Sensibilidad dental constante – solo quien la padece entiende lo frustrante que puede llegar a ser. Imagínate que cada sorbo de café caliente o cada cucharada de helado te provoca un dolor agudo en los dientes. Esa punzada inesperada no solo molesta, sino que genera ansiedad al comer o beber cualquier cosa. Como profesional de la salud dental (y alguien que también lo ha vivido), sé de primera mano lo desesperante que resulta sentir esa hipersensibilidad en los dientes de forma continua. Por eso, quiero contarte en primera persona qué causa la sensibilidad dental constante y cómo podemos aliviarla, basándome en mi experiencia y en la evidencia clínica más actual.

En este artículo vamos a analizar a fondo la sensibilidad dental constante: qué la provoca, cuáles son sus causas principales y, lo más importante, qué soluciones existen para quitarla o reducirla al mínimo. Mi objetivo es que entiendas por qué tus dientes están sensibles todo el tiempo (y qué está diciendo tu boca sobre tu salud) y ofrecerte consejos prácticos y tratamientos efectivos para que puedas volver a disfrutar de tus comidas sin miedo. Desde remedios caseros sencillos hasta procedimientos modernos en clínica, repasaremos todas las opciones. Además, compartiré recomendaciones avaladas por expertos y por nuestra experiencia en Cherry Health, donde hemos ayudado a montar clínicas dentales equipadas para abordar problemas como este de forma integral. Prepárate, porque la sensibilidad en los dientes sí se puede combatir – y no tienes por qué resignarte a vivir con ella.
¿Qué es la sensibilidad dental constante?
La sensibilidad dental, o hipersensibilidad dentinaria, es un dolor dental intenso y breve que aparece ante ciertos estímulos (por ejemplo, al tomar algo frío, caliente, dulce o ácido, e incluso al cepillarte). Normalmente, estos pinchazos se deben a que la dentina (la capa interna porosa del diente, donde están los túbulos que conectan con el nervio) ha quedado expuesta. Cuando el esmalte que la protege o la encía que cubre la raíz se pierden, esos túbulos dentinarios quedan al descubierto y cualquier cambio de temperatura o sustancia alcanza el nervio, desencadenando dolor. En resumen: unos dientes sanos con esmalte intacto y encías firmes no deberían doler con el frío o el calor; si duele, es que algo no está cubriendo bien esas terminaciones nerviosas.
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Ahora bien, ¿qué hace que la sensibilidad sea “constante”? Muchas personas solo sienten sensibilidad de forma esporádica (por ejemplo, un par de días tras una limpieza dental o un blanqueamiento), pero en otros casos la molestia persiste día tras día. Si cada vez que comes o bebes cualquier cosa notas ese hormigueo o dolor, hablamos de sensibilidad dental constante. No es algo raro: estudios señalan que hasta un 95% de los adultos han sufrido sensibilidad dental alguna vez, y buena parte de ellos la padece de forma habitual. Tener los dientes sensibles siempre no es normal ni debe ignorarse. De hecho, cuando la sensibilidad es continua y no solo una reacción pasajera, suele ser una señal de que algo subyacente no va bien en tu boca. En mi experiencia, detrás de unos dientes permanentemente sensibles casi siempre encontramos una causa específica que se puede (y se debe) tratar. A continuación, veremos cuáles son esas causas más comunes.
Causas de la sensibilidad dental constante
¿Por qué están sensibles mis dientes todo el tiempo? Esta es la pregunta clave. Existen varias causas posibles, y a veces concurren más de una. Identificar el origen de la sensibilidad es fundamental para poder ponerle remedio. Veamos las causas principales de la sensibilidad dental persistente, desde problemas en dientes y encías hasta ciertos hábitos cotidianos:
Recesión de encías (encías retraídas)
Una de las causas más frecuentes de sensibilidad constante es la recesión gingival, es decir, cuando las encías se van “echando para atrás” y dejan expuesta la raíz del diente. Las raíces no están cubiertas de esmalte, por lo que al quedar al descubierto la dentina, aparece dolor ante el frío, calor u otros estímulos. ¿Y por qué se retraen las encías? Principalmente por enfermedad periodontal (gingivitis o periodontitis no tratadas) y también por un cepillado muy agresivo a lo largo de los años. Si notas que tus dientes se ven más “largos” de lo normal o que las encías se han achicado, es posible que este sea el motivo de tu sensibilidad. Además de la sensibilidad, la recesión suele venir acompañada de otros signos como encías inflamadas o sangrantes si hay infección periodontal. En Cherry Health hemos comprobado que muchos pacientes con encías retraídas recuperan la comodidad al tratar la enfermedad periodontal de base y, en casos avanzados, recurriendo a injertos de encía para cubrir de nuevo esas raíces expuestas (hablaremos de este tratamiento más adelante). No subestimes la retracción gingival: atacarla a tiempo puede eliminar la sensibilidad y salvar tus dientes.
Caries, grietas o empastes desgastados
Los problemas directamente en la estructura del diente también pueden explicar una sensibilidad constante, especialmente si se concentra en una pieza o zona concreta. Una caries dental en sus primeras fases suele causar sensibilidad al dulce o al frío, porque crea un agujero por el que los estímulos llegan al nervio. Del mismo modo, un diente agrietado o fisurado (aunque la fractura sea minúscula) puede generar dolor agudo al morder algo frío o caliente. Incluso un empaste antiguo en mal estado puede provocar sensibilidad: si el empaste (obturación) está desgastado o filtrando, deja partes de la dentina expuestas o permite la entrada de líquidos fríos hacia el nervio. En resumen, cualquier daño en el diente que comprometa su esmalte o la selladura de una restauración puede desencadenar hipersensibilidad. Si notas que un diente en particular te molesta siempre, podría haber una caries oculta, una fractura o un empaste defectuoso detrás del síntoma. La solución en estos casos suele ser arreglar la pieza dañada: limpiar la caries y colocar un nuevo empaste, reparar la fisura con resina, reemplazar esa restauración vieja, etc. Un dentista de confianza (como los que colaboran con Cherry Health en nuestras clínicas) podrá evaluar con radiografías y pruebas de sensibilidad cuál es el diente problemático y resolverlo antes de que vaya a peor.
Bruxismo (rechinar o apretar los dientes)
¿Aprietas los dientes por las noches o al concentrarte? El bruxismo, ese hábito involuntario de rechinar o apretar la mandíbula, es otro culpable común de la sensibilidad crónica. Al rechinar, se produce un desgaste gradual del esmalte dental, especialmente en las cúspides de las muelas y los bordes de los dientes frontales. Con el tiempo, ese esmalte adelgazado deja la dentina más expuesta, y los dientes comienzan a resentirse con bebidas frías, calientes e incluso al respirar aire frío. Una pista: muchas personas con bruxismo se despiertan con los dientes sensibles o cierta molestia mandibular. En las clínicas asociadas a Cherry Health vemos con frecuencia casos de sensibilidad por bruxismo, y la buena noticia es que suele mejorar muchísimo cuando protegemos los dientes con una férula nocturna (un protector bucal de descarga) y tratamos el hábito. Si sospechas que rechinas los dientes (porque amaneces con la mandíbula tensa, te lo ha dicho tu pareja o ves tus dientes planos), coméntaselo al dentista. Proteger el esmalte que te queda es clave para reducir la sensibilidad y evitar daños mayores como fracturas.
Cepillado dental agresivo o inadecuado
Aunque parezca irónico, cepillarse mal los dientes puede causar sensibilidad. Si usas un cepillo de cerdas duras o aplicas mucha fuerza al cepillar, puedes desgastar el esmalte cerca de la línea de la encía e incluso retraer las encías mecánicamente. Con el tiempo, ese abuso deja pequeñas áreas de dentina expuesta en el cuello de los dientes (justo donde se unen con la encía), provocando sensibilidad al tacto y a la temperatura. También cepillarse de forma insuficiente (dejando placa) puede derivar en sensibilidad, indirectamente, por inflamación de encías y problemas posteriores. La clave está en un término medio: técnica suave pero efectiva. Usar un cepillo de cerdas suaves, movimientos circulares delicados sin “restregar” con fuerza, y dedicar tiempo a todas las zonas. Muchas veces, al corregir la técnica de cepillado, la sensibilidad mejora notablemente en pocas semanas. Mi recomendación (y la de Cherry Health) es enseñar siempre al paciente la forma correcta de cepillar – porque unos buenos hábitos de higiene no solo previenen caries, también evitan lesiones por cepillado excesivo. Si tus dientes están sensibles cerca de la encía, revisa cómo te cepillas: quizá solo con cambiar a un cepillo más suave y ser menos brusco notes diferencia.
Alimentación ácida y otros hábitos nocivos
Lo que comes y bebes a diario influye mucho en la salud de tus dientes. Un consumo excesivo de alimentos o bebidas ácidas puede terminar causando sensibilidad crónica. ¿Por qué? Los ácidos erosionan el esmalte dental, desgastándolo micra a micra y volviéndolo más delgado y poroso. Bebidas carbonatadas, refrescos azucarados, cítricos (limón, naranja, pomelo), vinagre, vino e incluso ciertas salsas muy ácidas pueden, con el tiempo, “limar” la protección de tus dientes. Si además los tomas muy calientes o muy fríos, el efecto sensibilizador es mayor. Otros hábitos como abusar de dulces o carbohidratos fermentables también influyen, ya que alimentan bacterias que producen ácidos (causando caries y erosión). Y no olvidemos el tabaco: fumar no solo mancha los dientes, también afecta las encías y la producción de saliva, favoreciendo la enfermedad periodontal y la sequedad bucal, dos factores que incrementan la sensibilidad. Los expertos advierten que en los últimos años ha aumentado la sensibilidad dental en adultos jóvenes debido precisamente al consumo de bebidas ácidas en exceso y al uso indiscriminado de productos blanqueadores caseros sin supervisión. ¿La buena noticia? Puedes mitigar estos efectos con cambios en tu estilo de vida. Moderar o evitar los refrescos ácidos (o usar pajilla para que toquen menos los dientes), enjuagarte con agua tras tomar cítricos o vino, reducir la frecuencia de snacks azucarados entre horas y, por supuesto, dejar el tabaco, son medidas que protegerán tu esmalte. En nuestras clínicas Cherry Health siempre hacemos hincapié en la alimentación durante la educación al paciente: unos hábitos saludables no solo mejoran tu salud general, también son la mejor prevención contra la sensibilidad dental y otros problemas.
Tratamientos dentales recientes (sensibilidad temporal post-tratamiento)
Si tu sensibilidad apareció de repente tras un procedimiento dental, es posible que se trate de una sensibilidad temporal que debería ir cediendo. Por ejemplo, es común sentir los dientes sensibles durante unos días después de una limpieza dental profunda, un blanqueamiento dental o al colocar un empaste nuevo. Estos tratamientos pueden irritar momentáneamente la pulpa o dejar el diente más “expuesto” durante un corto periodo. La buena noticia es que este tipo de sensibilidad suele ser pasajera y desaparece por sí sola en poco tiempo. Sin embargo, si pasaron varios días (o semanas) y la sensibilidad no solo no mejora sino que continúa constante, entonces merece revisión. A veces un empaste alto o mal ajustado, o una reacción exacerbada de la pulpa tras un procedimiento, pueden prolongar el problema. Mi consejo es que informes siempre a tu dentista si tras un tratamiento notas dolor persistente. En Cherry Health, por ejemplo, cuando montamos clínicas dotamos a los profesionales de protocolos de seguimiento para que el paciente sepa que puede consultarnos si algo así ocurre. No tengas miedo de “molestar”: la sensibilidad post-tratamiento que no remite debe ser evaluada, porque quizá haya que ajustar algo (rebajar un empaste, aplicar un desensibilizante en clínica, etc.).
Problemas en la pulpa dental (nervio inflamado)
Por último, debemos mencionar una causa más seria de sensibilidad continua: un posible problema en la pulpa del diente, es decir, en el nervio. Si el dolor que sientes es muy intenso, profundo, a veces pulsátil, y se mantiene por mucho tiempo incluso sin estímulos externos, podría tratarse de una pulpitis (inflamación o infección del nervio dental). Esto ocurre típicamente cuando una caries muy profunda llega al nervio, o si una grieta grande o un traumatismo afectan la pulpa. En estos casos, más que sensibilidad al frío, el diente duele por casi cualquier cosa e incluso duele espontáneamente. Es importante distinguirlo: una pulpitis no se va a curar sola ni con pastas desensibilizantes; requiere un tratamiento odontológico específico (normalmente una endodoncia, es decir, tratar el conducto radicular) para eliminar el tejido nervioso dañado. La sensibilidad por pulpitis es constante y puede ser invalidante. Si sospechas que tu problema va por ahí (dolor fuerte continuo en un diente concreto, que empeora con caliente y no calma con nada), acude cuanto antes al dentista. Un especialista evaluará el estado de ese nervio y te recomendará el tratamiento adecuado (lo veremos en la sección de tratamientos profesionales). La buena noticia es que, tras resolver el problema pulpar, la sensibilidad desaparece por completo porque eliminamos la fuente del dolor. En la Clínica Cherry Health más cercana podrás encontrar expertos en endodoncia preparados para estos casos, de manera que no tengas que vivir con un dolor de muelas constante.
Cómo aliviar la sensibilidad dental constante: tratamientos y soluciones
Después de identificar la posible causa, el siguiente paso es ponerle solución. Afortunadamente, hoy en día existen múltiples tratamientos para la sensibilidad dental – desde cambios sencillos en tu rutina hasta procedimientos innovadores en el consultorio. Te recomiendo abordar el problema en dos frentes: cuidado en casa (para aliviar síntomas y evitar empeorarlos) y tratamientos profesionales (que atacan la causa de raíz y brindan un alivio duradero). Veamos cada uno:
Cuidados en casa para dientes sensibles
Cuando la sensibilidad es molesta pero tolerable, hay varias medidas que puedes tomar tú mismo en casa para reducirla. Estos remedios caseros y cambios de hábitos suelen proporcionar alivio gradual:
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Pasta dental desensibilizante: Utiliza un dentífrico especial para dientes sensibles. Estas pastas contienen compuestos (como el nitrato de potasio o el fluoruro de estaño) que ayudan a bloquear los túbulos dentinarios y a disminuir la transmisión del estímulo al nervio. Úsala a diario en lugar de tu pasta habitual; notarás menos sensibilidad tras algunas semanas de uso constante. (Truco: no enjuagues con demasiada agua después de cepillarte, para dejar una capa de pasta actuando más tiempo en los dientes.)
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Cepillado suave y cepillo adecuado: Adopta una técnica de cepillado más delicada. Usa un cepillo de cerdas suaves o extra-suaves y cepilla con movimientos gentiles, sin aplicar mucha presión. Asegúrate de llegar a todas las áreas pero sin “raspar” el esmalte ni las encías. Un buen cepillado debe limpiar sin lastimar; imagina masajear las encías, no fregarlas. Esto evitará agravar el desgaste del esmalte y permitirá que las encías irritadas se recuperen. También recuerda usar hilo dental diariamente, con cuidado, para mantener las encías sanas.
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Enjuagues con flúor: El flúor es un gran aliado contra la sensibilidad. Puedes incorporar un colutorio con flúor a tu rutina nocturna (sin alcohol, para no resecar la boca). El flúor ayuda a remineralizar el esmalte y hacerlo más resistente frente a los ácidos, reduciendo la sensibilidad. Incluso hay enjuagues específicos para sensibilidad que forman una capa protectora temporal. Otra opción es aplicar gel de flúor o espuma (que venden en farmacias) en una cubetita o porta-placa y ponértela en los dientes unos minutos a la semana, si tu dentista lo recomienda. Siempre sigue las indicaciones del producto para no excederte.
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Control de la dieta y hábitos: Como mencionamos, evita en lo posible los alimentos y bebidas muy ácidos. Limita refrescos, cítricos, encurtidos y vino, o consúmelos con moderación y acompañados de agua. Si tomas algo ácido, aclara tu boca con agua después (o bebe un trago de agua) para neutralizar el ácido. También trata de no consumir cosas excesivamente frías o calientes de forma consecutiva (por ejemplo, no alternes un café hirviendo con agua helada) para no dar “choques térmicos” a tus dientes. Evita el tabaco; dejar de fumar mejorará la salud de tus encías y mucosas notablemente. Y si aprietas los dientes, intenta relajarte antes de dormir, practica ejercicios de reducción de estrés o meditación, ya que el bruxismo suele empeorar con la tensión.
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Analgésicos o geles tópicos (cuando el dolor es intenso): Si la sensibilidad te causa un dolor agudo que interfiere con tus actividades, puedes tomar un analgésico de venta libre como ibuprofeno o paracetamol para aliviar momentáneamente las molestias. Asimismo, existen geles o pastas tópicas con ingredientes desensibilizantes (por ejemplo, gel de arginina, que algunos dentistas proporcionan) que se aplican directamente en la zona sensible para un alivio rápido. Ojo: estos métodos calman el síntoma, pero no deben usarse por largos periodos sin consultar al dentista. Son un apoyo puntual, no la solución definitiva. Si necesitas analgésicos frecuentemente por tus dientes, es hora de buscar ayuda profesional.
En mi experiencia, estos cuidados en casa pueden marcar una gran diferencia. Muchos pacientes logran reducir significativamente su sensibilidad siguiendo estos consejos simples. No obstante, si la sensibilidad dental constante persiste o es muy intensa, es fundamental dar el siguiente paso: acudir a tu dentista. En Cherry Health siempre aconsejamos combinar la buena higiene y hábitos con una evaluación profesional, porque a veces solo un tratamiento odontológico específico podrá eliminar la causa del problema. Veamos qué pueden hacer los profesionales por ti.

Tratamientos profesionales en clínica
Cuando los remedios caseros no bastan, un dentista cuenta con herramientas y tratamientos efectivos para quitar la sensibilidad dental o al menos controlarla de forma duradera. Gracias a la tecnología moderna, hoy disponemos de técnicas que antes no existían y que pueden sellar, proteger o desensibilizar tus dientes de manera muy eficaz. En Cherry Health nos aseguramos de que las clínicas dentales que montamos estén equipadas con estas soluciones avanzadas, para que los pacientes reciban la mejor atención contra problemas como la hipersensibilidad. Algunos de los tratamientos profesionales más habituales son:
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Aplicación de flúor en alta concentración: En la clínica, el odontólogo puede aplicar flúor directamente sobre las zonas sensibles de tus dientes. Suelen usarse barnices o geles de fluoruro sódico muy concentrado, que al impregnarse en el esmalte lo fortalecen y reducen la transmisión de estímulos. Es un procedimiento rápido y nada molesto: el dentista seca el diente y pinta el barniz de flúor sobre la superficie expuesta. Notarás que al salir de la consulta tienes como un “barniz” en el diente por unas horas (mejor no comer hasta pasadas 2–4 horas para que haga efecto). Este refuerzo de flúor puede repetirse periódicamente si fuera necesario. Muchos pacientes sienten alivio inmediato tras la aplicación.
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Selladores o adhesivos dentales: Si la sensibilidad proviene de un área de dentina descubierta (por ejemplo, un cuellito dental con esmalte perdido), una solución muy eficaz es sellar esa zona con resina. El dentista puede colocar un adhesivo dental o un sellador que forma una capa protectora sobre la dentina expuesta. Básicamente, “tapa” los túbulos dentinarios igual que un esmalte artificial. Esto suele hacerse sin anestesia y en una sola visita. Se limpia la superficie, se acondiciona y se aplica la resina fluida que endurece con luz. Al cubrir la raíz o la zona desgastada, el estímulo deja de llegar al nervio y la sensibilidad desaparece de inmediato. Es un tratamiento conservador y muy efectivo para sensibilidad localizada.
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Empastes o reconstrucciones: Cuando la sensibilidad se debe a una caries, una fisura o un empaste viejo, el tratamiento indicado es reparar ese daño. Es decir, realizar un empaste nuevo. El dentista eliminará la caries si la hay, limpiará la zona y la rellenará con un material (resina compuesta generalmente) que restaura la integridad del diente. Esto no solo detiene la caries, sino que aísla el interior del diente de los cambios térmicos, aliviando la sensibilidad. Del mismo modo, si había una grieta pequeña, se puede sellar con resina; si un empaste estaba filtrando, se reemplaza por uno nuevo bien ajustado. Solucionando el defecto del diente, la hipersensibilidad cesará. Piensa que es como arreglar un zapato roto: si tapamos el agujero, ya no entra la piedra que te lastimaba. En Cherry Health, algo que enfatizamos es la importancia de tratar estas lesiones tempranamente: un empaste a tiempo no solo quita el dolor, sino que evita tratamientos mayores más adelante.
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Tratamiento periodontal y/o injerto de encía: Si el origen de tu sensibilidad es la recesión de encías o la enfermedad periodontal, el plan de tratamiento irá enfocado ahí. Primero, el periodoncista realizará una limpieza profunda (raspado y alisado radicular) para eliminar la placa y sarro acumulados debajo de la encía y facilitar que esta se desinflame y vuelva a adherirse lo mejor posible al diente. Esto por sí mismo ya puede reducir la sensibilidad tras unas semanas, al mejorar la salud gingival. En casos donde la encía se ha perdido mucho en dientes estéticos o muy sensibles, existe la opción de un injerto de encía: es un procedimiento quirúrgico en el que se toma tejido de otra parte (normalmente del paladar) y se coloca sobre la raíz expuesta, cubriéndola nuevamente. De ese modo se protege la raíz y disminuye drásticamente la sensibilidad. Los injertos de encía pueden sonar aparatosos, pero suelen tener un postoperatorio sencillo y los resultados valen la pena si la retracción es severa. Gracias a la amplia experiencia de Cherry Health montando clínicas especializadas en periodoncia, sabemos lo transformador que es un buen tratamiento de encías: no solo quita sensibilidad, también salva dientes que podrían perderse por la enfermedad periodontal. Tu dentista te indicará si necesitas este tipo de intervención o si con cuidados periódicos es suficiente.
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Endodoncia (tratamiento de conducto): En situaciones donde la sensibilidad constante se debe a un problema en el nervio (pulpitis) y el dolor es muy fuerte e insomne, probablemente se requerirá una endodoncia. Este tratamiento, conocido popularmente como “matar el nervio”, consiste en remover la pulpa dental dañada, desinfectar el conducto del diente y sellarlo para conservar la pieza sin dolor. Es la solución definitiva cuando el nervio está comprometido, ya que al retirar el tejido nervioso, desaparece por completo la sensibilidad en ese diente. Por supuesto, una endodoncia solo se hace si es necesaria (no es el primer recurso para una sensibilidad leve). Pero si tu dentista diagnostica que la pulpa está inflamada de manera irreversible, este procedimiento eliminará la fuente del dolor. Después de una endodoncia exitosa y su posterior reconstrucción o corona, el diente seguirá funcional pero ya no sentirá ni frío ni calor. En nuestras clínicas Cherry Health contamos con endodoncistas expertos que realizan estos tratamientos con tecnología de última generación, asegurando la máxima precisión y comodidad para el paciente.
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Férula de descarga (protector nocturno): Para aquellos pacientes donde el bruxismo es un factor importante, el dentista confeccionará una férula dental a medida. Es un dispositivo de resina transparente que se usa típicamente por las noches y que impide el contacto directo entre los dientes. Con la férula, al apretar o rechinar durante el sueño, el plástico amortigua la fuerza y protege el esmalte del desgaste. De este modo, previene que la sensibilidad empeore e incluso permite que algunas microfracturas del esmalte se reparen con la saliva al ya no estar sufriendo abrasión constante. Muchos pacientes nos han comentado en Cherry Health que, tras acostumbrarse a dormir con la férula, no solo disminuyó su sensibilidad, sino que duermen mejor y se levantan sin esa tensión mandibular. Es una inversión en la salud de tus dientes a largo plazo, y tu dentista te la ajustará de forma personalizada para que sea cómoda.
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Terapia láser desensibilizante: Una de las innovaciones más interesantes en el campo de la odontología es el uso del láser dental para tratar la hipersensibilidad. Existen láseres de baja potencia que, aplicados sobre la superficie dentinaria expuesta, sellan los túbulos dentinarios por fotocoagulación, reduciendo drásticamente la transmisión del estímulo doloroso. Es un procedimiento rápido, indoloro y que no requiere anestesia. Estudios recientes (incluyendo revisiones de Cochrane) indican que la terapia láser puede disminuir ligeramente el dolor por sensibilidad ya desde las primeras 24 horas, con resultados similares a los logrados con agentes desensibilizantes tradicionales. La efectividad a largo plazo sigue estudiándose, pero combinada con pastas desensibilizantes parece ofrecer resultados muy prometedores. En clínicas avanzadas equipadas por Cherry Health, ya se cuenta con esta tecnología láser, lo que nos permite ofrecer a los pacientes opciones de tratamiento vanguardistas. Por ejemplo, ante un paciente con múltiples cuellos sensibles, el dentista puede pasar el láser por cada zona en una misma cita, logrando que salga con notable alivio. Si bien no todos los consultorios disponen aún de láser, vale la pena preguntar a tu dentista por esta opción si los métodos convencionales no te funcionan, ya que cada vez es más accesible.
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Otros tratamientos especializados: Dependiendo del origen exacto de la sensibilidad, tu dentista podría recomendar otras intervenciones. Por ejemplo, en casos de erosión severa por ácidos, se podría aplicar un material restaurador (como un composite) para reconstruir el esmalte perdido en zonas amplias. O si hay recesiones múltiples, existen técnicas de cubrimiento radicular múltiple mediante membranas o materiales bioactivos. Incluso ciertos tratamientos de ortodoncia (corregir una mordida traumática) pueden eliminar sensibilidades causadas por sobrecarga en algún diente. Lo importante es que soluciones hay muchas, y un buen profesional sabrá escoger la adecuada a tu situación.
Como ves, disponemos de un arsenal completo para combatir la sensibilidad dental constante. Desde reforzar tus dientes con flúor hasta recurrir a la alta tecnología láser, hoy más que nunca no tienes por qué resignarte a vivir con ese dolorcillo en los dientes. Mi recomendación sincera es que no postergues la visita al dentista si tus dientes llevan sensibles mucho tiempo. Un diagnóstico profesional determinará la causa exacta y te permitirá atacar el problema de frente. En Cherry Health nos enorgullece facilitar a nuestras clínicas las herramientas y conocimientos para tratar estos casos con éxito, porque nada nos gusta más que ver a un paciente volver a sonreír (y tomar helado) sin dolor.

Consejos finales para prevenir la sensibilidad dental
Llegados a este punto, ya hemos cubierto causas y soluciones. Pero hay un aspecto igual de importante: la prevención. ¿Qué podemos hacer para que, una vez resuelto, el problema no vuelva (o para no sufrir sensibilidad si aún no la tienes)? La prevención de la sensibilidad dental va de la mano con la salud bucal integral:
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Mantén una excelente higiene oral, pero siempre con suavidad. Usa a diario pasta fluorada, cepillo de cerdas blandas y seda dental. Esto previene caries y enfermedades de encías que a la postre causan sensibilidad.
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Visita al dentista regularmente (al menos una revisión y limpieza profesional cada 6-12 meses). Las limpiezas eliminan sarro que podría irritar las encías, y en las revisiones el dentista puede detectar una caries incipiente o un desgaste temprano antes de que se traduzca en sensibilidad. Más vale arreglar un pequeño problema ahora que esperar al dolor.
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Modera tu dieta en azúcares y ácidos. No se trata de no probar nunca un cítrico o un refresco, pero sí de consumirlos con prudencia. Si eres amante del limón o la cola, procura que no sea algo diario, y enjuaga con agua tras tomarlos. Incluye en tu dieta alimentos ricos en calcio (lácteos, almendras, verduras de hoja verde) que fortalecen dientes y huesos.
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Evita cambios bruscos de temperatura en tus comidas. Si tus dientes son propensos a la sensibilidad, no los sometas a extremos seguidos (como beber agua helada justo después de la sopa hirviendo). Dales tiempo para adaptarse.
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Di no al tabaco. Ya lo hemos dicho pero vale repetirlo: fumar es malísimo para tus encías y tus dientes (además de todo lo demás). Dejarlo mejora la circulación en la encía y reduce el riesgo de periodontitis, por lo que tus dientes estarán más protegidos y firmes.
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Protege tus dientes si rechinas. Si sabes que tienes bruxismo, usa tu férula de descarga según indicaciones y cuida la calidad de tu sueño. El estrés y la ansiedad están muy ligados al rechinar, así que técnicas de relajación, ejercicio físico regular y una buena rutina de descanso te ayudarán a controlar este hábito que desgasta tus dientes.
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No abuses de productos blanqueadores sin supervisión. Muchas personas, en busca de una sonrisa más blanca, utilizan geles o tiras blanqueadoras caseras con alta concentración de peróxido que, mal usados, causan sensibilidad severa. Mi consejo es blanqueamientos, solo con control profesional. Y si notas sensibilidad, para el tratamiento unos días y consulta. La estética no debe anteponerse a la salud de tus dientes.
En esencia, prevenir la sensibilidad dental implica mantener tus dientes y encías lo más sanos posible y evitar aquellas conductas que ya sabemos que los debilitan. Desde Cherry Health promovemos activamente la odontología preventiva en todas las clínicas con las que trabajamos: creemos en educar al paciente para que cuide su boca a diario y acuda a controles, porque así se evitan la mayoría de las molestias (¡incluyendo la temida sensibilidad!). Recuerda que tus dientes, con el cuidado adecuado, están hechos para durar toda la vida sin dolor. Y si por algún motivo comienzan a molestarte, ahora sabes que cuentas con soluciones para devolverles la calma.
En conclusión, la sensibilidad dental constante puede ser un problema muy incómodo, pero casi siempre tiene solución una vez que identificamos la causa. No tienes por qué acostumbrarte a vivir evitando comidas o sufriendo con cada bocado. Con las medidas de higiene correctas, unos ajustes en tus hábitos y la ayuda de tratamientos profesionales (desde un buen flúor hasta procedimientos de alta tecnología), es posible eliminar o reducir drásticamente la hipersensibilidad. Te lo digo por experiencia: he visto pacientes que entraron a consulta sin poder tomar agua fría, y tras el tratamiento adecuado, se marcharon felices disfrutando de una bebida helada sin dolor. No hay nada más gratificante que ver a alguien recuperar la comodidad y el placer de comer y sonreír. Así que ánimo: cuida tus dientes, busca apoyo profesional en caso necesario (en Cherry Health estamos para ayudarte con los mejores especialistas), ¡y despídete de la molestia de los “dientes sensibles” de una vez por todas!
Preguntas frecuentes sobre la sensibilidad dental constante
¿Qué causa la sensibilidad dental constante exactamente?
La sensibilidad dental constante suele deberse a la exposición de la dentina en los dientes de forma prolongada. Esto ocurre por causas como encías retraídas (que dejan la raíz al descubierto), esmalte desgastado o agrietado, caries no tratadas, fracturas en las piezas dentales o empastes viejos filtrados. Hábitos como cepillar muy fuerte, consumir muchos ácidos o rechinar los dientes también contribuyen a que el esmalte se desgaste y los dientes queden sensibles continuamente. En resumen, cualquier factor que retire la protección natural del diente (esmalte o encía) puede provocar sensibilidad crónica.
¿Cómo saber si mi sensibilidad dental se debe a una caries u otro problema?
No siempre es fácil distinguirlo por tu cuenta, pero hay pistas. Si la sensibilidad se localiza en un diente específico y aparece incluso con alimentos dulces o al masticar, podría ser una caries o una fisura en ese diente. Si en cambio la molestia es más general (varios dientes) y sobre todo con frío, suele apuntar a desgaste de esmalte o encías retraídas. Un dolor muy agudo y constante, incluso sin estímulo, puede indicar un problema en el nervio. Lo ideal es acudir al dentista: con un examen clínico y posiblemente una radiografía, podrá determinar si hay caries, fracturas o problemas pulpares. Así saldrás de dudas y recibirás el tratamiento apropiado.
¿Cuál es la mejor pasta de dientes para los dientes sensibles?
La mejor pasta para dientes sensibles es aquella formulada específicamente para la sensibilidad. Busca en la etiqueta ingredientes como nitrato de potasio, fluoruro de estaño o arginina, ya que estos ayudan a bloquear los túbulos de la dentina y fortalecer el esmalte. Marcas conocidas tienen líneas “Sensitive” o “Sensibilidad” que funcionan bien. Lo importante es usarla de forma constante (dos veces al día como mínimo) y tener paciencia, pues sus efectos suelen notarse tras una o dos semanas de uso regular. Además, evita las pastas blanqueadoras abrasivas o con carbón activado, ya que pueden empeorar la sensibilidad al ser más agresivas con el esmalte. En resumen: pasta desensibilizante con flúor, cepillado suave y constancia. Esa combinación te dará los mejores resultados.
¿La sensibilidad dental constante tiene cura definitiva?
En la mayoría de casos, sí, tiene solución definitiva una vez que se trata la causa subyacente. Si la causa era una caries o fisura, al repararla con un empaste desaparecerá la sensibilidad. Si eran encías retraídas, un tratamiento periodontal y posibles injertos pueden cubrir la raíz y eliminar el problema. Incluso cuando el origen es el nervio (pulpitis), una endodoncia acaba con el dolor definitivamente. Lo clave es abordar la raíz del asunto. Hay que reconocer, eso sí, que si la causa es un desgaste generalizado del esmalte por bruxismo o erosión, quizá no “cure” por completo, pero sí se puede controlar muy bien con flúor, férulas y sellados, al punto de que dejes de notarlo. Y siempre hay que mantener los cuidados preventivos para que no reaparezca. Pero en términos generales, no estás condenado a tener dientes sensibles toda la vida: con el tratamiento adecuado, puedes volver a la normalidad.
¿Qué alimentos debo evitar si tengo dientes sensibles?
Conviene evitar o reducir aquellos alimentos y bebidas que empeoran la sensibilidad. En primer lugar, los muy fríos o muy calientes (hielos, helados, café hirviendo, sopas muy calientes), ya que son disparadores directos del dolor en dientes sensibles. También los alimentos ácidos: cítricos (limón, naranja, pomelo), piña, vinagre, encurtidos, refrescos carbonatados, vino tinto y bebidas energéticas ácidas. Estos erosionan el esmalte y pueden prolongar o agravar la sensibilidad. Asimismo, limita los dulces pegajosos y azúcares frecuentes, porque propician caries que causan sensibilidad. Si consumes algo ácido, una buena práctica es beber agua después o usar una pajilla (popote) en el caso de bebidas, para minimizar el contacto con los dientes. Y no cepilles tus dientes inmediatamente tras algo muy ácido, espera 20-30 minutos, pues el esmalte está más blando y podrías desgastarlo más. En resumen: mientras tengas sensibilidad, cuida la temperatura de lo que comes y modera los ácidos y azúcares. ¡Tus dientes te lo agradecerán!