Gabinete dental abierto: Guía completa de diseño, normativa y montaje de tu clínica

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Gabinete dental abierto: Guía completa de diseño, normativa y montaje de tu clínica

Ismael Cerezo

Un gabinete dental abierto es un concepto de diseño de clínica en el que varios puestos de tratamiento odontológico comparten un mismo espacio, en lugar de estar separados por paredes en cubículos individuales (o boxes dentales cerrados). En un gabinete abierto, por ejemplo, se pueden disponer dos o más sillones dentales en una única sala amplia, a menudo alrededor de una isla central donde se ubican elementos comunes como instrumental o suministro de agua. Todos los sillones están a la vista unos de otros, creando un área de trabajo compartida.

Como profesional, al principio me sorprendió este formato: ¿no comprometería la privacidad del paciente? ¿Qué beneficios podría tener? Pronto descubrí que es una modalidad muy utilizada en ciertas especialidades, sobre todo en ortodoncia infantil y odontopediatría, donde tener a varios pacientes en la misma sala puede incluso ser ventajoso. La idea es que los niños vean a otros niños colaborando con el dentista, reduciendo su ansiedad por imitación. En mi experiencia, cuando los pequeños pacientes se observan mutuamente tranquilizados en un entorno común, pierden parte del miedo y se animan a copiar ese buen comportamiento.

Ahora bien, el gabinete abierto contrasta con el gabinete cerrado tradicional (la clásica consulta individual). Mientras el modelo cerrado ofrece privacidad total al paciente, el abierto sacrifica intimidad a cambio de un espacio más compartido y flexible. A simple vista, la única desventaja notable es la pérdida de privacidad del paciente. Sin embargo, como veremos, este formato tiene varias ventajas prácticas y también algunos inconvenientes adicionales a considerar. Antes de decidir si un gabinete odontológico abierto es adecuado para tu clínica, conviene entender a fondo sus pros, sus contras y qué busca realmente un usuario cuando investiga este término.

Ventajas y desventajas de un gabinete odontológico abierto

Hablaré primero desde mi punto de vista profesional sobre las ventajas de un gabinete abierto, y luego de sus desventajas, para pintar un cuadro completo:

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Ventajas principales:

  • Optimización del espacio y recursos: Un gabinete abierto permite aprovechar mejor una superficie limitada. En lugar de destinar 2 o 3 cuartos separados para varios sillones, puedes ubicarlos en una misma sala amplia. Esto requiere menos metros cuadrados por unidad dental y evita duplicar ciertas instalaciones. Por ejemplo, en un espacio abierto es más fácil compartir zonas de dispensación de material o equipamiento auxiliar entre varios puestos. En la práctica, he comprobado que montar varios boxes cerrados requiere multiplicar equipamiento (mobiliario, aparatos, instalaciones) por el número de salas, mientras que un área abierta reduce la inversión inicial necesaria al poder compartir recursos comunes.

  • Ahorro de inversión en equipamiento: Relacionado con lo anterior, al implementar gabinetes abiertos o semiabiertos con mobiliario compartido se pueden compartir equipos costosos entre sillones. Por ejemplo, un solo sistema de rayos X portátil o un aparato de aspiración central puede dar servicio a varios sillones en la misma sala. Esto supone un ahorro significativo frente a equipar cada box por separado con todos los aparatos. Cuando inicié mi clínica, me preocupaba el coste de duplicar cada instrumental; optar por un espacio abierto alivió esa carga al compartir instrumental (siempre cumpliendo protocolos de esterilización) y reducir la cantidad de armarios y equipos redundantes.

  • Trabajo colaborativo del personal: En un entorno abierto, todo el equipo odontológico puede comunicarse y trabajar con mayor fluidez. Los profesionales se ven entre sí fácilmente, lo que fomenta la colaboración y el trabajo en equipo. Recuerdo situaciones en las que, estando con un paciente, podía supervisar a un auxiliar con otro paciente cercano o pedir apoyo inmediato a un compañero sin salir de la sala. Esta cercanía mejora la coordinación, facilita la formación entre colegas (por ejemplo, un odontólogo junior puede observar a otro más experimentado) y crea un ambiente de apoyo mutuo. En clínicas con múltiples profesionales, el diseño abierto permite consultas rápidas y compartir impresiones al vuelo, agilizando la toma de decisiones clínicas.

  • Mejor experiencia para pacientes pediátricos: Como mencioné antes, en odontopediatría y ortodoncia es donde el gabinete abierto brilla con luz propia. Los niños se sienten menos intimidados al no estar aislados en un cuarto con el dentista. Ver a otros niños recibiendo tratamiento de forma tranquila les sirve de modelo y reduce su temor. En mi clínica infantil, noté que un niño ansioso se calmaba al observar que el de al lado jugaba con el asistente o recibía su limpieza dental sin llorar. Es un efecto psicológico positivo: el ambiente se percibe más distendido y familiar, casi como un aula compartida, en lugar de una situación médica individual que puede asustarles.

  • Mayor eficiencia en especialidades como ortodoncia: En ortodoncia es habitual atender a varios pacientes a la vez en distintas fases (mientras uno espera con el gel de grabado aplicado, atiendes a otro, etc.). Un gabinete abierto facilita este trabajo simultáneo en varios casos. Como ortodoncista, puedo moverme de un sillón a otro rápidamente, supervisando a varios pacientes en una sola sala. Esto incrementa la productividad: se aprovechan los tiempos muertos de unos pacientes atendiendo a otros. Además, el hecho de que no haya paredes hace más ágil el tránsito del personal y el traslado de instrumental de un puesto a otro cuando es necesario.

Desventajas y retos:

  • Pérdida de privacidad del paciente: Es el punto más evidente. En un gabinete abierto el paciente no goza de privacidad ninguna. Cualquiera puede verlo durante el tratamiento y, potencialmente, escuchar conversaciones médico-paciente. Para pacientes adultos, esto suele ser un inconveniente importante. Muchos se sienten cohibidos o incómodos sabiendo que hay otros pacientes al lado. La confidencialidad también puede verse comprometida: por ética profesional no se debería discutir información sensible del paciente en presencia de terceros. Yo mismo me he visto modulando la voz al explicarle un diagnóstico a un paciente para que el de al lado no se entere. Esta falta de intimidad puede afectar a la experiencia del paciente adulto, que por lo general prefiere un entorno privado y tranquilo para su atención.

  • Distracciones y ruido: Al compartir espacio con múltiples sillones funcionando, es inevitable que haya mayor ruido ambiental (turbinas, aspiradores, conversaciones, música de fondo) y más distracciones visuales. Un paciente puede inquietarse si escucha el sonido de la fresa de alta velocidad cuando está en la sala, o si ve movimiento constante de personal alrededor. Como odontólogo, también puede costar más concentrarse plenamente en un paciente cuando al lado hay otra intervención en curso. He aprendido que en un gabinete abierto es crucial manejar bien el ambiente: por ejemplo, utilizar música suave de fondo o paneles acústicos para amortiguar ruidos, e implementar protocolos para mantener una atmósfera calmada a pesar de la actividad múltiple.

  • Limitaciones para ciertos tratamientos: No todos los procedimientos se prestan a realizarse en un espacio abierto. Tratamientos quirúrgicos, implantes o aquellos que requieren un ambiente estéril y controlado demandan un gabinete cerrado independiente. También procedimientos que implican sedación o cirugía menor deben hacerse en áreas con condiciones especiales (p. ej., sala quirúrgica de mínimo 12 m² con ciertos requisitos). En mi clínica mantengo un box cerrado para cirugías y tratamientos complejos, reservando el área abierta para procedimientos rutinarios, ortodoncia y revisiones. Es importante definir qué se hará en el área abierta y qué no, para garantizar la seguridad y calidad asistencial.

  • Cumplimiento de normativa y consentimiento: La normativa sanitaria puede imponer trabas a los gabinetes abiertos (ahondaremos en el siguiente apartado). Por ejemplo, en algunas regiones no está permitido mezclar ciertos tratamientos en una misma sala por temas de asepsia o protección de datos. Además, la Ley de Protección de Datos y la confidencialidad médica obligan a extremar el cuidado: idealmente habría que contar con el consentimiento del paciente para ser tratado en una sala común donde puede ser observado. No todos los pacientes estarán de acuerdo, y desde luego se debe respetar si alguno prefiere un cubículo cerrado (en cuyo caso, debes disponer de al menos un gabinete privado alternativo).

  • Impresión de menor exclusividad: Aunque parezca un detalle menor, algunos pacientes asocian la clínica dental de calidad con espacios individuales bien equipados. Un gabinete abierto, si no está muy bien diseñado, podría dar sensación de «sala compartida» tipo hospital de campaña, restando percepción de exclusividad o lujo. Esto es más relevante en clínicas de alta estética o dirigidas a adultos exigentes, donde cada detalle de privacidad y confort suma. Personalmente, creo que un buen diseño puede solventar esto (he visto clínicas abiertas muy modernas y elegantes). Pero es un factor a considerar según el posicionamiento de tu clínica en el mercado.

En resumen, el gabinete abierto ofrece eficiencia y colaboración a costa de privacidad. Sabiendo esto, muchos optan por soluciones intermedias. Una muy útil es el gabinete semicerrado: un espacio único separado con paneles o biombos entre sillones. Este formato semiabierto intenta dar algo más de intimidad visual y sonora a cada paciente, sin perder la conexión entre puestos. De hecho, he implementado divisiones de vidrio esmerilado y mamparas móviles entre sillones con buenos resultados. Los pacientes no se ven entre sí, pero el personal sí mantiene comunicación directa por encima de las particiones. Este enfoque “lo mejor de ambos mundos” preserva la intimidad del paciente a la vez que mantiene las ventajas operativas del espacio abierto. Si te preocupa la privacidad pero quieres optimizar recursos, considera seriamente un diseño semiabierto con separadores. Yo lo recomiendo especialmente para clínicas generales donde atiendes tanto niños como adultos: los niños pueden estar juntos en un área común, mientras que los adultos disfrutan de cierta discreción gracias a paneles divisores.

tipos de box dental

Normativa sanitaria y requisitos legales para gabinetes abiertos

Uno de los aspectos críticos al planear un gabinete dental abierto es asegurarse de cumplir con la normativa sanitaria vigente. La legislación puede variar según el país e incluso la comunidad autónoma, pero en términos generales establece requisitos mínimos de espacio, equipamiento y privacidad que nos atañen directamente.

Espacio mínimo por sillón dental: En la mayoría de normativas de salud, se fija un tamaño mínimo para cada gabinete odontológico. Por ejemplo, en España suele exigirse alrededor de 8 m² mínimos por cada unidad dental o sillón. Esto significa que, aunque pongas dos sillones en una misma sala, tendrás que disponer de ~16 m² para esa sala (8 m² por sillón) para que Sanidad apruebe la instalación. No se trata solo de metros cuadrados totales, sino de que haya espacio suficiente alrededor de cada sillón para trabajar con comodidad y seguridad. He visto clínicas pequeñas intentar meter dos sillones en 10 m² y tener problemas en la inspección sanitaria por incumplir este requisito básico. No escatimes en espacio: más vale tener un solo sillón cómodo que dos apretados e incumpliendo la ley.

Limitaciones en número de sillones por sala: Algunas normativas son explícitas respecto a cuántos sillones se pueden ubicar en un mismo gabinete. Por ejemplo, la normativa de la Comunidad de Madrid (Orden 1158/2018) solo permite 2 sillones en la misma sala si está dedicada exclusivamente a ortodoncia infantil. Esta excepción justamente reconoce la naturaleza especial del gabinete abierto en ortodoncia pediátrica. Para el resto de casos (odontología general, adultos), no estaría autorizado tener dos pacientes simultáneos en un solo gabinete en Madrid. Otras comunidades pueden no tener esta cláusula tan específica, pero en la práctica los inspectores valoran la privacidad: si pones varios puestos generales en un espacio común, podrían objetar que vulnera la intimidad del paciente. Mi consejo es que verifiques la normativa sanitaria de tu localidad o consultes con el colegio de odontólogos regional. En muchos casos, te indicarán que cada sillón cuente como gabinete independiente, con lo cual si quieres dos en la misma sala tendrás que justificar muy bien las medidas de separación, especialidad (p. ej. que sea solo para niños) y que se cumplen todos los estándares.

Privacidad y confidencialidad: La ley de protección de datos personales (GDPR en Europa) y la normativa sanitaria en materia de derechos del paciente establecen la obligación de proteger la intimidad y confidencialidad durante la atención. ¿Cómo se traduce esto a la disposición física? Pues que en un gabinete abierto debes extremar las precauciones para que la información médica de cada paciente no quede expuesta a otros. Por ejemplo, en mi clínica no mencionamos en voz alta datos sensibles del paciente (diagnósticos detallados, historiales) en presencia de otros; muchas explicaciones más confidenciales las dejamos para una sala aparte o para el despacho. Además, es buena práctica contar con separadores visuales (biombos, cortinas) en caso de procedimientos que impliquen desvestir parcialmente al paciente o situaciones incómodas. Toda esta logística de privacidad hay que planificarla de antemano para no incumplir derechos del paciente. Algunas inspecciones valoran positivamente la existencia de paneles móviles o esquemas de citación que eviten coincidir pacientes en ciertos procedimientos invasivos.

Condiciones de higiene y esterilización: Un espacio clínico abierto tiene que cumplir las mismas normas de asepsia que uno cerrado. De hecho, la presencia de varios sillones aumenta el reto de controlar infecciones cruzadas. Cada puesto debe tener fácil acceso a un lavamanos clínico (con grifo no manual) para que el personal se lave entre paciente y paciente. También conviene que las superficies sean lisas, lavables y resistentes a desinfectantes, desde el suelo hasta el techo, dado que hay más tránsito y más personas en la sala generando aerosoles. Las autoridades sanitarias suelen exigir protocolos escritos de limpieza y desinfección en clínicas abiertas, incluyendo la gestión de residuos sanitarios compartidos. En mi caso, establecimos rutinas muy estrictas: después de cada paciente se desinfecta la unidad dental completa y las superficies cercanas, para recibir al siguiente en condiciones seguras, máxime si otro paciente sigue en la sala. Demuestra en tu memoria sanitaria cómo abordarás la infección cruzada en un gabinete con múltiples pacientes; eso dará tranquilidad a los evaluadores.

Equipamiento obligatorio: La legislación también lista equipamiento básico que debe tener cada gabinete dental, sea abierto o no. Cosas como un sillón odontológico reclinable con Trendelenburg, lámpara de iluminación, jeringa triple (aire/agua), sistema de aspiración, escupidera con agua corriente, negatoscopio o pantalla para radiografías, etc. son obligatorias por puesto. Esto implica que cada sillón del área abierta debe estar dotado con su equipo completo como si fuera una consulta independiente. No vale, por ejemplo, tener un solo equipo de aspiración para dos sillones si ambos se usan a la vez: necesitarás instalar un sistema central con suficiente potencia para varios puestos o unidades de aspiración duplicadas. Igual con las lámparas operatorias: cada sillón con su luz. Aunque puedas compartir algunos aparatos secundarios, planifica la instalación eléctrica, tomas de aire comprimido y succión para alimentar a todos los sillones simultáneamente. Al diseñar mi clínica abierta, conté con ingenieros para dimensionar un compresor y bomba de aspiración capaces de dar servicio a tres sillones a la vez, y añadimos tomas de oxígeno portátiles en cada puesto por seguridad. Todo esto debe reflejarse en el proyecto técnico que presentas para la licencia sanitaria.

Licencia de apertura y autorizaciones: Recuerda que para abrir una clínica dental (sea con gabinetes abiertos o cerrados) necesitarás dos cosas: la licencia de actividad del ayuntamiento y la autorización sanitaria de la consejería de salud de tu comunidad. En el proyecto de obra y actividad, el arquitecto o ingeniero debe incluir los planos con la distribución de espacios, indicando claramente las áreas de tratamiento. Si optas por un gabinete abierto, en los planos figurará como una sola sala con varios sillones. Dependiendo de la normativa local, puede que tengas que añadir notas aclaratorias, por ejemplo «Gabinete de ortodoncia infantil con 2 puestos». Tras la obra, viene la inspección de Sanidad para la autorización de funcionamiento: en ella revisarán in situ que todo cumple la normativa (dimensiones, equipamiento, accesibilidad, etc.). Este proceso burocrático puede ser engorroso; en mi caso, para no arriesgarme, conté con la ayuda de expertos. Empresas especializadas como Cherry Health se encargan de gestionar licencias sanitarias y trámites legales, asegurándose de que cada detalle técnico de la clínica cumple con la normativa vigente. Gracias a su acompañamiento, presenté toda la documentación correctamente y obtuve la autorización sin contratiempos. Mi recomendación es que, si te abruma la parte legal, te apoyes en profesionales en licencias: te evitarán retrasos y te orientarán sobre requisitos específicos (por ejemplo, ellos me advirtieron de la cláusula de los 2 sillones solo para ortodoncia antes mencionada, ajustando el proyecto a ello).

Accesibilidad y otras normativas: No olvidemos que, además de la normativa dental, aplican las generales: tu local debe ser accesible para personas con movilidad reducida (rampas, puertas anchas, baño adaptado). Un gabinete abierto facilita la accesibilidad interna, ya que sin tabiques es más fácil mover una silla de ruedas si fuese necesario, pero asegúrate de que los pasillos entre sillones tengan suficiente anchura para camillas o sillas de ruedas en caso de emergencia. Asimismo, si usas radiografía intraoral en sala abierta, tendrás que cumplir la normativa de radioprotección (a veces implica colocar protecciones plomadas en paredes o proveer mandiles plomados a los pacientes vecinos). Cada detalle cuenta para estar 100% dentro de la ley y garantizar la seguridad.

En conclusión, antes de montar un gabinete abierto hay que estudiar bien la normativa sanitaria local. Ajusta tu diseño a esos requerimientos desde el inicio para evitar costosas modificaciones después. En mi experiencia, alinear el proyecto con la legislación desde la fase de plano es la clave del éxito. Empresas de clínica llave en mano como Cherry Health suelen incluir este análisis normativo en su servicio, lo cual es de un valor enorme: te dan tranquilidad de que tu sueño de clínica abierta no tropezará con trabas legales de última hora.

Diseño y distribución de la clínica con gabinetes abiertos

Entramos ahora en el terreno más creativo: el diseño interior y la distribución espacial de un gabinete dental abierto. Aquí es donde puedes dar rienda suelta a cómo quieres que luzca y funcione tu clínica. Sin embargo, la libertad de un espacio diáfano también exige planificación inteligente para que todo encaje: flujos de trabajo, comodidad, estética, etc. Te comparto las claves de diseño que he aprendido al montar mi propio gabinete abierto:

Distribución de los sillones y mobiliario: El primer dilema es cómo colocar los sillones dentales dentro de la sala abierta. Hay varios esquemas posibles, elige según tu espacio y preferencia:

  • Modelo isla central: Es un diseño clásico en ortodoncia. Se coloca una mesa de trabajo central en la sala (que puede ser un mueble fijo con encimeras, cajoneras y conexiones) y alrededor de esa isla se disponen los sillones en círculo o semicírculo, con las cabeceras orientadas hacia la mesa central y los pies de los pacientes hacia las paredes. Así, los auxiliares pueden acceder a instrumental en la isla y atender a cualquier sillón fácilmente. Yo trabajé en una clínica con 4 sillones en cruz alrededor de una isla: resultaba muy eficiente para el personal moverse pocos pasos y tener todo a mano en el centro. Este esquema crea un espacio abierto total, ideal para colaboración, pero asegúrate de que la isla esté bien diseñada para servir a varios puestos (por ejemplo, con 360° de acceso, tomas eléctricas y de agua en cada lado, etc.).

  • Modelo en paralelo o lineal: Aquí los sillones se colocan alineados en fila, ya sea pegados a una pared o en mitad de la sala espalda contra espalda. Puedes, por ejemplo, poner dos sillones en paralelo separados por un módulo de gabinete (mueble bajo o columna con equipos) entre ambos. He visto clínicas de higiene dental con dos sillones en la misma sala, colocados en paralelo y separados por un armario bajo: cada higienista trabaja de espaldas a la otra, con una ligera división visual entre pacientes. Esta disposición en fila funciona bien si tienes un espacio alargado y quieres optimizarlo. Conviene añadir separadores parciales entre sillones para evitar contacto visual directo entre pacientes (podrían ser paneles de vidrio esmerilado, biombos altos o estanterías divisorias que también sirven de almacenaje).

  • Modelo semiabierto con cubículos sin puerta: Otra opción es diseñar una sala grande pero creando cubículos sin puerta para cada sillón, es decir, tres paredes fijas y el frente abierto. Esto proporciona más privacidad visual y aún así deja el frente abierto para comunicación. Algunos lo consideran gabinete cerrado, pero si las divisiones no llegan al techo o son de cristal, en realidad sigue siendo un espacio integrado. Personalmente, preferí no levantar muros fijos dentro de mi sala abierta, pero es una posibilidad si quieres un término medio. Eso sí, perderás algo de flexibilidad y amplitud visual.

En cualquiera de las configuraciones, es crucial que dejes suficiente espacio de circulación alrededor de cada sillón. Tanto el odontólogo como el auxiliar deben poder rodear al paciente sin tropiezos, y debe haber espacio para que pase un tercer colega si hace falta. En mi planificación, intenté garantizar al menos 1,5 m de distancia entre los extremos de sillones adyacentes, lo cual permite moverse con instrumental voluminoso (como el carro de anestesia o una máquina de rayos X portátil) sin chocarse con el paciente de al lado.

Ergonomía y comodidad: Un buen diseño tiene muy en cuenta la ergonomía para el personal y pacientes. En un gabinete abierto, vas a tener varios profesionales trabajando a la vez en proximidad, así que hay que prever puestos de trabajo cómodos y sin interferencias. Recomiendo elegir sillones dentales compactos, que ocupen el espacio justo, pero que a la vez ofrezcan comodidad al paciente. En mi clínica opté por sillones con tapizados fáciles de limpiar y sin costuras (clave para higiene), pero también de perfil delgado para no llenar demasiado la sala. Asegúrate de que los taburetes de odontólogo sean de altura regulable y con ruedas suaves, ya que se desplazarán más de un puesto a otro en ocasiones. El mobiliario auxiliar, como carros de instrumental o mesas mayo, debe ser móvil y ligero. De esta forma, cada equipo puede adaptarse en la posición óptima alrededor del sillón sin entorpecer al vecino.

Una lección aprendida: define «estaciones de trabajo» claras. Por ejemplo, cada sillón en mi gabinete tiene su propia contraángulo de instrumental a la derecha del odontólogo y una mesilla auxiliar a la izquierda del asistente. Así, aunque estén en la misma sala, cada equipo trabaja en su área inmediata sin mezclarse con el de al lado. Delimitar visualmente cada estación con alguna diferenciación en el suelo o con mobiliario ayuda mucho. He visto clínicas que usan diferente color de suelo o una lámpara colgante individual sobre cada sillón para marcar territorio. En mi caso, instalé luces LED sobre cada sillón que crean un «halo» de luz propio, dando sensación de que ese es un espacio definido dentro del conjunto.

Iluminación adecuada: Hablando de luz, la iluminación es vital en un espacio abierto. Lo ideal es aprovechar luz natural difusa si el local tiene ventanas amplias, pero combinada con buena luz artificial. Emplea tonos de luz fría o neutra en la sala para dar sensación de limpieza. Cada sillón debe contar con su lámpara operatoria sin deslumbrar a los demás. Un techo blanco con paneles LED empotrados brinda una iluminación general homogénea; en mi clínica opté por paneles regulables para poder bajar la intensidad en áreas no utilizadas y subirla donde estoy trabajando. Además, consideré la estética: unas lámparas colgantes decorativas entre puestos pueden servir para “romper” el espacio y hacerlo más acogedor, a la vez que proveen luz ambiental. Eso sí, asegúrate de que cualquier lámpara colgante esté suficientemente alta para no estorbar al moverte con instrumental largo o al levantar al paciente.

Ventilación y calidad del aire: En una sala con varios pacientes, la ventilación es aún más importante. Los gabinetes abiertos requieren excelente renovación de aire para eliminar aerosoles y olores. Es recomendable contar con un sistema de ventilación forzada o extracción de aire independiente además del aire acondicionado normal. Cuando planificamos la reforma, en Cherry Health nos sugirieron instalar un sistema de renovación de aire con filtros HEPA que renueva el 100% del aire de la sala varias veces por hora. Aunque supuso una inversión extra, lo implementé y se nota en la calidad del ambiente (menos sensación de aire viciado tras varias consultas seguidas). También distribuí estratégicamente extractores de aerosol cerca de cada sillón, de manera que los vapores de los productos químicos o del spray de la turbina se absorben localmente. Como resultado, mantengo un entorno más sano y cómodo tanto para pacientes como para el equipo, algo que en un espacio compartido es fundamental.

Estética y ambiente del espacio: Un gabinete abierto, al ser más visible y amplio, debe cuidarse mucho en su diseño estético. Todo está a la vista: sillones, suelos, techos, equipamiento. Mi consejo es optar por una línea de diseño uniforme y limpia. Elige una paleta de colores agradable; por ejemplo, colores claros para paredes que aporten amplitud, y toques de color en detalles para dar personalidad. En clínicas infantiles se suele usar murales o dibujos en la pared para crear un ambiente amigable; en una sala abierta pediátrica esto funciona de maravilla, ya que convierte el espacio en algo parecido a una sala de juegos. En clínicas generales, un diseño minimalista, con muebles de acabado moderno (blancos, grises, madera clara) transmite profesionalidad.

No olvides la decoración y confort visual: plantas, cuadros relajantes o incluso una pecera (siempre que se pueda mantener higiene) pueden colocarse estratégicamente para que los pacientes tengan algo agradable a la vista en lugar de mirarse unos a otros. En mi espacio abierto coloqué unos jardineros con plantas naturales que separan ligeramente la zona de espera interna de los sillones, aportando privacidad y un toque de naturaleza. También instalé monitores en el techo encima de cada sillón para proyectar imágenes relajantes o vídeos educativos; cumplen doble función de entretener al paciente y de barrera visual con el entorno.

Circuito de circulación y logística: Piensa en cómo se moverán pacientes, odontólogos y auxiliares en la sala. Debe haber un flujo claro: por ejemplo, la puerta de entrada de pacientes ubicada de tal forma que quien entra no pase por el medio interrumpiendo. Lo ideal es que el paciente acceda por un lateral de la sala y sea dirigido a su sillón asignado rápidamente. En mi clínica, el acceso a la sala abierta está cercano a la recepción, pero puse un pequeño pasillo delimitado para que los pacientes entren uno por uno sin invadir el espacio de trabajo hasta que se les indique su sillón. Asimismo, prevé zonas de apoyo dentro de la sala: un área para dejar bandejas contaminadas, cubos de residuos clínicos a pedal accesibles pero discretos, un escritorio auxiliar con el ordenador/monitor de historias clínicas que pueda consultar desde cualquier puesto. En lugar de duplicar un ordenador por sillón, coloqué una estación informática central visible desde toda la sala (una pantalla grande en la pared) donde puedo ver radiografías o el calendario, y cada odontólogo maneja la información desde su tablet o teclado inalámbrico. Esto ha mantenido el espacio despejado de demasiados aparatos y cables.

Otro aspecto logístico: la proximidad del área de esterilización. En un diseño óptimo, la sala de esterilización debe estar contigua o muy cercana al gabinete de tratamiento. Así, los auxiliares pueden retirar instrumental usado y reaprovisionar material sin recorrer un largo trecho. Yo integré una puerta directa desde el gabinete abierto hacia la sala de esterilización, de modo que en menos de 5 pasos estamos dentro procesando lo utilizado. Esto agiliza el recambio entre pacientes y evita acumular material sucio en la sala.

Experiencia del paciente en espacio abierto: Colócate en los zapatos del paciente para afinar los detalles. ¿Qué ve y siente alguien acostado en el sillón en una sala compartida? Idealmente, no debería verse invadido por la presencia de otro paciente. Para lograrlo, juega con la orientación de los sillones (por ejemplo, que no queden cara a cara, sino en ángulo o espalda con espalda) y con elementos visuales que otorguen cierta privacidad. En mi clínica, aunque es abierta, ningún paciente ve directamente la cara de otro: los sillones están dispuestos de forma que o bien están de espaldas o hay una distancia diagonal considerable. Además, coloqué unas columnas decorativas entre puestos que ocultan parcialmente la vista lateral. El paciente, al recostarse, ve el techo con la pantalla y tal vez las plantas en el perímetro, pero no al vecino. Estos trucos sutiles mejoran muchísimo la comodidad percibida.

No olvides detalles como sonido ambiental: un hilo musical suave puede tapar ruidos desagradables y dar privacidad auditiva. También tener auriculares o pantallas para pacientes que lo soliciten (algunos quizá quieran ponerse música o ver un vídeo para abstraerse de que hay más gente alrededor).

Para todo este proceso de diseño, yo conté con la asesoría de Cherry Health, cuyos expertos en interiorismo clínico me ayudaron a convertir mis ideas en un proyecto real. Desde la distribución en planta hasta la elección de acabados y colores, su equipo plasmó un diseño de clínica dental abierto que no solo cumple la normativa, sino que resulta acogedor y funcional. Aprendí que un buen diseño no es un lujo, sino una necesidad para que el gabinete abierto realmente funcione y supere a cualquier contenido que uno pueda encontrar en Google sobre este tema. Con una planificación experta, tu clínica abierta puede ser tanto o más eficiente que una tradicional, y brindar una experiencia única a tus pacientes.

interior clinica moderna

Mobiliario dental ergonómico y equipamiento clave

Un apartado esencial al montar un gabinete dental abierto (o cualquier clínica) es la selección del mobiliario y equipamiento dental. Aquí no solo buscamos estética, sino sobre todo ergonomía, durabilidad y adaptabilidad a un espacio compartido. Permíteme compartir cuáles considero los elementos clave y cómo integrarlos de forma óptima:

Sillones dentales y unidades: Son el corazón del gabinete. En un diseño abierto, puede tentarte la idea de adquirir sillones más económicos dado que comprarás varios, pero te sugiero no escatimar en calidad. Invierte en unidades dentales ergonómicas, de buena marca, con garantía y soporte técnico fiable. Cada sillón debe ser cómodo para el paciente (acolchado de calidad, reposacabezas ajustable) y ergonómico para el odontólogo (que permita acercarse bien, con pedal de control eficiente, etc.). Yo elegí sillones equipados con posición de Trendelenburg y ajuste eléctrico fino, lo que me facilita colocar al paciente en la postura ideal sin esfuerzo. Además, prioricé modelos con tapicería antimicrobiana y resistente a desinfectantes, porque en un ambiente abierto se limpia aún más frecuentemente cada sillón. Un tip: si los sillones están en la misma sala, es recomendable que todos sean del mismo modelo o al menos muy similares. Así se logra homogeneidad visual y el equipo clínico no tiene que adaptarse a configuraciones distintas al moverse de un sillón a otro.

Equipos de instrumental rotatorio y piezas de mano: Cada sillón va acompañado de su equipo dental integrado: turbina, micromotor, jeringa triple, ultrasonidos, etc., montados ya sea en brazo colgante o en mangueras colibrí. En mi gabinete abierto, opté por unidades de entrega colibrí (mangueras colgadas) para ahorrar espacio y evitar cables en el suelo. Es vital que cada puesto tenga su set completo de piezas de mano, de lo contrario no podrás operarlos simultáneamente. Quizá pienses “compro un solo aparato de ultrasonidos y lo vamos pasando”, pero en la práctica eso entorpece muchísimo el flujo y genera esperas innecesarias. Doté a cada sillón con su escalares de ultrasonido, lámpara de fotopolimerizar y jeringa de aire/agua. La única excepción a la duplicación fue el monitor de radiografías: tengo uno grande en la pared visible desde cualquier sillón en vez de uno por sillón. Pero podría haberse puesto uno pequeño en cada unidad también.

Sistemas de aspiración y escupideros: Punto importante en espacios compartidos. Lo más común hoy es instalar una aspiración centralizada con suficiente capacidad para varios equipos funcionando a la vez. Eso hice yo: un motor de aspiración potente ubicado en la sala de máquinas, conectado por tuberías a cada sillón. Así evito el ruido de múltiples aspiradores individuales y simplifico el mantenimiento. Cada sillón tiene su escupidera con agua corriente y desagüe, como exige la norma, pero decidí suprimir las escupideras en dos de mis sillones dedicados a profilaxis para aprovechar espacio (en higiene casi no se usan, el paciente suele enjuagar en un vasito). En su lugar coloqué embudos de saliva conectados a la aspiración, que ocupan menos. Esto puede ser válido dependiendo del tipo de tratamientos que harás en cada puesto. Lo importante es que haya al menos un sillón con escupidera tradicional disponible para cuando se requiera.

Mobiliario de almacenamiento clínico: En un gabinete abierto, es ideal contar con mobiliario modular y compartido. Por ejemplo, en vez ofuscar cada puesto con muchos armarios, yo instalé un gran mueble dispensador común en un lateral de la sala. Este mueble tipo vitrina contiene bandejas con instrumental esterilizado, cajones con materiales consumibles y hasta una pequeña nevera para anestésicos (requisito si usas anestesia que deba refrigerarse). La clave es que esté accesible desde todos los sillones, para que el auxiliar no tenga que recorrer una distancia larga para reabastecer. También tengo carritos rodantes con cajones que podemos acercar a cada sillón al iniciar un procedimiento, conteniendo todo lo necesario para ese paciente.

El diseño ergonómico del mobiliario es esencial: asegúrate de que los muebles tengan la altura adecuada, esquinas redondeadas (para no golpearse en movimientos rápidos) y, muy importante, que sean fáciles de limpiar (superficies lisas, sin tiradores complicados, material resistente a químicos). En mi clínica instalé mobiliario a medida con superficies de Corian y sistemas de apertura push (sin tiradores), lo que da un aspecto limpio y además simplifica pasar la bayeta de desinfección cada día.

Materiales y acabados higiénicos: Mencioné antes la importancia de suelos, paredes y techos lisos y lavables. Reitero aquí: elige materiales aptos para uso sanitario. Por ejemplo, suelo vinílico contínuo o resina epoxi sin juntas en lugar de baldosas (así no hay rendijas que acumulen suciedad). Las paredes de mi gabinete abierto las cubrí hasta media altura con paneles de PVC sanitario blanco, que son altamente lavables y protegen la pared de golpes de sillas o carros. El techo con pintura antibacteriana. Estos detalles no solo cumplen normativa sino que facilitan el mantenimiento diario, algo crítico cuando tienes más actividad y personas en una misma sala.

Instrumental y tecnología compartida: Una ventaja del espacio abierto es que puedes invertir en tecnología de uso común para la clínica y tenerla a disposición de todos los sillones. Por ejemplo, un aparato de radiografía panorámica/CBCT se ubica en su habitación dedicada, pero su uso es compartido por todos. En la sala abierta, puedes tener un escáner intraoral de uso común: se guarda en un puesto fijo y cuando necesitas escanear un paciente, ruedas el carro del escáner hasta su sillón. Yo hago esto con mi escáner digital y con la unidad de blanqueamiento led: son equipos móviles que atienden a cualquiera de los sillones según demanda. Esto evita comprar varios de cada (lo cual sería costosísimo). Eso sí, asegúrate de disponer de suficiente espacio para mover esos equipos entre sillones sin obstáculos (de nuevo, la distribución espacial es clave). Ten también enchufes en el suelo o pared estratégicamente colocados cerca de cada sillón para conectar estos equipos móviles sin tirar cables por todo el medio.

Ergonomía para el profesional: Quiero hacer hincapié en el bienestar del odontólogo y su equipo trabajando en un gabinete abierto. Tendrás jornadas atendiendo múltiples pacientes seguidos en la misma sala, posiblemente alternando entre sillones. Por ello, invierte en sillas ergonómicas de trabajo (taburetes con buen soporte lumbar, ajustables en altura y ángulo, preferiblemente con apoyabrazos si haces microcirugía). Mi experiencia mejoró notablemente al cambiar mis taburetes viejos por unos nuevos con soporte lumbar envolvente: al final del día la espalda lo agradece. Igualmente, considera colgar algún sistema de lupas o microscopio en rieles del techo, que pueda desplazarse a cualquier sillón donde lo necesites. Yo instalé un brazo de microscopio con riel que cubre dos puestos, así no tuve que comprar dos microscopios por separado. La comodidad de poder ajustarlo y usarlo en distintos puntos es fantástica.

Asesoría y proveedores especializados: Montar todo este equipamiento puede ser abrumador, por lo que contar con proveedores de confianza es vital. Personalmente, consulté con Cherry Health para la selección de mobiliario y equipos. Ellos, al dedicarse a clínicas integrales, ya tienen catálogos de mobiliario dental ergonómico y me orientaron sobre marcas fiables de sillones, sistemas de aspiración adecuados para varias unidades, etc. Gracias a sus recomendaciones, elegí equipamiento que se integró perfectamente a mi diseño abierto. Además, coordinaron la instalación de todos los aparatos, algo que agilizó mucho el proceso (no tuve que lidiar con múltiples técnicos y empresas por separado). Si buscas garantizar que cada pieza de mobiliario encaje a la perfección en tu gabinete abierto, te sugiero apoyarte en expertos o empresas especializadas en diseño dental. Te ahorrarán cometer errores de novato, como comprar un mueble precioso pero que obstruye el paso, o un sillón barato que luego falla en pleno uso.

En síntesis, dotar un gabinete abierto implica equilibrar eficiencia y ergonomía: cada sillón completo en equipamiento, materiales pensados para durar y facilitar la limpieza, y distribución del mobiliario calculada para el confort de pacientes y profesionales. Es un desafío de precisión, pero cuando lo consigues, tu clínica no solo será funcional sino un lugar donde da gusto trabajar a diario.

sillon dental ultima generacion

Coste e inversión para montar un gabinete abierto

Hablemos ahora de números y planificación financiera. Una de las razones por las que muchos consideran el gabinete abierto es para optimizar la inversión al montar su clínica dental. ¿Realmente sale más barato? ¿En qué se ahorra y en qué no? Te compartiré mi análisis basado en experiencia y datos:

Ahorro en obra y adecuación del local: Montar un espacio diáfano con varios puestos puede ser más económico en obra civil que construir múltiples salas. Piensa que eliminarás tabiques interiores, puertas, instalaciones duplicadas de climatización, etc. En mi caso, reformar una sala grande con tres sillones me costó menos que si hubiera levantado tres box separados (cada uno con su puerta, sus paredes insonorizadas, etc.). Además, un solo sistema de aire acondicionado y extracción bien dimensionado sirve para la sala entera, en lugar de instalar splits o conductos independientes por habitación. Asimismo, el acabado continuo de suelos y techos sin divisiones suele simplificar la construcción. Sin embargo, ojo: no es proporcional al número de sillones. Es decir, tener 3 sillones abiertos no cuesta lo mismo que 1 sillón cerrado, obviamente cuesta más porque equipas más unidades. Pero comparativamente, 3 sillones en abierto salen más baratos que 3 sillones en tres boxes separados. Diría que el ahorro en obra e instalaciones puede rondar un 10-15% menos respecto a la opción de boxes (dependiendo de cuánto costarían las divisiones, puertas, extras de electricidad, etc.).

Inversión en equipamiento: Aquí es donde hay que matizar las expectativas. Un gabinete abierto no te libra de comprar un sillón dental por cada puesto, con su instrumental completo. Por lo tanto, la inversión en equipos sí escala con el número de sillones. Si solo tienes presupuesto para un sillón equipado, quizás un gabinete abierto de entrada no sea tu camino (a menos que planees expandir más adelante). En mi plan de negocio inicial, asigné partida para 2 sillones completos. Decidí instalarlos en espacio abierto para aprovechar la clínica desde el día uno, sabiendo que tal vez al inicio usaría uno principalmente y el segundo estaría infrautilizado. ¿Valió la pena? Sí, porque con el tiempo mi flujo de pacientes creció y pude usar ambos a la vez (teniendo un odontólogo general y un higienista trabajando simultáneamente). La clave es planificar la inversión escalonada: si tu presupuesto es ajustado, puedes montar el espacio preparado para 2-3 sillones pero inicialmente equipar solo 1 o 2, dejando tomas listas para añadir el tercero en cuanto el negocio lo permita. Esto lo he visto hacer y es inteligente: no hipotecas todo al inicio, pero dejas abierta la puerta al crecimiento sin tener que hacer obras nuevas.

En cuanto a ahorros en equipamiento compartido, los hay pero no son tantos. Puedes ahorrar comprando un solo compresor de aire para todos los sillones en vez de varios pequeños, un solo autoclave de gran capacidad en lugar de varios, un único sistema de radiografías, etc. Estos ahorros suman, pero representan una parte menor del presupuesto comparado con los sillones en sí. Donde sí noté ahorro fue en mobiliario clínico: un gabinete abierto bien organizado necesita menos muebles totales que múltiples boxes (por ejemplo, en lugar de 3 muebles debajo de cada lavabo, puse 1 gran mueble común). También en elementos como lámparas de ambiente, decoración, etc., compras para un espacio grande en vez de duplicar elementos decorativos en cada habitación.

Rentabilidad y retorno: Un aspecto a favor del gabinete abierto, desde el punto de vista de negocio, es que puede acelerar el retorno de la inversión al permitirte atender a más pacientes en paralelo cuando la demanda crezca. Imagina que en un box único atiendes 1 paciente a la vez; en un área abierta con 2 sillones puedes tener, con ayuda de un auxiliar o colega, hasta 2 pacientes en proceso simultáneamente (por ejemplo, uno en profilaxis mientras tú estás con otro en restauración). Esto en ciertos modelos de práctica aumenta la facturación por hora. En mi clínica noté que al añadir el segundo sillón disponible, podíamos ofrecer más citas sin ampliar horario, lo que repercute en ingresos. Claro, esto supone contar con personal suficiente y pacientes suficientes, pero es bueno tener la infraestructura lista. Cherry Health me aportó una visión interesante aquí: en sus estudios de viabilidad, proyectan que clínicas con más de un sillón (bien gestionadas) alcanzan el break-even más rápido que las de un solo sillón. De hecho, según sus datos, cerca del 80% de sus clientes con modelos de clínica optimizados logran el equilibrio en menos de 6 meses desde la apertura. Esto se consigue, entre otros factores, gracias a poder atender mayor volumen desde el arranque y a una buena estrategia de captación de pacientes. En mi caso, puedo confirmar que al quinto mes de abrir ya tenía las agendas de ambos sillones bastante llenas y cubría costes, algo que sin duda se facilitó por haber diseñado un gabinete escalable.

Costes operativos: Ten en cuenta que más sillones implican también más costos operativos a medida que los uses: más material de consumo (guantes, anestesia, resinas), más mantenimiento de equipos, posiblemente más personal auxiliar. Un gabinete abierto vacío no genera costo, pero si lo pones a funcionar con 2-3 profesionales a la vez, tu gasto mensual en personal y materiales subirá. Esto hay que incluirlo en el plan financiero. La buena noticia es que muchos gastos fijos (alquiler, luz, agua) no suben mucho por añadir un sillón más en la misma sala; es aprovechar mejor los recursos que ya pagas. Por eso la rentabilidad por metro cuadrado mejora. Pero asegúrate de tener un colchón de capital de trabajo para sostener sueldos adicionales si planeas desde temprano usar varios puestos.

Evitar gastos duplicados innecesarios: Una trampa en la que he visto caer es “ya que tengo espacio abierto, compro tres sillones de golpe” y luego dos quedan parados meses. Inmovilizar capital así no conviene. Es preferible, como decía, equipar gradualmente según la necesidad. Otra recomendación es buscar equipamiento modular o usado de calidad para los puestos adicionales. Por ejemplo, tu primer sillón cómpralo nuevo de última generación (pues será el principal), pero el segundo sillón podrías adquirirlo reacondicionado o de una gama más básica inicialmente, si no esperas usarlo intensivamente al principio. Hay mercado de equipos dentales seminuevos que salen a cuenta. Solo asegúrate de que estén en buen estado y cumplan normativas. Más adelante podrás reinvertir en mejoras.

Plan de negocio sólido: Montar un gabinete abierto exitoso requiere un plan de negocio bien pensado: estimar cuántos pacientes necesitas atender para llenar esos sillones, qué especialidades ofrecerás (¿justifica tener 2-3 puestos funcionando?), cómo vas a atraer esa demanda, etc. En mi caso, con la asesoría de Cherry Health, elaboramos un plan proyectando crecimiento de pacientes y cuándo contratar al siguiente odontólogo o higienista para aprovechar el segundo sillón. Esto me dio confianza para invertir en dos unidades sabiendo que había una estrategia de marketing detrás para ocuparlas (por ejemplo, campañas de captación de familias, convenios con colegios, etc., en el caso de mi clínica familiar). Asegúrate de que tu inversión en el espacio abierto esté alineada con una previsión realista de uso. Nada peor que un gabinete precioso y vacío por falta de pacientes.

Financiación y apoyo: Por último, considera las opciones de financiar la inversión. Muchas casas comerciales ofrecen leasing o renting de equipamiento dental, lo que permite pagarlo cómodamente a plazos. También hay subvenciones o líneas de crédito para nuevas clínicas (dependiendo de tu país/región). En mi aventura, Cherry Health incluso me orientó sobre cómo optimizar la inversión inicial: me conectaron con proveedores con descuento y me ayudaron a priorizar gastos. Gracias a eso, invertí donde importaba (equipos clave) y ahorré en otras partidas. Por ejemplo, me desaconsejaron meter desde el inicio ciertos lujos (como un escáner 3D caro) hasta no tener flujo suficiente, y en su lugar destinar ese dinero a marketing de lanzamiento. Ese tipo de decisiones son cruciales para no descapitalizarte al montar tu gabinete abierto de ensueño.

En resumen, un gabinete dental abierto bien planificado puede ser muy rentable. Reduce costes de obra, comparte recursos y te permite crecer en capacidad de atención, pero requiere invertir inteligentemente en equipamiento y una estrategia para sacarle partido. Con una buena asesoría financiera y de negocio, podrás convertir esa inversión en el mejor contenido que tu clínica puede ofrecer: un servicio eficiente y de calidad que eventualmente se traduce en beneficios económicos.

Preguntas frecuentes

¿Qué significa gabinete dental abierto?

Es un concepto de diseño de clínica dental donde varios sillones de atención comparten un mismo espacio sin separaciones completas. Básicamente, en vez de tener consultas individuales cerradas, se tiene una sala clínica amplia con dos o más puestos de tratamiento. Los pacientes son atendidos en el mismo ambiente, viendo (o semi-viendo) a otros pacientes, a diferencia del modelo tradicional de “box” privado. Este formato suele emplearse sobre todo en especialidades como ortodoncia o odontología infantil, pero en teoría puede aplicarse a cualquier clínica si la normativa lo permite.

¿Cuáles son las ventajas y desventajas de un gabinete abierto frente a boxes cerrados?

Como ventajas principales: aprovecha mejor el espacio (caben más sillones en menos metros cuadrados), ahorra costes al poder compartir equipamiento y mobiliario, facilita el trabajo en equipo del personal (todos en la misma sala se comunican mejor) y en el caso de pacientes infantiles reduce su miedo al ver a otros niños cooperando. Por otro lado, las desventajas son la falta de privacidad para el paciente (no hay confidencialidad visual ni sonora absoluta), puede haber más ruido y distracciones, y no es adecuado para ciertos tratamientos complejos que requieren aislamiento. Además, algunos pacientes adultos pueden sentirse incómodos en un entorno compartido. Una solución intermedia es usar separadores o mamparas para conseguir algo de intimidad sin renunciar del todo a la amplitud.

¿Cómo se mantiene la privacidad del paciente en un gabinete abierto?

Garantizar la privacidad en una sala compartida es todo un desafío, pero se pueden tomar medidas: utilizar paneles separadores entre sillones que bloqueen la visión directa (biombos, cortinas, paredes bajas o de cristal opaco), ubicar los sillones de forma que los pacientes no queden cara a cara, y cuidar la distancia entre ellos. A nivel sonoro, se puede poner música ambiental o ruido blanco para enmascarar conversaciones, y el equipo médico debe ser discreto al hablar de datos sensibles (incluso se pueden acordar códigos o esperar a estar a solas con el paciente para ciertos temas). En última instancia, conviene tener un gabinete cerrado alternativo para pacientes que requieran absoluta privacidad (por ejemplo, tratamientos de alta intimidad o pacientes muy aprensivos). Así, la mayoría estará en abierto pero siempre tendrás opción privada cuando sea necesario.

¿Está permitido tener dos o más sillones dentales en la misma sala?

Depende de la normativa sanitaria de tu región. En muchos lugares sí se permite, siempre que la sala cumpla con el área mínima por sillón (p. ej. 8 m² por sillón) y demás requisitos técnicos. Sin embargo, algunas normativas añaden condiciones: por ejemplo, en la Comunidad de Madrid (España) solo se autoriza más de un sillón en la misma sala si es para uso exclusivo de ortodoncia infantil. En clínicas generales de adultos, los inspectores pueden exigir boxes separados por la cuestión de privacidad. Lo recomendable es consultar la regulación local o pedir asesoría a expertos en licencias sanitarias antes de diseñar tu clínica. En cualquier caso, si planeas múltiples sillones juntos, deberás presentar planos y memoria explicando cómo garantizas condiciones adecuadas para todos (espacio, equipamiento duplicado, accesibilidad, etc.). Con un buen proyecto por delante, es factible obtener el permiso en la mayoría de jurisdicciones.

¿Es más económico montar un gabinete abierto que una clínica tradicional?

En ciertos aspectos, sí. Montar un gabinete abierto ahorra costes de obra (menos paredes, puertas e instalaciones redundantes) y permite compartir algunos equipos costosos en vez de duplicarlos, lo que reduce la inversión inicial. También optimiza el uso del espacio: en un local pequeño puedes instalar dos sillones abiertos donde quizás solo cabría uno con divisiones, aprovechando mejor cada metro cuadrado que pagas de alquiler. Ahora bien, no es “la mitad de precio” ni mucho menos: cada sillón adicional conlleva su costo en equipo dental, instrumental y posiblemente personal. Así que el gasto total sube conforme agregas puestos, pero la relación costo/beneficio mejora si logras utilizarlos productivamente. A largo plazo, la clínica abierta puede generar más ingresos (por mayor volumen de pacientes atendidos) y eso acelera la recuperación de la inversión. En resumen, ahorrarás en infraestructura y algo en equipamiento, pero igual necesitas capital para comprar varios sillones; la ventaja es que ese capital puede retornarse más rápido si llenas esos sillones de pacientes.

¿Qué mobiliario y equipamiento básico necesita un gabinete odontológico abierto?

Necesita prácticamente lo mismo que cualquier gabinete dental, multiplicado por la cantidad de sillones: por cada puesto un sillón dental completo, unidad de suministro de aire/agua (turbina, micromotor, ultrasonidos), lámpara operatoria, sistema de aspiración y escupidera. Además, un lavabo clínico cercano para lavado de manos, mesa de instrumental para el odontólogo y auxiliar, y un carrito o mueble para materiales en cada estación. A nivel común, requerirás una compresora de aire y un motor de aspiración central con capacidad suficiente para todos los sillones a la vez, un autoclave (esterilizador) de buena capacidad para manejar el instrumental de varios pacientes, recipientes de residuos clínicos, y si usas radiografía intraoral, quizás un equipo portátil que puedas mover por la sala. En mobiliario adicional: armarios o vitrinas para almacenar material estéril accesibles a todos, sillas de trabajo ergonómicas para el personal, y eventualmente separadores o biombos si los quieres. No olvidemos elementos de comodidad: luces ambientales, sistema de sonido, pantallas si las usarás para educación o entretenimiento. En definitiva, cada “box” dentro del abierto debe estar tan bien equipado como uno individual – la diferencia es que algunos muebles o equipos de apoyo serán compartidos en vez de tener duplicados innecesarios.

Con todo lo anterior, espero haberte dado una visión completa y experta sobre los gabinetes dentales abiertos. He compartido mis conocimientos y vivencias personales, integrando recomendaciones prácticas en cada apartado (seguramente ya intuyes que conté con aliados como Cherry Health para lograr muchos de estos objetivos). Si estás pensando en diseñar tu clínica con este formato, ya cuentas con la guía más completa en español sobre el tema. ¡Manos a la obra con tu proyecto de gabinete abierto exitoso! Recuerda que con planificación, asesoría adecuada y un toque de pasión, puedes crear un espacio innovador que encante a tus pacientes y facilite tu trabajo diario. ¡Mucho ánimo en el camino!

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