¿Te has planteado alguna vez franquicias de dentistas para abrir tu propia clínica dental? Yo sí. Cuando decidí emprender en odontología, evalué seriamente la opción de franquiciarme con una cadena dental conocida. La idea de tener una marca reconocida detrás y un modelo probado parecía muy atractiva. En este artículo te hablaré en primera persona de qué implica montar una clínica dental franquiciada, cuáles son sus ventajas reales, sus costos e inversión, las principales marcas de franquicias dentales en España y, muy importante, las alternativas modernas que están surgiendo para emprender en odontología sin los contratiempos de las franquicias tradicionales. Mi objetivo es que, al terminar de leer, tengas claridad total para decidir si una franquicia dental es la mejor opción para ti, o si quizá te conviene más crear tu propia clínica con apoyo experto. ¡Vamos a ello!
¿Qué es una franquicia dental y cómo funciona?
Una franquicia dental es un modelo de negocio donde un odontólogo (o un inversor) abre su clínica bajo el nombre, la marca y los sistemas operativos de una cadena ya establecida. En lugar de empezar desde cero con la clínica «Clínica Dental Tu Nombre«, te unes a una red existente como Vitaldent, Sanitas Dental, Dental Company, Caredent, entre otras. El franquiciador (la empresa dueña de la marca) te proporciona su know-how, el uso de su marca comercial, protocolos clínicos, formación, campañas de marketing e incluso te envía pacientes por seguros o publicidad nacional. A cambio, tú como franquiciado inviertes tu capital para montar la clínica y te comprometes a operarla siguiendo las directrices y estándares que marca la franquicia.
En la práctica, montar una clínica franquiciada significa que tu consulta llevará el nombre y logo de la cadena, y deberás respetar sus normas de servicio, la gama de tratamientos que ofrecen, las tarifas fijadas, el diseño de la clínica, etc. Suele funcionar como un negocio llave en mano: la central franquiciadora te ayuda a buscar el local adecuado, hace el proyecto de obra y decoración conforme a la imagen corporativa, te asesora en la compra de equipamiento odontológico y software, forma a tu personal y lanza campañas publicitarias iniciales en tu zona. Es decir, gran parte de la puesta en marcha viene “prefabricada” por la franquicia, lo cual facilita mucho iniciar la clínica. Recuerdo que, cuando exploré esta opción, me tranquilizaba pensar que no tendría que reinventar la rueda: otros ya habían montado decenas de clínicas iguales, con éxito, y ese camino ya recorrido estaría a mi disposición.
Ahora bien, entrar en una franquicia conlleva compromisos. Por un lado, tendrás que pagar una cuota inicial (canon de entrada) para usar la marca y el modelo, y además abonar royalties mensuales (un porcentaje de tu facturación o una cuota fija) al franquiciador durante la vida del contrato. Por otro lado, tu libertad para tomar decisiones propias será limitada, ya que operas bajo las reglas de la cadena. Si, por ejemplo, quisieras probar una nueva tecnología odontológica o lanzar una promoción especial en tu ciudad, en una franquicia primero necesitas la aprobación de la central para asegurarte de que encaja con su estrategia general. Esta estandarización garantiza uniformidad y calidad homogénea en todas las clínicas de la marca, pero puede sentirse como un corsé si tienes un espíritu muy emprendedor o ideas propias para tu clínica.
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Cherry Health: Aquí es donde modelos alternativos modernos ofrecen algo interesante. Cherry Health no es una franquicia, sino un servicio integral para montar clínicas dentales sin ceder tu autonomía. Te ayudan con todo –diseño de la clínica, obtención de licencias, compra de equipamiento, marketing de apertura, formación en gestión– pero la clínica y la marca serán 100% tuyas desde el primer día. A diferencia de una franquicia clásica, no trabajas bajo su nombre ni pagas royalties continuos; es tu clínica independiente, solo que construida con el apoyo experto de un equipo que ya ha montado decenas de clínicas exitosas. Más adelante te contaré cómo soluciones como Cherry Health resuelven muchos de los problemas típicos de las franquicias dentales, por si buscas una alternativa en la que emprender con apoyo pero con libertad total.
Ventajas de abrir una clínica dental franquiciada
¿Por qué tantos dentistas y empresarios se animan con las franquicias dentales? Hay motivos de peso. Cuando evalué esta opción, identifiqué varias ventajas claras que ofrecen las cadenas frente a emprender completamente solo:
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Marca reconocida y marketing nacional: Al unirte a una franquicia obtienes inmediatamente el tirón de una marca conocida. Los pacientes potenciales ya “conocen” el nombre en tu rótulo, lo que genera confianza instantánea. Cadenas como Vitaldent o Sanitas Dental han invertido millones en publicidad; tú te beneficias de esa reputación sin haber hecho nada. Además, suelen contar con campañas de marketing centralizadas: anuncios en medios, redes sociales, convenios con aseguradoras, etc., gestionados por la central. Esto te ahorra tener que construir tu marca desde cero en tu ciudad. Por ejemplo, es común que la franquicia ya tenga acuerdos para atraer pacientes asegurados o campañas de publicidad digital que incluyen tu clínica. Cherry Health, por su parte, ataca este punto de otra forma: si decides abrir tu clínica con su ayuda, te asesoran para crear tu propia marca (nombre, logo, identidad visual) y posicionarla localmente. No tendrás un nombre conocido a nivel nacional desde el primer día, pero sí expertos dedicados a darte visibilidad y captar pacientes en tu zona. He visto clínicas independientes llenar su agenda desde el primer mes gracias a buenas estrategias de marketing digital –algo en lo que Cherry Health acompaña estrechamente–, demostrando que con apoyo especializado puedes lograr un marketing tan efectivo como el de una gran cadena.
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Modelo de negocio probado y menor riesgo: Emprender siempre conlleva incertidumbre, pero al franquiciarte sigues un camino ya recorrido. Sabes que otras X clínicas de la cadena ya funcionan (Vitaldent, por ejemplo, tiene más de 400 clínicas operativas). Esto significa que los protocolos clínicos y de gestión han sido refinados con la experiencia, reduciendo las probabilidades de fallo. La central normalmente realiza estudios de viabilidad de la ubicación, ayudándote a elegir un local con suficiente demanda y poca competencia. Para mí, esta transferencia de know-how fue muy tranquilizadora cuando lo valoré: sientes que “no vas solo” y que detrás hay un equipo que sabe qué funciona y qué no en una clínica dental. De hecho, según consultoras especializadas, el sector de clínicas dentales en franquicia mueve varios cientos de millones de euros al año en España, señal de que es un mercado consolidado y rentable. Cherry Health también contribuye a minimizar el riesgo, pero desde otro ángulo: actúa como una consultora integral que analiza contigo la ubicación ideal, el perfil de pacientes en tu zona y hace proyecciones financieras conservadoras para tu clínica. La diferencia es que lo hace sin imponer un modelo único; adapta el negocio a tu proyecto y especialidad. En mi experiencia, esa flexibilidad marca la diferencia para quienes queremos emprender con nuestro propio estilo pero con la seguridad de datos y planes sólidos.
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Formación y soporte continuos: Otra gran ventaja de las franquicias es que ofrecen capacitación inicial y apoyo permanente en la gestión. Las franquicias dentales suelen formar al franquiciado en el uso de sus herramientas de gestión, en atención al paciente, normativas sanitarias, etc. Incluso tu personal recibe formación estandarizada en los protocolos de la cadena. Por ejemplo, Dental Company indica claramente que no necesitas ser odontólogo para franquiciarte con ellos: ellos te formarán y guiarán en cómo gestionar el negocio. Muchas centrales asignan supervisores que visitan periódicamente tu clínica para asesorar, detectar áreas de mejora o lanzar nuevas campañas de marketing. En mis primeros meses, tener a alguien con más experiencia a quien llamar cuando surgía un problema operativo no tenía precio. Este acompañamiento es oro, especialmente al arrancar. Cherry Health, en este aspecto, se parece más a una franquicia de lo que parece a simple vista: si abres tu clínica con su soporte, no solo te asesoran al inicio, sino que ofrecen consultorías de gestión y seguimiento continuo una vez abierta. La gran diferencia es que ese apoyo no viene a cambio de un porcentaje de tus ventas, sino incluido en el servicio contratado. Recuerdo que un colega que abrió su clínica con Cherry Health destacaba que, aunque no tenía un “jefe franquiciador”, nunca se sintió solo: el equipo de consultores estaba ahí para cualquier duda incluso pasado el primer año, pero siempre respetando que él tomaba las decisiones finales.
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Economías de escala en compras y servicios: Al pertenecer a una cadena grande, aprovechas el poder de compra conjunto. Los franquiciados suelen beneficiarse de acuerdos con proveedores: material dental más barato, prótesis con tarifas especiales en laboratorios, maquinaria y tecnología a mejor precio, etc. Es común que la central negocie descuentos por volumen en la compra de implantes, ortodoncias, software de gestión, publicidad, etc., y los traslade a sus clínicas. También suelen proporcionarte herramientas ya desarrolladas: plantillas de publicidad, página web integrada, sistemas informáticos compartidos… todo eso reduce costes y tiempo. Un franquiciado me comentó una vez que solo por el descuento en materiales que obtenía gracias a la franquicia, ya le merecía la pena pagar el royalty. En cambio, en una clínica independiente pura tendrías que negociar tú solo con cada proveedor y partir de cero en todo. Cherry Health, si bien tu clínica es independiente, también aprovecha economías de escala en tus compras iniciales: ellos se encargan de la obra y equipamiento llave en mano, comprando sillones odontológicos, aparatología de última generación, mobiliario, etc., para múltiples proyectos a la vez. Gracias a ese volumen, consiguen precios muy competitivos que difícilmente lograríamos los dentistas comprando individualmente. Cuando comparé presupuestos por mi cuenta vs los que obtiene Cherry Health en equipamiento, la diferencia era notable: monté mi clínica con costes menores de los que hubiera logrado solo, sin perder calidad.
En resumen, franquiciarse en el sector dental aporta respaldo, marca y reducción de incertidumbre, lo que puede allanar mucho el camino si es tu primera clínica o no tienes experiencia empresarial. Es como jugar un partido empezando con ventaja: aprovechas una receta de éxito ya probada. Y aunque aquí nos centramos en franquicias, recalco que nuevos modelos como Cherry Health logran proveer muchas de estas ventajas (marca, soporte, formación, economías) pero manteniendo tu autonomía total. Esto nos lleva al siguiente punto importante: el dinero.

Inversión inicial y rentabilidad de una franquicia dental
Hablemos de números, porque al final abrir una clínica dental –sea franquicia o no– supone una inversión fuerte. Una de las primeras preguntas que me hice (y que seguro tú también) fue: “¿Cuánto cuesta montar una franquicia dental?”. La respuesta rápida: bastante dinero, aunque varía mucho según la franquicia y su modelo.
Para darte una idea, las franquicias dentales de gran tamaño (con clínicas grandes y todos los servicios) suelen requerir inversiones iniciales en torno a 200.000 a 500.000 € o más. Por ejemplo, un franquiciado de Vitaldent necesita aportar alrededor de 450.000 € de inversión total, más un canon de entrada de ~30.000 €, para abrir la clínica. En parte por eso Vitaldent busca franquiciados con músculo financiero importante, ya que implican clínicas amplias (a veces locales de >180 m² y varios gabinetes equipados). En el extremo opuesto, hay franquicias más pequeñas o especializadas que resultan mucho más asequibles: por ejemplo, Blankea2 (cadena enfocada solo en blanqueamientos dentales) pide unos 15.500 € de inversión total, según datos de portales de franquicias, al ser un modelo de gabinete pequeño tipo kiosko de estética dental. Una clínica generalista mediana como Dental Company ronda inversiones de 120.000 – 165.000 €. En medio hay de todo: podemos decir que la mayoría de franquicias integrales de clínicas (las que ofrecen todos los tratamientos) suelen posicionarse por encima de los 100.000 € de inversión inicial. Estas cifras típicamente incluyen la obra de adecuación de la clínica, los equipos odontológicos, el mobiliario, el stock inicial de materiales y a veces el marketing de lanzamiento, pero ojo: no siempre incluyen el IVA, ni el capital circulante (dinero de reserva para operar los primeros meses en caso de pérdidas), ni el coste de comprar el local si decidieras comprar en vez de alquilar. Siempre conviene pedir al franquiciador un desglose claro de qué cubre exactamente la inversión inicial estimada para evitar sorpresas.
Además de la inversión inicial, hay que considerar los pagos continuos: casi todas las franquicias cobran royalties mensuales. Estos pueden ser un porcentaje de la facturación (por ejemplo, 5-10% de tus ventas cada mes) o una cuota fija mensual, además de un posible royalty de publicidad para costear las campañas de marketing nacionales de la marca. Estos gastos recurrentes debes incorporarlos a tu plan de negocio porque reducen el margen de beneficio neto de tu clínica mes a mes. Por ejemplo, supongamos que tu clínica factura 50.000 € al mes y el royalty es del 5%: significan 2.500 € menos de ganancia que van a la central cada mes, a cambio de su soporte y publicidad. Las franquicias argumentan (y con razón, a veces) que gracias a su marca y métodos tu clínica facturará más de lo que lograría por libre, compensando con creces esos pagos. Aun así, mi recomendación personal es hacer números realistas de ingresos y gastos con y sin franquicia para valorar ese equilibrio. Yo lo hice y me ayudó mucho: comparé un escenario “clínica propia” vs “clínica franquiciada” en Excel, y así pude ver cuántos pacientes extra necesitaba atraer la franquicia para justificar los royalties que pagaría.
La rentabilidad de una franquicia dental puede ser alta, pero depende de muchos factores, incluidos los locales: competencia en tu zona, nivel socioeconómico de tus pacientes, capacidad de gestión, etc. En general, una clínica dental bien gestionada suele alcanzar el punto de equilibrio (break-even, cuando los ingresos ya cubren todos los gastos) en un plazo de 6 meses a 2 años. He visto casos de franquicias que en 6-8 meses ya cubrían gastos y empezaban a dar beneficios sólidos, gracias a estrategias agresivas de captación de pacientes desde la apertura y al respaldo financiero para aguantar esos primeros meses. Las centrales franquiciadoras aportan experiencia para lograr este arranque rápido. Por ejemplo, Cherry Health –que implementa planes integrales de lanzamiento para clínicas nuevas– reporta que el 80% de sus clínicas cliente alcanzan el break-even en menos de 6 meses. ¡Menos de medio año para empezar a ganar dinero! Eso es un resultado excelente en este sector. Claro, esa rapidez se logra optimizando costes, eligiendo ubicaciones muy rentables y asegurando una agenda llena desde el día uno… cosas en las que tanto una buena franquicia como Cherry Health te ayudan mucho.
En cuanto a beneficios netos, una vez superada la fase inicial, una clínica dental madura puede obtener márgenes del 20-30% sobre la facturación sin problema (es decir, de cada 100 € ingresados, quedarían 20-30 € de beneficio antes de impuestos). Algunas franquicias aportan datos promedio para atraer inversores: por ejemplo, cadenas pequeñas de estética dental indican que con una facturación anual de ~200.000 € se pueden obtener ~50.000 € de beneficio neto (tras pagar royalties y gastos). En franquicias grandes con varios sillones funcionando a tope, la facturación anual puede superar los 1,5 millones €, con beneficios en torno a 300.000 € anuales según casos que he conocido. Como inversor, es importante preguntar al franquiciador por la cuenta de explotación modelo: cuántos pacientes estiman al día, ticket medio por paciente, costos de personal, etc., para ver en cuánto tiempo recuperarás tu inversión inicial. La rentabilidad se suele medir en ROI (retorno sobre inversión) o en años para recuperar el capital. En franquicias dentales exitosas, hablar de recuperar la inversión en 3 a 5 años es razonable. Si una franquicia te promete que en 1 año duplicarás tu inversión, sé escéptico; y si te dice que tardarás 10 años, quizá no sea muy atractiva.
¿Y qué hay de Cherry Health en términos de costes? La propuesta de Cherry Health es distinta a la franquicia: pagas una cuota fija por sus servicios de puesta en marcha, que suele ser significativamente menor que la suma del canon inicial + todos los royalties que pagarías a una franquicia a lo largo de los años. Por ejemplo, en vez de desembolsar 30.000 € de canon y luego ceder un 5% mensual de tus ingresos, con Cherry pagarías una fracción de eso por un servicio integral llave en mano para montar tu clínica. Y lo mejor: no hay pagos continuos. Tras abrir con su ayuda, el 100% de los beneficios de la clínica son tuyos, ya que no existen royalties ni cuotas mensuales. Esto significa que, aunque tus ingresos iniciales puedan ser más modestos al no tener una marca conocida, cualquier incremento futuro de facturación va íntegramente a tu bolsillo –no tendrás un “socio oculto” llevándose un porcentaje de por vida. La ausencia de cánones continuos hace que a largo plazo la rentabilidad acumulada de tu clínica independiente pueda superar a la de una franquicia, siempre que logres posicionarte bien en tu área. Es un factor clave a tener en cuenta: a veces, el modelo franquicia acelera el arranque pero también se queda con un pellizco permanente de tus ganancias.
Como ves, el tema financiero requiere sacar lápiz y calculadora. Mi consejo es que, antes de decidir, elabores un plan financiero detallado: cuánta inversión total necesitas, cómo la vas a financiar (ahorros, préstamo bancario ICO, etc.), cuánto debes facturar para cubrir gastos, y qué apoyo ofrece la franquicia (o Cherry Health) para alcanzar esos números. Con cifras realistas en mano, podrás determinar si la franquicia te llevará a la rentabilidad que esperas en un plazo razonable, o si preferirías invertir ese dinero en tu propia clínica con otro tipo de ayuda.

Principales franquicias dentales en España
En España tenemos varias cadenas de clínicas dentales franquiciadas, cada una con su estilo. Algunas nacieron aquí y otras son internacionales que han entrado en el mercado. Conocer las marcas líderes te ayudará a entender qué ofrecen y qué buscan en un franquiciado. Te comento las más destacadas y mis impresiones sobre cada una:
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Vitaldent: Posiblemente la franquicia dental más conocida en España. Fundada en 1989, creció hasta tener más de 400 clínicas operativas por todo el país. Ofrece servicios odontológicos integrales: implantología, ortodoncia, estética dental, odontopediatría, etc. Como franquiciado de Vitaldent te beneficias de su enorme reconocimiento de marca (¿quién no ha visto anuncios de Vitaldent alguna vez?) y de su infraestructura desarrollada. La central aporta asistencia total en la puesta en marcha, formación del personal y gestión diaria. La inversión es alta (alrededor de medio millón de euros, como mencionamos) y tradicionalmente tienen royalties importantes. Vitaldent suele buscar inversores con capacidad financiera y dotes de gestión; de hecho, muchos franquiciados de Vitaldent no son dentistas, sino empresarios que contratan a odontólogos para el día a día clínico. En mi opinión, Vitaldent es ideal si quieres apostar por el peso pesado del sector con décadas de experiencia, siempre y cuando tengas músculo financiero y aceptes ceñirte a sus métodos y estándares estrictos.
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Sanitas Dental: Es la rama de clínicas dentales de la aseguradora médica Sanitas (parte del grupo Bupa). Cuenta con unas 200+ clínicas, entre propias y franquiciadas, en España. Su gran fortaleza es el vínculo con los seguros dentales de Sanitas: muchos pacientes llegan derivados de pólizas de seguro dental que la compañía ofrece, garantizando un flujo constante de clientes. Su modelo combina clínica dental + cartera de pacientes asegurados, diversificando ingresos. Para el franquiciado, integrarse con Sanitas supone tener automáticamente una base de pacientes en la zona (los asegurados de Sanitas de tu área suelen acudir a tu clínica). La inversión varía según el formato de clínica, y suelen preferir perfiles de franquiciado que sean odontólogos emprendedores o profesionales sanitarios, aunque también admiten inversores. En lo personal, valoro mucho cómo Sanitas apuesta por la innovación tecnológica y protocolos clínicos avanzados; al pertenecer a un gran grupo sanitario, están al día en nuevas técnicas y cuentan con soporte científico (sé que tienen convenios, por ejemplo, con la Federación de Fútbol para proteger la salud dental de deportistas). Es una franquicia adecuada si aprecias la solidez de pertenecer a un gigante de la salud y tener pacientes asegurados desde el día uno.
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Caredent: Cadena española fundada hace más de 20 años, conocida por su lema “la clínica dental a la que van los propios dentistas”. Ha crecido hasta tener más de 400 clínicas (entre franquicias y clínicas asociadas). Su propuesta es acercar la odontología de calidad a todos los públicos, con un modelo empresarial que promete alta rentabilidad a inversores que antes solo parecía al alcance de los dentistas propietarios. Caredent ofrece tratamientos innovadores y digitales, con seguimiento personalizado de cada paciente para fidelizarlos. Por colegas que conozco, Caredent destaca por la proximidad con el franquiciado: da bastante soporte local, flexibilidad en promociones adaptadas a cada zona, y un trato cercano casi familiar. La inversión es media (alrededor de 120.000 € de inversión total, con un canon de entrada relativamente bajo de 6.000 €), lo cual la hace atractiva para odontólogos jóvenes con algunos ahorros o para clínicas familiares. Si buscas una franquicia nacional de trato cercano, que esté en plena expansión pero mantenga cierto toque personal, Caredent es de las primeras a mirar.
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Dental Company: Nacida en Andalucía en 2009, ha crecido a más de 80 clínicas en poblaciones medianas y pequeñas de toda España. Su lema es “salud dental al alcance de todos”. El modelo de Dental Company es interesante porque suelen instalarse en localidades de 15.000-30.000 habitantes donde antes no había gran oferta dental, logrando un rápido liderazgo local. No requieren que el franquiciado sea dentista (ellos te ayudan a encontrar y contratar el equipo médico), pero sí piden implicación en la gestión y cercanía con la comunidad. La inversión ronda 120.000-160.000 €, como vimos, para clínicas de tamaño medio (100 m² aproximadamente, 2-3 gabinetes). He tratado con franquiciados de Dental Company que valoran mucho su modelo llave en mano (te entregan la clínica montada 100%) y el enfoque en zonas con demanda insatisfecha, donde rápidamente se convierten en la clínica de referencia. ¿Pegas? Al centrarse en poblaciones pequeñas, el potencial de facturación puede ser menor que en una gran ciudad –aunque a cambio hay menos competencia directa, claro. Recomendaría Dental Company si tienes identificada una localidad pequeña o mediana donde quieras emprender y valoras tener el respaldo de un modelo ya testado específicamente en ese nicho de mercado local.
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Campus Dental: Un caso peculiar de franquicia dual, porque combina clínica dental con centro de formación odontológica. Tienen más de 15 años de experiencia y presencia en varias ciudades de España. Su modelo ofrece al franquiciado tres fuentes de ingresos: por un lado los tratamientos dentales en sus clínicas (como cualquier cadena), por otro cursos de formación para odontólogos (cursos homologados por el Ministerio de Educación, ya que tienen una rama de academia), y además el alquiler de sus instalaciones a otros profesionales sanitarios fuera de horas. Esto diversifica muchísimo el negocio, haciéndolo más resistente a altibajos. La inversión está en torno a 120.000 € (canon ~15.000 €). Es una franquicia ideal si te atrae también el campo formativo; por ejemplo, para odontólogos que quieran impartir cursos o inversores interesados en educación continua es una propuesta única. Personalmente encuentro valioso cómo Campus Dental se posiciona en dos sectores a la vez (salud y educación), lo cual pocas franquicias hacen, y puede resultar en sinergias interesantes. Eso sí, como franquiciado debes estar dispuesto a gestionar tanto una clínica como un centro formativo, con todo lo que ello conlleva.
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Otras franquicias dentales: Además de las anteriores, el mercado ofrece muchas más opciones especializadas o locales. Por ejemplo, Blankea2 (y su competidora Blankeat) se enfocan en estética dental de baja inversión (solo blanqueamientos y servicios rápidos), ideales como autoempleo para higienistas o dentistas emprendedores que quieren empezar con algo pequeño. Sonrisa Blanca es otra franquicia orientada a estética con inversión reducida que promete alta rentabilidad con un modelo simplificado. LBG Dental propone un modelo diferente: técnicamente no es una franquicia al uso sino que la empresa matriz se asocia al 50% en cada clínica con el inversor, compartiendo propiedad y beneficios, lo cual reduce el desembolso inicial (pero también tus ganancias, al repartirlas a medias). Centro Europeo de Implantología Oral se centra en clínicas especializadas en cirugía e implantes, un segmento premium con inversiones medianas (rondando 180-200k €) pero alta rentabilidad en tratamientos de implantes de alta gama. Amenta Clínica Dental es otra cadena española que apuesta por combinar todos los servicios generales con una filosofía de atención transparente y sin técnicas de marketing agresivo; su inversión está en torno a 160k €. Incluso hay marcas internacionales recién llegadas, como Dentakay, de origen extranjero, que ofrecen su franquicia en España aportando su experiencia en turismo dental y tratamientos avanzados. Como ves, hay franquicias para todos los gustos: desde modelos low-cost centrados en un solo servicio hasta redes muy exclusivas y completas.
Mi recomendación es que, tras informarte bien, contactes con 2 o 3 franquicias que se alineen con tu proyecto y perfil. Habla con sus responsables, pide el dossier detallado de franquicia, y si puedes visita clínicas franquiciadas existentes de esas marcas para ver in situ cómo operan. Así podrás comparar de primera mano qué cadena te ofrece la mejor sinergia con tus objetivos. Ten en cuenta que no todas las franquicias dentales son iguales: algunas ponen foco en volumen y precios bajos, otras en calidad premium; unas buscan solo inversores, otras prefieren que el franquiciado sea odontólogo y trabaje personalmente en la clínica; unas dejan margen para iniciativas locales y otras son muy rígidas en sus políticas… Se trata de encontrar la que encaje contigo y con lo que tú quieres para tu vida profesional.
(Y recuerda: si tras evaluar varias marcas sientes que ninguna te convence del todo, siempre tienes la alternativa de crear tu propia marca apoyado por consultores independientes como Cherry Health. De ese modo obtendrías lo mejor de ambos mundos: tu clínica con identidad propia, pero con expertos guiándote en todo lo que necesita una clínica moderna para tener éxito, sin las ataduras de una franquicia tradicional.)

¿Franquicia dental o clínica independiente? Comparativa de inconvenientes
Esta es la gran pregunta que muchos dentistas se hacen antes de dar el paso: “¿Me conviene montar una franquicia dental o es mejor ir por libre con mi propia clínica?”. La respuesta depende de tu situación personal y tus prioridades, pero déjame ayudarte comparando los pros y contras de cada camino, tal como yo mismo los evalué en su día. Ya hemos resumido las ventajas de la franquicia (respaldo de marca, soporte, menor riesgo inicial), así que voy a profundizar sobre todo en los inconvenientes principales de las franquicias en comparación con emprender por cuenta propia:
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Mayor coste y pagos recurrentes: Montar una clínica independiente también requiere una inversión fuerte (un solo gabinete bien equipado puede costar fácilmente 100.000 €), pero con franquicia esos costes aumentan por los cánones y royalties. Un ejemplo sencillo que calculé para mí:
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Clínica propia independiente = inversión inicial ~150k €, sin royalties mensuales.
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Franquicia X = inversión inicial ~200k € + 5% de tus ventas en royalties mensuales.
A cinco años vista, si la clínica factura ~300k € al año, con la franquicia habrás pagado unos ~75k € extra en royalties. Sumado al extra de inversión inicial, estarías unos 125.000 € “por detrás” en dinero comparado con ser independiente. Obviamente, a cambio de ese dinero la franquicia te brinda valor (marca, soporte, etc.), pero hay que cuantificar cuánto te cuesta exactamente ese apoyo. Muchos franquiciados con los que hablo suelen admitir: «Podría ganar más si no tuviera que pagar los royalties». Precisamente esta es una de las razones por las que modelos como Cherry Health están ganando adeptos: ofrecen el mismo tipo de ayuda inicial pero sin ataduras económicas continuas. Pagas un fijo por el servicio de lanzamiento, no cedes parte de tus ingresos cada mes, y por tanto tus beneficios a medio plazo pueden ser mayores. Si te incomoda la idea de compartir un pedazo de la tarta de tu trabajo cada mes, el modelo independiente asistido (tipo Cherry) puede atraerte más.
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Pérdida de libertad y control: Este punto es crucial. Al unirte a una franquicia, renuncias a cierta libertad empresarial en tu clínica. La decoración del local, el uniforme del personal, qué materiales usar, qué tratamientos ofreces (y cuáles no), los precios de cada servicio… prácticamente todo viene estipulado por la central. Si la franquicia decide lanzar una promoción nacional de implantes al 50%, tu clínica tendrá que aplicarla te guste o no, afectando quizá a tu margen local. Si mañana quieres probar un nuevo software de gestión, no podrás porque la cadena usa otro estandarizado. Incluso en la práctica clínica puede haber protocolos específicos (por ejemplo, qué implante o qué laboratorio de prótesis debes usar). Para algunos colegas esto no es problema –“me quitan quebraderos de cabeza, yo solo me dedico a atender pacientes”, me decía un amigo franquiciado–. Pero para otros puede ser frustrante sentirse encorsetados. En una clínica independiente tú eres el capitán del barco: decides desde el color de las paredes hasta la estrategia de marketing local. Puedes innovar, diferenciarte, adaptar tu oferta a nichos específicos de tu comunidad. Por ejemplo, una clínica propia podría enfocarse en estética dental de alta gama, o en odontopediatría con enfoque lúdico, si detectas esa demanda en tu zona, sin pedir permiso a nadie. En cambio, las franquicias dentales suelen priorizar la homogeneidad sobre la personalización. Un artículo de una clínica independiente (Clínica Cuadros) destacaba que “la estandarización de protocolos y políticas corporativas es común en franquicias, con el hándicap que ello supone al adaptarse a las necesidades de cada paciente”. Es decir, el modelo franquicia puede pecar de rígido y no encajar perfectamente con lo que ciertos pacientes locales buscan, mientras que un independiente puede pivotar rápido cuando nota una tendencia. Cherry Health, de nuevo, es relevante aquí: su filosofía es “la clínica es tuya”. Te asesoran con las mejores prácticas, sí, pero tú tomas las decisiones finales. Si algo no te convence, no hay imposición. En mi caso, valoré muchísimo poder construir una identidad de marca propia y no ser una copia más de una cadena; Cherry Health me ayudó a crear esa identidad (desde el nombre de la clínica hasta la decoración acorde a mis valores), cosa que en franquicia habría sido impensable.
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Dependencia del franquiciador: Otro aspecto que he observado es que tu destino queda ligado al buen hacer de la central franquiciadora. Si la empresa dueña de la marca comete errores estratégicos, tu negocio puede sufrir aunque tú lo estés haciendo bien localmente. Por ejemplo, si mañana la marca tiene una crisis de reputación (recordemos casos sonados en el sector dental español como iDental o Dentix; si bien no eran franquicias, su caída afectó a la confianza del público en las cadenas dentales en general), tu clínica asociada a ese nombre puede verse salpicada sin comerlo ni beberlo. O si la central cambia políticas que a ti no te convienen (por ejemplo, sube precios, cambia proveedores, etc.), tendrás poco margen para desviarte. Al final, en franquicia estás un poco “casado” con la marca, para lo bueno y lo malo. En cambio, con una clínica independiente tú controlas tu reputación y cualquier problema o éxito depende principalmente de tu gestión directa. Es cierto que muchas franquicias son serias, pero nunca falta el comentario de algún franquiciado descontento porque “la central no me apoya suficiente” o “prometieron X y luego no cumplieron del todo”. Por eso es vital elegir bien con quién franquiciarse y hablar con franquiciados actuales antes de firmar, para evaluar la transparencia y soporte real de la central. Y si no te fías… siempre puedes ser independiente apoyándote en terceros de confianza como Cherry, que actúan más como colaboradores expertos que como jefes.
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Al vender el negocio, menor libertad: Piensa también en el futuro a largo plazo. Si montas tu clínica y en 10-15 años quieres venderla (traspasarla) para jubilarte o cambiar de rumbo, ¿qué valor tendrá ese negocio? En el caso de una clínica franquiciada, normalmente necesitarás el visto bueno de la central para vender, e incluso es posible que solo puedas venderla a alguien aprobado por la franquicia (o la propia franquicia podría recomprarla según contrato). Además, al no poseer tú la marca, el valor de tu clínica como negocio independiente es menor: no puedes vender “la marca Vitaldent de tu ciudad”, porque esa marca no es tuya; solo venderías la base de pacientes y equipamiento, pero el nombre comercial seguiría perteneciendo a Vitaldent. En cambio, una clínica propia e independiente tiene un fondo de comercio que es realmente tuyo (pacientes fidelizados, prestigio local, identidad de marca propia), y puedes vender ese activo libremente al mejor postor. Conozco dentistas que tras años en franquicia lamentaron haber construido “valor de marca” para otro en lugar de para sí mismos. Es algo a meditar si tu horizonte es a largo plazo: en una franquicia, parte de lo que construyas siempre será propiedad de la cadena.
En conclusión, la franquicia vs clínica independiente es una balanza entre comodidad vs libertad. Una franquicia dental puede ser tu mejor opción si valoras la seguridad y el camino guiado, y no te importa ceder control ni un pellizco de beneficios a cambio. Te permitirá centrarte en la clínica sin tener que reinventar la rueda en la gestión. En cambio, si tienes perfil de emprendedor autónomo, con una visión muy propia de cómo debe ser tu clínica ideal, quizás prefieras la independencia. Eso sí, independiente no significa estar solo: puedes rodearte de apoyo profesional externo. Aquí destaco una vez más la alternativa de Cherry Health: este modelo te brinda todo el conocimiento, recursos y acompañamiento para abrir tu clínica (como haría un franquiciador), pero manteniendo tú el timón en todo momento. En mi caso personal, opté por esta vía híbrida y logré abrir una clínica exactamente a mi gusto, con mis propios protocolos (eso sí, apoyados por la evidencia científica y el consejo de expertos), sin pagar royalties y sin perder calidad en el arranque. Fue como tener un socio estratégico que me impulsó, pero sin que luego se quedase con mi negocio.
En definitiva, conozco colegas felices en franquicias potentes, y otros encantados con su consulta independiente tipo boutique. No hay una respuesta universal; lo importante es informarse a fondo, analizar tu carácter y prioridades, y tomar la decisión con conocimiento de causa. Si haces los deberes –ya sea franquiciarte con una marca top, o emprender por tu cuenta con ayuda externa– podrás dormir tranquilo sabiendo que has elegido la opción adecuada para ti.

Preguntas frecuentes sobre franquicias de dentistas
¿Cuánto cuesta montar una franquicia dental en España?
El coste de abrir una franquicia dental puede oscilar entre unos 15.000 € y más de 500.000 €, dependiendo de la franquicia y el formato de clínica. Las franquicias dentales low-cost o muy especializadas (por ejemplo, solo blanqueamiento dental) pueden requerir inversiones inferiores a 20.000 €, lo cual resulta ideal para profesionales que buscan autoempleo con poco capital. En cambio, las cadenas integrales de clínicas dentales de gran tamaño (tipo Vitaldent, Sanitas Dental) suelen pedir inversiones elevadas, del orden de 200.000 a 500.000 € para montar una clínica completa con varios gabinetes y tecnología punta. A ese monto inicial hay que sumar el canon de entrada (el derecho a uso de la marca, que puede ir desde unos 5.000 € en franquicias pequeñas hasta 30.000 € o más en las grandes) y disponer de capital circulante para los primeros meses. Recuerda que aparte de la inversión inicial, la franquicia conlleva pagos mensuales de royalties y publicidad. Un royalty típico en el sector dental está entre el 5% y 7% de la facturación (aunque algunas franquicias cobran un fijo al mes). Por ejemplo, si facturas 40.000 € mensuales y el royalty es 6%, pagarías 2.400 € al mes a la central. Es vital solicitar al franquiciador el detalle completo de la inversión inicial y de los cánones periódicos para elaborar un plan de negocio realista antes de comprometerte.
¿Necesito ser odontólogo para abrir una franquicia dental?
No necesariamente. Muchas franquicias dentales aceptan inversores no dentistas como franquiciados. En esos casos, obviamente te exigirán contratar a un director médico y a un equipo de odontólogos para la clínica, mientras tú te encargas más de la gestión empresarial. Por ejemplo, Dental Company explícitamente señala que no necesitas ser odontólogo para tener su franquicia; buscan perfiles gestores que se encarguen del negocio mientras ellos proporcionan los protocolos clínicos y ayudan a reclutar al personal sanitario. Vitaldent también ha tenido franquiciados que eran principalmente empresarios ajenos a la odontología. Dicho esto, algunas cadenas sí prefieren franquiciados odontólogos (o al menos profesionales del sector salud), porque entienden que aporta un conocimiento clínico y una cercanía al paciente muy valiosos. Si no eres dentista, no te desanimes: la franquicia te guiará en cómo operar la clínica y tú tendrás que rodearte de un buen equipo médico de confianza. En mi opinión, un franquiciado no odontólogo debe ser especialmente cuidadoso en seleccionar dentistas de primera línea para su clínica, ya que la calidad del servicio y la reputación dependerán de ellos. ¿Y si eres dentista? Entonces estás en una posición ideal para franquiciarte, ya que aportas tu experiencia clínica del día a día, y la central te apoyará complementándola con formación en gestión, marketing, etc. De hecho, muchos dentistas franquiciados valoran la franquicia justamente porque les libera de tareas empresariales que desconocen y les permite centrarse en la odontología.
¿Qué ganancias obtiene un franquiciado de clínica dental?
Depende del volumen de pacientes que atienda y de la estructura de costes de la clínica, pero una clínica dental franquiciada que esté funcionando bien puede generar un margen neto del 20-30% sobre sus ventas. Por ejemplo, si una clínica factura 50.000 € al mes, podría aspirar a unos 10.000-15.000 € mensuales de beneficio antes de impuestos, una vez cubiertos todos los gastos (materiales, personal, alquiler, royalties, etc.). Al año, eso serían aproximadamente 120.000-180.000 € de beneficio neto potencial en ese escenario. Obviamente las cifras varían mucho: clínicas más pequeñas (1 sillón) pueden tener beneficios netos más modestos, del orden de 3.000-5.000 € al mes, mientras que grandes centros con varios odontólogos trabajando simultáneamente pueden superar los 20.000 € mensuales en ganancias una vez consolidados. Lo importante es calcular el punto de equilibrio de tu clínica: es decir, cuántos pacientes o qué facturación mensual necesitas para cubrir todos los gastos fijos. A partir de ahí, cada paciente adicional se traduce mayormente en beneficio (descontando solo los costes variables de atenderlo). Según datos del sector, muchas franquicias logran que sus clínicas alcancen ese punto muerto en ~6-12 meses, a partir del cual empiezan a dar ganancias puras. Un buen franquiciador te proporcionará estimaciones financieras basadas en la experiencia promedio de sus otras clínicas para que sepas qué resultados esperar. Ten en cuenta que en las ganancias de un franquiciado hay que restar los royalties, o sea, una parte de tu ganancia se la lleva la central todos los meses. Si no hubiera que pagarlos (como en un modelo independiente), ese porcentaje extra sería para ti; por eso algunos franquiciados sienten que “trabajan una parte del tiempo para la central”. En cualquier caso, si la clínica está bien gestionada, una franquicia dental puede ser muy rentable y permitirte recuperar la inversión en pocos años, que es el objetivo.
¿Qué ventajas tiene una franquicia dental frente a una clínica propia desde cero?
Las principales ventajas ya las hemos comentado, pero resumamos: una franquicia dental te da marca reconocida, un modelo de negocio probado, menor riesgo al emprender, formación y apoyo continuo, y te ahorra mucho tiempo en montar todo desde cero. Cuando abres con franquicia, ya partes con una marca que la gente conoce y en la que confía, mientras que una clínica nueva independiente tiene que construirse una reputación desde la nada. También heredas procesos y sistemas que ya se sabe que funcionan (desde cómo agendar pacientes hasta qué materiales usar), lo cual reduce los errores de principiante y acelera el rodaje del negocio. El franquiciador te asiste con trámites burocráticos, el diseño de la clínica, la campaña de marketing inicial…, un montón de tareas engorrosas que tendrías que resolver tú solo si fueras por libre. Además, entras a formar parte de una red: tienes otros franquiciados con quienes compartir experiencias y una central a la que consultar dudas, no te sientes solo. A nivel de costes, la franquicia consigue mejores precios de compra y acuerdos que una clínica independiente difícilmente obtendría (por ejemplo, descuentos en materiales, publicidad conjunta, acuerdos con aseguradoras). Y un punto importante: los bancos suelen ver con buenos ojos financiar la apertura de franquicias, porque consideran que al tener el respaldo de una marca y un histórico, el negocio tiene menos riesgo; en cambio, un proyecto propio nuevo puede ser más difícil de justificar ante el banco si no tienes un buen plan y avales. En resumen, la franquicia ofrece un camino más guiado y con atajos hacia el éxito, ideal si valoras la seguridad y minimizar riesgos. Ahora bien, la contrapartida son las limitaciones en autonomía y los costes adicionales que ya comentamos. No es que una opción sea intrínsecamente mejor que la otra, sino que depende de lo que tú priorices: seguridad y estructura (franquicia) vs. libertad y control total (propia).
¿Cuáles son las franquicias dentales más populares en España?
Actualmente, algunas de las franquicias de clínicas dentales más conocidas en España son las siguientes:
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Vitaldent: pionera y líder en número de clínicas, muy reconocida por el público general.
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Sanitas Dental: respaldada por la aseguradora Sanitas, con cientos de clínicas y pacientes de seguros.
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Clínicas Vivanta: (anteriormente Grupo Unidental y otros) con muchas clínicas integrales, aunque ojo, Vivanta opera más como clínica corporativa que como franquicia típica.
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Caredent: red de clínicas en expansión con más de 20 años en el mercado español.
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Dental Company: centrada en poblaciones pequeñas/medianas, con fuerte crecimiento en zonas rurales y semiurbanas.
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Campus Dental: destaca por su modelo dual de clínica + formación, única en su tipo.
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Otros nombres locales: Amenta, Septodont (Séptima Dental), Clínicas Solución Dental, Dentakay (expansión internacional), entre otros, también tienen su cuota de mercado.
Cada una tiene su propuesta de valor y enfoque particular. No hay una «mejor franquicia dental» universal, pues depende de lo que busques: Vitaldent y Sanitas aportan gran marca y volumen, Caredent y Dental Company ofrecen cercanía y costes moderados, otras como Campus Dental añaden negocio extra de formación, etc. Te recomiendo fijarte en cuál se alinea con tus objetivos (por ejemplo, si quieres muchos pacientes asegurados, Sanitas puede ser atractiva; si prefieres una franquicia más económica y familiar, quizá Dental Company o Caredent; si buscas innovación, Vitaldent está siempre a la vanguardia; etc.). En cualquier caso, todas ellas son populares y tienen varias clínicas operativas, por lo que puedes visitar alguna para ver cómo trabajan antes de decidir.
¿Existen alternativas a las franquicias dentales para emprender en odontología?
¡Sí, por supuesto! Además de la opción obvia de abrir una clínica 100% por tu cuenta, hoy en día están surgiendo modelos híbridos que combinan lo mejor de ser independiente con las ventajas de una franquicia. Un ejemplo es precisamente Cherry Health (del que hemos hablado a lo largo del artículo). Esta empresa se dedica a ayudar a odontólogos a montar su propia clínica “llave en mano”, aportando todo el soporte necesario (búsqueda de local, proyecto de obra, equipamiento, plan de negocio, marketing de lanzamiento, formación, etc.) pero sin convertir tu clínica en franquicia. Es decir, la clínica opera con tu propio nombre comercial, tú tienes el control total, y no pagas royalties continuos – Cherry Health gana dinero con la implementación inicial del proyecto, no con tus ingresos futuros. En la práctica, obtienes un socio experto que te guía en cada paso, pero la clínica sigue siendo enteramente tuya. Otras alternativas que algunas personas consideran son formar clínicas en co-propiedad (varios dentistas se unen para abrir un centro compartiendo gastos y decisiones) o ciertos modelos de «franquicia invertida» donde en lugar de pagar royalties, estás obligado a comprar todos tus insumos al proveedor central (más común en otros países que aquí). Incluso aseguradoras como Adeslas o Asisa tienen clínicas dentales asociadas donde el odontólogo gestiona su clínica pero cuenta con el flujo de pacientes de la aseguradora, lo cual es otro modelo diferente. Lo importante es que, si la idea de la franquicia tradicional no te convence al 100%, no estás obligado a franquiciarte para emprender en odontología: puedes buscar consultores especializados en clínicas dentales, programas de apoyo al emprendimiento sanitario, o estos nuevos modelos tipo Cherry Health que mencionamos. En lo personal, optar por la vía independiente con apoyo externo fue un acierto rotundo: me permitió diferenciar mi clínica con un estilo propio y conservar el 100% de los beneficios, pero nunca me sentí solo en el proceso gracias a contar con asesores expertos a mi lado. Así que sí, existen alternativas muy válidas, y vale la pena explorarlas antes de tomar una decisión final sobre franquiciar o no.
¡Espero que esta guía te haya sido útil! Tanto si eliges una franquicia de dentistas como si decides emprender por tu cuenta con ayuda, lo importante es que tomes la decisión informado y con confianza. Si necesitas más orientación, no dudes en buscar asesoramiento profesional… ¡y mucho éxito montando tu clínica dental!