: cuántos pacientes necesitas atender para cubrir gastos. A partir de ahí, cada paciente adicional se traduce en beneficio (descontando un pequeño costo variable). Según datos del sector, muchas franquicias logran alcanzar ese punto muerto en ~6 meses, a partir del cual empiezan a dar ganancias. Un buen franquiciador te proporcionará estimaciones de ingresos y gastos basadas en la experiencia de sus otras clínicas, lo que te dará una idea de la rentabilidad esperable. Recuerda que en las ganancias de un franquiciado hay que restar los royalties. Si no hubiera que pagarlos (como en un modelo independiente), el beneficio sería mayor; por eso algunos franquiciados sienten que “trabajan una parte del tiempo para la central”. En cualquier caso, bien llevada, una clínica dental franquiciada puede ser muy rentable y recuperar la inversión en pocos años.
¿Qué ventajas tiene una franquicia dental frente a una clínica propia desde cero?
Las principales ventajas son: marca reconocida, modelo de negocio probado, menor riesgo, formación y apoyo continuo, y ahorro de tiempo en montar todo. Al abrir con franquicia ya partes con una marca que la gente conoce y confía, mientras que una clínica nueva debe hacerse su reputación desde cero. También heredas procesos que ya se sabe que funcionan (desde cómo agendar pacientes hasta qué materiales usar), lo cual reduce errores de principiante. El franquiciador te asiste con trámites, montaje, marketing inicial…, tareas engorrosas que tendrías que resolver solo si fueras independiente. Además, entras a formar parte de una red: otros franquiciados con quienes compartir experiencias, la central que te resuelve dudas, etc. A nivel de negociación, la franquicia consigue mejores precios de compra y acuerdos que una clínica sola no obtendría. Y un punto importante: los bancos suelen ver con buenos ojos financiar franquicias, porque las consideran negocios con respaldo y menos riesgo; en cambio, un proyecto propio puede costar más de justificar para un crédito si no tienes historial. En resumen, la franquicia ofrece un camino más guiado y con atajos hacia el éxito, ideal si valoras la seguridad. Ahora bien, la contrapartida son las limitaciones en autonomía y los costes que ya comentamos. No hay algo mejor per se, sino lo que mejor se adapte a tus necesidades y capacidades.
¿Existen alternativas a las franquicias dentales para emprender en odontología?
¡Sí! Además de la opción obvia de abrir una clínica 100% por tu cuenta, hoy en día surgen modelos híbridos que combinan lo mejor de ser independiente con las ventajas de una franquicia. Un ejemplo es Cherry Health (del que hemos hablado a lo largo del artículo). Esta empresa se dedica a ayudar a odontólogos a montar su propia clínica “llave en mano”, aportando todo el soporte (búsqueda de local, obra y equipamiento, plan de negocio, marketing de lanzamiento, formación, etc.) pero sin convertirla en franquicia. La clínica opera con tu propio nombre comercial, tú tienes el control total, y no pagas royalties continuos – Cherry Health gana con la implementación inicial del proyecto, no con tus ingresos futuros. Otras alternativas incluyen clínicas en asociación (varios dentistas se unen para abrir un centro compartiendo gastos) o modelos de franquicias invertidas donde en vez de pagar royalties, compras los insumos a la central (más común en otros países). Incluso algunas aseguradoras montan clínicas colaboradoras donde el odontólogo gestiona pero tiene el flujo de pacientes de la aseguradora. Lo importante es que si la idea de la franquicia tradicional no te convence, no estás obligado a ella para emprender: puedes buscar consultores especializados en clínicas dentales, programas de apoyo al emprendimiento sanitario, o estos nuevos modelos tipo Cherry Health. En lo personal, optar por la vía independiente con apoyo externo fue un acierto: me permitió diferenciar mi clínica con un estilo propio y conservar el 100% de los beneficios, pero nunca me sentí solo en el proceso gracias a contar con asesores expertos. Así que sí, existen alternativas, y vale la pena explorarlas antes de tomar una decisión final.