Traspaso de clínica dental por jubilación: Guía completa para vender tu consulta con éxito

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Traspaso de clínica dental por jubilación: Guía completa para vender tu consulta con éxito

Cherry Dent

Cuando cumplí los 65 años y me planteé la jubilación, me encontré frente a una de las decisiones más importantes de mi carrera: ¿qué hacer con mi clínica dental? Tras más de 30 años construyendo mi consulta odontológica desde cero, la idea de cerrarla me partía el alma. No solo era mi fuente de ingresos, era mi segunda casa, el legado de mi trabajo y el lugar donde mis pacientes de toda la vida confiaban en mí. Por otro lado, traspasar la clínica por jubilación me generaba muchas dudas: ¿Encontraría un comprador adecuado? ¿Cómo fijar un precio justo sin dejarme llevar por el valor sentimental? ¿Qué pasaría con mis empleados y pacientes? Con muchas preguntas en la cabeza, decidí informarme y planificar cada paso con calma. El resultado fue un traspaso exitoso, rentable y sin sobresaltos. En esta guía voy a compartirte esa experiencia en primera persona, con consejos prácticos que aprendí en el camino.

Por qué optar por el traspaso de tu clínica al jubilarte (y no cerrarla)

Si estás cerca de la jubilación como dentista, es posible que te hayas planteado simplemente cerrar la consulta y retirarte. A primera vista, bajar la persiana de forma definitiva parece lo más sencillo… pero ¡cuidado! Cerrar una clínica dental conlleva consecuencias importantes que quizás no hayas considerado:

  • Pérdida del valor de tu inversión: Al cerrar, renuncias al valor de tu fondo de comercio (pacientes fidelizados, reputación, equipamiento, etc.). Solo recuperarás una fracción mínima vendiendo equipos usados, generalmente muy depreciados. En cambio, al vender la clínica como negocio en marcha, ese valor acumulado durante años se refleja en el precio de traspaso.
  • Costes laborales por despido de empleados: Un cierre obliga a extinguir contratos y pagar indemnizaciones al personal según su antigüedad y sueldo. Esto puede suponer decenas de miles de euros en cargas laborales. Con un traspaso bien gestionado, el comprador suele subrogar al equipo (mantener a los trabajadores), evitando que tú tengas que asumir esas indemnizaciones. Así tus empleados conservan su empleo y tú, tus ahorros.
  • Impacto en tus pacientes y en tu legado: Imagina el mensaje que envías a tus pacientes de toda la vida si simplemente cierras: los dejarías desatendidos y obligados a buscar otro dentista de confianza. Muchos podrían sentir abandono o decepción. En cambio, cediendo la clínica a otro profesional, les ofreces continuidad en la atención, preservando la confianza que depositaron en ti. Tu legado profesional permanece vivo en otras manos.
  • Repercusiones emocionales: No es fácil ver cómo todo por lo que trabajaste se desvanece de un día para otro. Personalmente, la idea de pasar por mi clínica vacía y cerrada me resultaba devastadora. Traspasarla a alguien que continuase con dedicación mi proyecto me dio paz mental y una sensación de orgullo, en lugar de tristeza.
  • Cuestiones fiscales: Cerrar no te exime de obligaciones fiscales. En realidad, vender la clínica como negocio en marcha puede tener ventajas fiscales interesantes. Por ejemplo, la transmisión de toda la clínica (equipos, pacientes, licencias, etc. como unidad económica) no lleva IVA según la normativa española. Es una operación exenta de IVA por tratarse de un conjunto empresarial y tampoco tributa por Transmisiones Patrimoniales en ese caso. En otras palabras, al traspasar tu consulta no tienes que cargar IVA en la factura de venta, lo cual facilita la operación al comprador. Además, es posible optimizar la carga fiscal de la venta con una buena planificación (por ejemplo, beneficiarte de reducciones por reinvertir en tu plan de pensiones, exenciones si transmites a familiares, etc.). Un asesor experto te ayudará a aprovechar estos incentivos para que la venta sea lo más eficiente posible en impuestos.

En resumen, vender tu clínica dental al jubilarte suele ser la decisión más inteligente y beneficiosa tanto para ti como para quienes han formado parte de ella. Obtendrás una compensación económica justa por los años invertidos, asegurarás el futuro de tus empleados y pacientes, y podrás retirarte con la tranquilidad de ver tu obra continuada. Todo ello sin las complicaciones legales y económicas de un cierre precipitado.

Como descubrí por experiencia, merece la pena explorar el traspaso antes de optar por el cerrojazo final. En las secciones siguientes te contaré cómo planificar y ejecutar paso a paso la venta de tu clínica dental, para que sea un proceso rentable y llevadero.

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Planificación anticipada: empieza a preparar el traspaso con tiempo

Una lección clave que aprendí es que vender una clínica dental no es cosa de dos días. Idealmente, deberías empezar a planificar con años de antelación antes de tu retiro efectivo. Yo comencé a preparar el terreno unos 3 años antes de la fecha en que pensaba jubilarme, y agradezco enormemente haberlo hecho así. ¿Por qué tanto tiempo? Veamos:

  • Maximizar el valor de la clínica: Con margen de tiempo suficiente puedes hacer mejoras graduales que incrementen el valor de tu consulta de odontología. Si esperas al último momento, no podrás revertir en unos meses problemas como equipamiento obsoleto, instalaciones anticuadas o agenda de pacientes reducida. En cambio, con 2-3 años de anticipación puedes invertir en renovar la clínica, actualizar tecnología, optimizar la gestión y presentar un negocio en su mejor versión al posible comprador.
  • Estrategia de salida organizada: Un traspaso implica muchos aspectos (legales, financieros, emocionales) que hay que coordinar. Al planificar con tiempo, puedes consultar con abogados, asesores fiscales y expertos en transmisiones de clínicas para trazar una estrategia de salida sólida. En mi caso, mantuve reuniones periódicas con un consultor especializado en traspasos (¡terminé trabajando con Cherry Health, de quienes hablaré más adelante!) para revisar checklists y asegurarnos de que nada se quedaba en el tintero.
  • Elección del momento adecuado: No todas las épocas son igual de favorables para vender. Conviene observar la evolución de tu clínica y del mercado. ¿Está tu facturación estable o en crecimiento? ¿Hay demanda de clínicas en tu zona? Si notas que llevas años al alza y aún tienes energías, quizás quieras adelantar un poco la venta aprovechando el buen momento. Por el contrario, si atraviesas una racha difícil, tal vez convenga estabilizar la situación primero (ej. captar más pacientes, mejorar indicadores) antes de poner el cartel de “se vende”. Tomarte un par de años para fortalecer áreas débiles puede repercutir en un precio de venta bastante mayor.
  • Preparación emocional para el cambio: No subestimes el aspecto psicológico. A mí me llevó tiempo asimilar que realmente iba a dejar mi consulta. Dosificar la retirada ayuda a hacerla más llevadera. Por ejemplo, durante el último año acordé reducir mi agenda de pacientes y delegar más en mis odontólogos asociados, acostumbrándome poco a poco a no ser imprescindible en el día a día. Esto me permitió disfrutar más de mi último año ejerciendo, despidiéndome gradualmente de mis pacientes, en lugar de un adiós repentino y estresante.
  • Comunícalo primero a quien corresponde, en el momento oportuno: La planificación anticipada no significa anunciar públicamente desde el primer día que venderás la clínica. De hecho, es importante manejar con discreción la noticia hasta tener todo encaminado, para evitar incertidumbre en empleados y pacientes. Sin embargo, sí es aconsejable que, con suficiente tiempo, lo compartas con ciertas personas clave: tu familia (que tendrá un papel en tu jubilación), tal vez algún socio o empleado de absoluta confianza que pueda ayudarte en la transición, etc. En mi caso se lo comenté con un año de antelación a mi coordinadora de clínica de máxima confianza, para que me asistiera en recopilar documentos y pulir detalles internos.

En definitiva, planifica tu jubilación y venta con cabeza fría y calendario en mano. No dejes este proceso para el último minuto. Un traspaso exitoso empieza mucho antes de que aparezca el comprador: comienza en la preparación minuciosa y con tiempo. En las próximas secciones te detallo cómo llevar a cabo esa preparación en los distintos frentes (valoración, papeleo, búsqueda de comprador, etc.), pero quédate con esta idea: cuanto antes empieces, mejor resultado obtendrás.

Valoración objetiva: cuánto vale tu clínica y cómo aumentar su atractivo

Una de las primeras preguntas que me hice fue: “¿Cuánto puedo pedir por mi clínica dental?”. Tendemos a pensar que nuestra consulta vale oro (¡para nosotros lo es!). Pero es crucial hacer una valoración objetiva y realista, basada en números y no solo en el corazón. Reconozco que al inicio yo tenía un número en mente influido más por el cariño que por la lógica. Tuve que darme un baño de realidad y apoyarme en profesionales para tasar la clínica con criterios de mercado.

¿De qué depende el valor de una clínica dental? Básicamente de su capacidad para generar beneficios ahora y en el futuro, junto a los activos intangibles que posee. Algunos factores clave que cualquier comprador evaluará son:

  • Ingresos y beneficios actuales: La facturación anual y, más importante, el beneficio neto que obtiene la clínica. Tradicionalmente se ha usado como referencia un porcentaje de los ingresos anuales para calcular el precio de venta (por ejemplo, entre un 20% y 50% de la facturación media de los últimos 3 años como base). Además, se suele ajustar según la rentabilidad: aplicando un multiplicador al beneficio anual medio (coeficiente alrededor de 1,1 a 1,3 sobre el beneficio de los últimos años, según un documento colegial). Estos métodos dan una cifra orientativa, pero ojo: no son reglas fijas. Cada clínica es un mundo.
  • Cartera de pacientes y su fidelidad: ¿Cuántos pacientes activos tiene tu clínica y con qué frecuencia acuden? ¿Hay muchos capitanes de la “barba blanca” (pacientes fieles de años) o solo flujo esporádico? Una base de pacientes amplia y leal aumenta el valor, pues el comprador sabe que tendrá ingresos desde el día uno. Si además puedes demostrar una alta calidad de esa cartera (por ejemplo, pacientes con tratamientos de alto valor, o convenios interesantes), mejorará la valoración.
  • Ubicación y potencial de crecimiento: La localización influye mucho. Una clínica en zona céntrica o barrio con alta demanda, sin demasiada competencia cerca, vale más que una aislada o en área saturada de dentistas. También se considera el potencial de crecimiento: si la zona está en expansión demográfica, si hay servicios nuevos (ej. empresas, colegios) que puedan atraer más pacientes en el futuro, etc.
  • Equipamiento e instalaciones: Aquí cuenta tanto la cantidad como el estado de los activos tangibles. ¿Cuántos gabinetes operativos tienes? ¿El equipo (sillones, RX, autoclave, software) es moderno y está bien mantenido, o necesita reemplazo? El comprador evaluará cuánto deberá invertir tras la compra para actualizar la clínica. En mi caso, unos años antes de vender renové dos equipos de radiografía digital y remodelé la sala de espera, lo que incrementó notablemente la percepción de valor de la consulta al verla “lista para continuar funcionando sin invertir”. Las clínicas llave en mano, actualizadas en tecnología y normas sanitarias, son más atractivas (aquí la experiencia de empresas como Cherry Health, especializadas en montar clínicas modernas, me fue muy útil para saber qué mejoras valía la pena hacer y cuáles no).
  • Equipo humano y organización: ¿Cuentas con un equipo de dentistas colaboradores, higienistas, auxiliares estable y competente? ¿Tienes protocolos de gestión claros? Un clínica bien organizada y con personal cualificado que probablemente seguirá es un caramelo para el comprador. Reduce riesgo de fuga de pacientes y facilita la transición. Si todo el conocimiento depende solo del dueño que se va, la clínica pierde valor. En mi caso, destaqué que mi coordinadora e higienistas clave seguirían con el nuevo dueño, aportando estabilidad.
  • Marca y marketing: Aunque más intangible, la reputación de tu clínica (reseñas positivas, prestigio local) y el trabajo de marketing ya realizado (página web, redes sociales activas, base de datos para campañas de comunicación) también suman valor. El comprador preferirá adquirir una consulta bien posicionada y conocida en su comunidad, antes que una desconocida. Si aún no lo has hecho, invertir en visibilidad online el último par de años puede elevar el perfil de tu clínica de cara a los interesados.

Ahora bien, evaluar todos estos factores de forma objetiva no es sencillo. Aquí es donde recomiendo encarecidamente lo que yo hice: buscar una valoración profesional independiente. Yo conté con el apoyo de un consultor de Cherry Health especializado en compraventa de clínicas, quien realizó una auditoría exhaustiva de mi negocio. Analizamos conjuntamente balances financieros, histórico de pacientes, estado de cada equipo y hasta estadísticas demográficas de la zona. El resultado fue un informe de valoración justo y documentado, que sirvió de base para fijar el precio de salida de la clínica. Esta tasación profesional te da varias ventajas:

  • Te ayuda a quitarte la venda emocional. Ver los números fríamente (y compararlos con clínicas similares en el mercado) permite ajustar expectativas. Quizá descubramos que no podíamos pedir, digamos, 500.000€ como pensábamos, sino 350.000€ porque algunos equipos eran antiguos y la facturación había bajado los últimos años. Mejor saberlo de antemano que frustrar negociaciones más adelante.
  • Acelera la venta: Un precio bien fundamentado atrae a compradores serios y evita largas regateos. En mi caso, gracias a la valoración objetiva, pude justificar el precio ante los interesados mostrando datos y evitando discusiones estériles.
  • Identifica oportunidades para aumentar valor antes de vender: El informe de Cherry Health no solo tasó mi clínica, sino que incluyó recomendaciones concretas para hacerla más atractiva. Por ejemplo, me sugirieron optimizar la agenda (espaciando menos las revisiones para incrementar la facturación recurrente) y renovar la pintura de la fachada para mejorar la primera impresión. Siguiendo estos consejos, pude revalorizar la consulta algunos puntos porcentuales antes de sacarla al mercado.

Consejo: No te quedes únicamente con un método de valoración. Complementa la tasación financiera con una mirada cualitativa. Visita otras clínicas en venta para comparar, pregunta a colegas de confianza cuánto pagarían ellos, etc. En definitiva, conoce tu mercado. Y si el número que obtienes no te satisface, piensa en acciones a medio plazo para incrementarlo: quizás posponer un par de años la jubilación mientras potencias la captación de pacientes, incorporar una especialidad nueva que esté en demanda (por ejemplo, ortodoncia invisible, implantología avanzada) para subir los ingresos, o incluso realizar pequeñas reformas estéticas. Invertir hoy €10.000 en modernizar puede traducirse en €30.000 más en el precio de venta mañana. Vale la pena considerarlo.

En resumen, determinar el valor de tu clínica dental es un paso crítico y delicado. Hazlo con objetividad, ayuda profesional y perspectiva estratégica. Un buen diagnóstico del valor te dará confianza para todo lo que sigue en el proceso de traspaso.

Poner la clínica al día: licencias, documentos y cuentas en orden

Con el plan en marcha y la valoración orientativa en mano, el siguiente gran bloque de trabajo es preparar toda la documentación y aspectos legales para la venta. Aquí no hay glamour, pero sí muchísimo detalle importante: desde permisos administrativos hasta contratos y certificados. Mi consejo es que lo afrontes con método, como si fueras a presentar la tesis de tu vida . Un dossier bien organizado transmite seriedad al comprador y evita retrasos o sorpresas de última hora.

Revisa tus licencias y autorizaciones sanitarias: Asegúrate de que la clínica cumple todas las normativas vigentes y tiene sus papeles en regla. Esto incluye: la Licencia de Apertura y Actividad del ayuntamiento (que en España suele ser indefinida, pero hay que tramitar el cambio de titular cuando vendas la clínica), la autorización sanitaria de la consejería de salud (en algunas CCAA hay que renovarla cada 5 años; en el País Vasco, por ejemplo, es obligatoria esa renovación quinquenal), y otros permisos específicos como la inscripción de los equipos de rayos X en el registro de Industria. Si tu clínica lleva funcionando décadas, podría ocurrir que algún permiso antiguo esté desactualizado o ni siquiera exista (años atrás algunas clínicas empezaron sin licencia municipal formal). No esperes a que el comprador lo descubra: regulariza y actualiza todo por tu cuenta antes de la venta. En un caso cercano que conocí, la venta casi se frustra porque la clínica no tenía licencia de actividad desde los 90; hubo que tramitarla deprisa y corriendo, con riesgo de sanción. Evita esa situación. Ten presente que si el local no cumple la normativa actual (por ejemplo, accesibilidad para personas con movilidad reducida, metros mínimos por gabinete, salida de residuos, etc.), quizás debas hacer obras de adecuación antes del traspaso. Una clínica con requisitos en orden es mucho más vendible que una con “esqueletos en el armario”.

Ten a mano el listado de documentos esenciales: El comprador querrá revisar muchos papeles durante el proceso de due diligence (auditoría previa a la compra). Te conviene preparar de antemano una carpeta completa con toda la documentación clave de la clínica. En mi caso, elaboré, con ayuda de mi asesor, un checklist basado en experiencias previas. Aquí te comparto un listado de documentos imprescindibles que deberías reunir:

  • Escrituras del local o contrato de alquiler vigente: Para aclarar la situación del inmueble. Si la clínica está en un local alquilado, ten preparado el contrato de arrendamiento actual y verifica si tiene cláusulas de subrogación o requisitos para traspasar el contrato al nuevo inquilino.
  • Escrituras de la sociedad (si operas bajo una sociedad mercantil): Incluyendo poderes, estatutos y cuentas anuales recientes. Si trabajas como autónomo individual, esto no aplica.
  • Licencias y registros sanitarios: Copias de la licencia municipal de apertura, registro sanitario/autorización de la consejería de Salud, registro de rayos X, etc. Básicamente todos los permisos que mencionamos en el punto 1.
  • Relación de equipos y stock: Un inventario detallado de todos los equipos médicos, instrumental relevante, mobiliario, y existencias de material consumible. Conviene indicar modelo, antigüedad y estado de los principales aparatos. Esto luego formará parte del contrato de venta.
  • Cartera de pacientes (datos agregados): Obviamente no entregarás historias clínicas sin que proceda, pero sí estadísticas: número de pacientes activos, citas al mes, etc. Y lo más importante: un protocolo para la cesión de los datos de pacientes con su consentimiento. Recuerda que legalmente la cesión o venta de la cartera de pacientes es lícita, pero has de respetar la LOPD: informar a los pacientes y obtener su consentimiento expreso para transferir sus datos personales e historiales al nuevo odontólogo. Más adelante hablaremos de cómo hacer esta comunicación.
  • Estados financieros y fiscales: La cuenta de explotación (Pérdidas y Ganancias) de los últimos 3 años, balances, declaración de impuestos reciente (IVA, IRPF o Impuesto de Sociedades según corresponda). Además, obtén certificados de estar al corriente de pago con Hacienda y con la Seguridad Social. Son fáciles de solicitar online y dan tranquilidad al comprador de que no hay deudas ocultas.
  • Otros documentos legales: Pólizas de seguros (seguro del local, seguro de responsabilidad civil profesional, seguros de convenio de empleados), contratos laborales del personal, últimos recibos de salario y cotizaciones, contratos de servicios (por ejemplo, mantenimiento de autoclave, alarmas de seguridad, etc.), y cualquier expediente administrativo relevante (si has tenido alguna inspección o sanción en trámite, es mejor declararlo desde el inicio). También, si el local tiene una hipoteca o cargas registrales, ten la info preparada.
  • Historial de incidencias jurídicas: Si hubo litigios o reclamaciones importantes (por ejemplo, un juicio con un paciente o un proveedor), es algo que el comprador debe saber. La transparencia genera confianza.

Esta lista parece abrumadora (¡lo es un poco!). Pero créeme, preparar todo esto por adelantado es la diferencia entre un traspaso ágil y uno tortuoso. Piensa que si ofreces desde el primer momento un dossier completito, el comprador dirá “vaya, qué bien organizado está todo”, mientras que si tardas semanas en “encontrar aquel papel”, generarás dudas. Personalmente, monté una carpeta en la nube compartida con mi potencial comprador y su asesor, donde subí todos estos documentos en PDF. Esa transparencia fue muy apreciada.

Pon las cuentas claras y saneadas: Antes de enseñar tus números al comprador, revisa tu contabilidad con tu gestor. Asegúrate de que los ingresos y gastos estén bien justificados (si llevabas parte de la facturación “en B” – algo frecuente en el pasado – es hora de regularizar lo posible, ya que lo que no se pueda demostrar no existirá a efectos de valoración). Liquida deudas pendientes si puedes, o al menos déjalas identificadas. Un detalle: si tienes financiación leasing de algún equipo o de préstamo bancario, piensa cómo liquidarás o transferirás eso en la venta. En mi caso, quedaban unas cuotas de leasing por un ortopantomógrafo; negocié con el comprador descontarle lo pendiente y que él se subrogara en el contrato. Todo claro desde el principio.

Aspectos laborales: Como comentamos, lo habitual en un traspaso es que los trabajadores continúen con el nuevo dueño, conservando antigüedad y condiciones. De hecho, legalmente en España se produce una subrogación automática de los contratos si se vende la unidad productiva completa. Aun así, habla con tu abogado laboralista para cumplir correctamente con la normativa: hay que notificar a los empleados cuando corresponda (normalmente, una vez firmado el contrato de compraventa, se comunica formalmente el cambio de titularidad del negocio y la subrogación de la plantilla). Prepara cartas de comunicación para los trabajadores y para la autoridad laboral o Seguridad Social si fueran requeridas. En mi caso, todo mi personal estaba de acuerdo en seguir, pero si tienes a alguien cercano a la jubilación o que no quiera continuar, podrías plantear negociar su salida antes de la venta (para evitarle esa carga al comprador). De nuevo, esto es delicado: conviene coordinarlo con el comprador para no desmontarle el equipo sin su visto bueno.

Decide qué harás con el local: ¿Eres propietario del local de la clínica o inquilino? Esta es una decisión estratégica importante. Muchos dentistas propietarios optan por no vender el local, sino conservarlo y alquilárselo al comprador de la clínica. Es lo que yo hice y lo que la mayoría de asesores recomienda: así obtienes un ingreso mensual fijo durante tu jubilación, mantienes el inmueble como inversión, y a la vez facilitas la compra al nuevo dentista (que no tiene que reunir dinero para comprar también el bien raíz). Negociamos un contrato de alquiler a largo plazo (10 años) con una renta alineada al mercado. Esto fue un ganar-ganar: para mí, una pensión complementaria; para él, la tranquilidad de seguir en el mismo sitio con un alquiler estable. Si por el contrario arriendas el local, revisa con el propietario las condiciones para ceder el contrato de arrendamiento. Normalmente no suele haber problema siempre que el nuevo inquilino (el comprador) ofrezca garantías de pago. Incluye en el contrato de venta de la clínica una cláusula que lo condiciona a que se firme la subrogación o un nuevo alquiler con el dueño del local, así te curas en salud de que quede resuelto ese tema.

Prevé la estructura legal de la operación: Cada caso es distinto: podrías vender la clínica como transferencia de activos (traspaso del negocio de persona física a otra persona física o sociedad) o como venta de acciones/participaciones (si tu clínica está bajo una sociedad y vendes la sociedad entera). Ambas vías tienen implicaciones fiscales diferentes. Por ejemplo, si eres autónomo y vendes los activos, tributarás en el IRPF por la ganancia patrimonial (aproximadamente un 21-23% dependiendo del importe). Si vendes participaciones de una sociedad, tributarás por el Impuesto de Sociedades en la sociedad (24% tipo general, con posibles reducciones si es pequeña empresa), o en tu IRPF por ganancias de capital si las acciones eran tuyas a título personal. Todo este galimatías conviene planearlo con un asesor fiscal de confianza antes de cerrar ningún trato. En mi caso, el consultor de Cherry Health me puso en contacto con un abogado fiscalista que analizó qué opción me convenía más para minimizar impuestos en mi situación. También valoramos alguna estrategia especial: por ejemplo, existe la figura de la jubilación activa que permite seguir cobrando parte de la pensión si sigues trabajando (lo comento en FAQs al final), o la posibilidad de reinvertir parte de lo obtenido en un instrumento exento. Cada dentista tendrá su casuística, por eso es esencial un traje a medida en lo legal-fiscal.

Prepara el borrador de contrato de compraventa: Aunque suene prematuro, tener un modelo de contrato de traspaso desde el inicio ayuda a que, cuando llegue el comprador, no se pierda tiempo en discusiones básicas. Este contrato debe recoger todos los detalles de la operación: identificación de las partes, descripción de lo que se vende (cartera de pacientes, equipos listados, marcas, stock, etc.), precio y forma de pago, condiciones sobre el local (si hay alquiler, reflejarlo), subrogación de personal, fecha de efectividad del traspaso, periodo de transición en que el vendedor asesorará (si se acuerda), cláusulas de confidencialidad y no competencia, garantías y manifestaciones del vendedor (por ejemplo garantizar que la clínica está al día de deudas y en regla). En mi caso, mi abogado redactó un borrador estándar que luego ajustamos con las peticiones específicas del comprador. Un punto importante a incluir fue la cláusula de ajuste de precio por facturación: acordamos que si la clínica perdía más de X% de pacientes durante los 6 primeros meses tras la venta, ajustaríamos algo el precio a la baja, y viceversa si los manteníamos o crecía. Esto porque yo quería darle tranquilidad de que no se irían todos los pacientes cuando yo me fuera (¡no ocurrió, por suerte!). Cada negociación es un mundo, pero mientras más temas preveas en el contrato, menos roces después.

Hasta aquí puede parecer abrumador, lo sé. ¿Hace falta hacerlo uno solo? Por supuesto que no. Mi recomendación sincera es: rodéate de profesionales para esta fase preparatoria. Yo me apoyé enormemente en un equipo multidisciplinar: mi gestoría de confianza, un abogado especializado en sanidad, y la consultora Cherry Health que me proporcionó una hoja de ruta clara de todos los trámites. Ellos sabían exactamente qué pedirme y revisaron que todo estuviera correcto. Esta ayuda vale oro, porque a veces como dentistas no estamos al tanto de, por ejemplo, un detalle administrativo que podría pasarse por alto. Un ejemplo: fue mi asesor quien me recordó que había que notificar a la Agencia de Protección de Datos la cesión de los ficheros de pacientes al nuevo responsable sanitario. ¡Ni lo habría pensado por mí mismo!

En suma, dedica el tiempo necesario a poner en orden los papeles y la clínica antes de salir al mercado. Una consulta ordenada en lo legal y financiero transmite confianza al comprador y evita complicaciones. Te permite también a ti retirarte con la tranquilidad de que dejas todo bien atado y conforme a la ley. Créeme, este esfuerzo preventivo paga dividendos en forma de un traspaso ágil y seguro.

licencias y autorizaciones

Encontrar al comprador ideal y negociar el trato

Con la clínica ya preparada y “vestida de gala” en el plano documental, llega el momento de la verdad: encontrar a ese comprador o sucesor que tome las riendas de tu clínica dental. Esta etapa es quizá la más emocionante y a la vez estresante. En mi experiencia, fue un poco montaña rusa: personas interesadas que aparecían y desaparecían, negociaciones de pasillo, ofertas que no me convencían… Pero al final, apareció el comprador ideal, y todo cobró sentido. ¿Cómo lograrlo sin morir en el intento? Aquí van mis aprendizajes:

Define a quién buscas: Antes de nada, piensa en el perfil de comprador que encajaría con tu clínica. ¿Quieres que sea un joven dentista emprendedor que continúe tu legado de trato familiar? ¿O te da igual si es una cadena o franquicia que asume el negocio? ¿Preferirías que tenga cierta experiencia en el sector o incluso en tu propia clínica (por ejemplo, un empleado o colega)? En mi caso, yo anhelaba que fuera un dentista individual o pareja de dentistas, no una corporación, para mantener ese espíritu cercano que habíamos cultivado. Tener ese perfil claro te ayuda luego a elegir dónde y cómo promocionar la venta.

Canales para encontrar comprador: Existen varias vías para llegar a interesados. Las más comunes incluyen:

  • El boca a boca en el entorno profesional: Muchos traspasos se dan a colegas conocidos o recomendados. Habla con colegas de confianza: quizás sepan de algún odontólogo joven buscando clínica, o algún conocido dispuesto a mudarse a tu ciudad. También los colegios profesionales a veces tienen bolsas de anuncios donde publicar la venta de clínicas (yo puse un anuncio en el Colegio de Odontólogos local).
  • Plataformas y portales especializados: Hoy día hay webs específicas de compra-venta de clínicas dentales. Por ejemplo, páginas como Traspaso Dental, Milanuncios (en su sección de negocios), tablones de asociaciones provinciales (COEM, COE de distintas provincias) suelen tener apartados de “Se vende clínica por jubilación”. Yo llegué a poner un anuncio anónimo en una plataforma, aunque al final mi comprador vino por otro lado.
  • Redes de consultores y brokers: Aquí es donde nuevamente contar con un servicio como Cherry Health me facilitó la vida. Estas consultoras suelen tener carteras de posibles compradores pre-calificados: dentistas que les han manifestado su interés en adquirir una clínica, inversores en el sector salud, etc. En mi caso, Cherry Health actuó casi como “agente inmobiliario” de la operación: promocionó mi clínica de forma confidencial entre sus contactos y me filtró solo aquellos realmente serios y con capacidad financiera. Esto me ahorró mucho tiempo de lidiar con curiosos o con quienes no tenían opciones reales de compra.
  • Otras vías creativas: Algunos colegas han encontrado sucesor entre su propio personal (un empleado dentista que decide asumir la clínica) o incluso entre familiares (hijos u otros parientes odontólogos). Si tienes a alguien de confianza en tu entorno, conversa la posibilidad. A veces la solución está más cerca de lo que creemos.

Mantén la confidencialidad inicial: Un aspecto crítico es gestionar la venta con discreción, al menos en las primeras fases. Yo decidí no contarlo públicamente a pacientes ni al grueso del equipo hasta no tener un preacuerdo firmado. Es comprensible: si la noticia corre antes de tiempo, puede generar incertidumbre (empleados que buscan otro trabajo por si acaso, pacientes preocupados preguntando qué pasará). Por eso, los anuncios que publiqué fueron anónimos o bajo confidencialidad, y a los interesados les hacía firmar un acuerdo de confidencialidad (NDA) antes de revelar datos sensibles de la clínica. Esto es una práctica estándar y recomendable: protege a ambas partes durante las negociaciones.

Presenta tu clínica de forma atractiva: Cuando empecé a recibir consultas de potenciales compradores, preparé un dosier de presentación de la clínica, algo así como un folleto de venta. Incluía: descripción de la clínica (año de fundación, especialidades ofrecidas), fotos de las instalaciones, datos básicos (número de gabinetes, personal, pacientes activos, facturación media anual), y las razones por las que la clínica es una buena oportunidad (ubicación, trayectoria, etc.). En definitiva, un resumen ejecutivo para “vender” tu negocio. Piensa en esto como si vendieras una casa: quieres que luzca bien. Sin ocultar nada, pero destacando los puntos fuertes. Mi asesor me ayudó a pulir este dossier para hacerlo profesional y claro. Cada interesado que firmaba el NDA recibía este documento inicial, para hacerse una idea general antes de sumergirse en las cifras detalladas.

La primera reunión y visita: Cuando identifiques a un posible interesado serio, llega el momento de enseñarle la clínica en persona. Recuerdo la sensación agridulce al mostrarle cada rincón a quien podía ser mi sucesor: por un lado, orgulloso de lo que había construido; por otro, asumiendo que pronto dejaría de ser “mi” clínica. Es importante que en esta visita, además de ver instalaciones, podáis charlar abiertamente de expectativas. Yo aproveché para contarle la historia de la consulta, el tipo de odontología que hacíamos, y también para indagar en sus intenciones: ¿quería cambiar algo, pensaba mantener al personal, cómo financiaría la compra? Fue una conversación muy franca. Mi consejo es escuchar mucho al comprador potencial; entender qué busca te ayudará luego a negociar. También es clave ser transparente: si hay algún punto débil (por ejemplo, “este gabinete necesita reforma” o “tal equipo está casi amortizado”), mejor decirlo desde ya, generando confianza, que intentar ocultarlo y que luego se descubra en la auditoría.

Negociación del precio y condiciones: Si tras visitas y revisión de información hay interés firme, tocará hablar de números. Aquí comienza la danza de la negociación. Mi experiencia personal fue que, al haber hecho los deberes con la valoración, el precio base no estuvo muy en entredicho. Partimos de una cifra justificada. Aun así, negocias otros términos importantes:

  • Forma de pago: No siempre te pagarán todo al contado en el momento de la venta. Muchos traspasos se estructuran con un pago inicial y luego pagos aplazados. En mi caso pactamos un 70% al firmar y un 30% a pagar en 24 meses. Esto puede facilitar que el comprador asuma la clínica sin tanta presión financiera, pagando parte con los propios beneficios que la consulta va generando (lo que se llama earn-out). Eso sí, para tu seguridad, esas cantidades diferidas deben documentarse con garantías (pagarés, avales, o incluso reteniendo la titularidad hasta el pago final, aunque esto último es más complejo). Busca un equilibrio que te proteja pero que sea viable para el comprador.
  • Incluye o excluye activos según convenga: Negociamos por ejemplo si el stock de materiales consumibles se incluía en el precio o se pagaba aparte según inventario (al final, se lo vendí aparte a bajo coste porque era poco relevante). También discutimos qué hacer con mi coche rotulado de la clínica (decidí quedármelo yo y quitar los rótulos). Son pequeños detalles, pero mejor dejarlos claros.
  • Cláusulas de permanencia del vendedor: Yo me comprometí a algo que considero muy positivo: seguir unos meses como asesor y apoyando el traspaso de pacientes. Concretamente, firmamos que durante 3 meses post-venta acudiría un día por semana a la clínica para consultas si me necesitaban, y estaría disponible telefónicamente para dudas. Además acordamos que en ese periodo yo no atendería a “mis pacientes de siempre” salvo para presentárselos al nuevo doctor. Esto dio mucha tranquilidad al comprador (no le dejaba solo ante el peligro) y a mí tampoco me costaba tanto. De hecho, fue bonito regresar esos días sin la presión de la propiedad, solo para ayudar. Si estás dispuesto a algo así, ponlo sobre la mesa: muchas veces vale más que rebajar X euros en el precio.
  • No competencia: Es usual que te pidan firmar una cláusula de no competencia, típico “no abrir otra clínica en X km durante Y años”. Para mí no fue un problema (¡me iba a jubilar!). Revisa que sea razonable (por ejemplo, que no te prohíban trabajar ni siquiera como empleado en toda la provincia, a menos que tengas claro que no lo harás).

Durante la negociación, mantén siempre el respeto y la empatía. Para ti, la clínica es tu hijo; para el comprador, es su proyecto futuro y también una gran inversión. Ambos queréis lo mejor para la clínica, así que parten de un objetivo común. Claro que cada euro cuenta, pero por experiencia te digo: no te obsesiones con exprimir hasta el último euro de la venta a costa de enredar la operación. Es preferible ceder un poco en el precio o condiciones si con eso aseguras que la clínica queda en buenas manos y que la venta se cierra sin sobresaltos. Yo cedí algo en el precio final (alrededor de un 5%) tras la auditoría, porque descubrieron que cierto aparato necesitaba renovación. No me arrepiento, esa muestra de flexibilidad ayudó a cerrar el trato con cordialidad.

Formalización legal: Una vez de acuerdo en todo, se suele firmar un contrato de arras o precontrato donde el comprador deja una señal (por ejemplo un 10% del precio) para garantizar la intención de compra, y se fija un plazo para la firma definitiva. Firmamos esas arras con un plazo de dos meses para completar la due diligence restante y tramitar papeles. Finalmente llegó el día de la firma de la compraventa ante notario (en mi caso, al ser traspaso de negocio de autónomo a otro autónomo, lo hicimos como un contrato privado elevado a público). El día de la firma fue intenso: revisar cada página, entregar las llaves, traspasar cuentas bancarias… Por suerte, con todo lo hablado, no hubo sorpresas de última hora.

Durante todo este proceso de búsqueda y negociación, contar con buenos consejeros fue crucial para mí. Mi consultor de Cherry Health literalmente me llevó de la mano en las negociaciones difíciles, ayudándome a argumentar cuando tocaba defender el valor, o sugiriendo salidas creativas cuando había un punto muerto (por ejemplo, fue idea suya lo del pago aplazado variable según rendimiento, que complació a ambas partes). Además, ellos mismos filtraron interesados de forma que solo me senté a negociar con quien realmente podía comprar. Esto es algo que destaco: evitó pérdida de tiempo con gente que “estaba mirando” pero sin capacidad real (algo que les pasa a muchos vendedores cuando anuncian su clínica por libre).

En resumen, encontrar comprador para tu clínica dental puede llevar tiempo y requiere paciencia. No te desalientes si al principio no aparece nadie o si se cae una operación a última hora (pasa a menudo). Sigue mostrando los atractivos de tu negocio, confía en el trabajo preparatorio que has hecho y apóyate en tu red profesional. Al final, el comprador adecuado llegará. Y cuando llegue, sé flexible pero firme en lo esencial, y cuida la relación: al fin y al cabo, será quien continúe tu legado, mejor que haya buen entendimiento mutuo.

Transición suave: el relevo al nuevo dentista sin perder pacientes

Logrado el acuerdo de venta, viene una etapa crucial que muchos descuidan: la transición del mando de la clínica, es decir, cómo pasamos la batuta al nuevo odontólogo de forma ordenada, minimizando el impacto en pacientes y empleados. En mi experiencia, esta fase fue emocional pero muy gratificante, porque pude despedirme adecuadamente de mi gente y ver cómo la nueva dirección tomaba las riendas con ilusión. Aquí te cuento cómo planificamos un traspaso de poderes suave, que recomiendo totalmente.

Anuncia la noticia a tu equipo primero: Una vez firmada la venta (o muy próximo a firmar), llega el momento de contárselo al personal. Hazlo personalmente, en grupo si es posible. Yo reuní a todo el equipo una mañana y les expliqué la situación: que había encontrado un colega que continuaría la clínica, que yo me jubilaría en tal fecha, pero que la idea era que nada importante cambiara para ellos al menos en el primer año. Presenté al comprador (que estuvo presente en la reunión) y ambos transmitimos un mensaje de tranquilidad: se respetarían sus puestos, contratos y condiciones; la filosofía de la clínica seguiría siendo la misma de atención cercana; y que contábamos con ellos en esta nueva etapa. Hubo alguna lágrima y abrazos (¡lógico!), pero en general fue bien recibido porque supieron que no se quedarían en la calle y que yo velé por sus intereses al elegir comprador. Este paso es fundamental para mantener alta la moral del equipo. Un personal inseguro o descontento puede contagiar esa sensación a los pacientes, y eso es lo que queremos evitar.

Comunicación a los pacientes: Después del equipo, viene la comunicación a los pacientes. Aquí hay que ser muy cuidadoso y coordinado con el nuevo dueño. Lo habitual es enviar una carta o email de despedida y presentación: tú te despides y presentas al nuevo dentista que continuará la atención. En mi caso redacté una carta emotiva pero tranquilizadora, destacando que había elegido a Dr. X para sucederme por su excelente calidad profesional y humana, que estaría trabajando a su lado un tiempo para presentarlo, y que para los pacientes todo seguiría igual o mejor. Añadimos que sus historiales y datos pasarían al nuevo doctor con total confidencialidad, y les invitábamos a conocerlo en su próxima visita. Esta carta se envió por correo electrónico a toda la base de pacientes y también se imprimió en consulta para entregar en mano. La respuesta de los pacientes fue mayormente positiva: muchos contestaron deseándome feliz jubilación y diciendo que confiarían en el nuevo dentista, especialmente al saber que yo avalaba la transición. Recalcar la continuidad y la confianza es clave. Y, por supuesto, cumplir la normativa: adjuntamos un formulario sencillo para que dieran su consentimiento a transferir sus datos al nuevo responsable médico, tal como exige la ley (la mayoría lo dieron sin problema cuando entendieron que era para seguir tratándolos, pero hay que hacerlo correctamente).

Trabajo conjunto durante un tiempo: Uno de los mayores aciertos fue acordar con el nuevo dueño un periodo de trabajo conjunto antes y después de la transmisión efectiva. Concretamente hicimos esto:

  • Antes de la venta definitiva: los últimos 2 meses previos a la firma, el comprador (Dr. X) venía a la clínica dos días por semana y atendía pacientes junto conmigo, como un colega más. Oficialmente aún no era el dueño, pero lo presentamos como un odontólogo que se incorporaba al equipo. Esto sirvió para que se fuera familiarizando con los pacientes, el funcionamiento interno, y para que yo evaluara también en la práctica su forma de trabajar (¡por suerte encajó genial!). Fue como un noviazgo antes del matrimonio laboral.
  • Tras la venta: acordamos otros 3 meses tras la firma en los que yo acudía un día a la semana a consulta, principalmente para acompañar en casos complejos o simplemente estar disponible ante dudas. Además, durante ese periodo, si algún paciente pedía específicamente cita conmigo, la convertíamos en cita con el nuevo dentista pero yo estaba presente para “dar confianza”. Esto último casi no hizo falta, porque en cuanto explicábamos que yo estaba supervisando, los pacientes se ponían en manos del Dr. X con normalidad.

Este trasvase pausado funcionó de maravilla para fidelizar a la base de pacientes con el nuevo profesional. Está demostrado que, cuando un dentista veterano se jubila, una de las mejores prácticas es incorporar al adquirente a la clínica antes de retirarse del todo. Los pacientes van conociéndolo poco a poco, no sienten un cambio brusco, y tú puedes ir “dando tu bendición” personalmente. Muchos colegas que han hecho traspasos coinciden en esto: una asociación temporal entre vendedor y comprador suele durar entre 2 y 5 años en algunos casos, dependiendo de las necesidades, y es beneficiosa para todos. No tiene por qué ser tanto tiempo si no quieres, pero unos meses como mínimo yo diría que sí merece la pena. Además, desde el punto de vista financiero, esa convivencia aumenta la probabilidad de conservar a la mayoría de pacientes, lo cual asegura los beneficios del nuevo dueño y por tanto el éxito del traspaso (si habías pactado pagos aplazados condicionados a resultados, te conviene también).

Traspaso de conocimientos y secretos del negocio: Aprovecha ese periodo de colaboración para enseñarle todos tus trucos y consejos al sucesor. Yo preparé incluso un pequeño “manual” de aspectos específicos: desde cómo manejábamos la agenda en determinadas épocas (verano, navidades…), hasta qué palabras clave solía usar para explicar ciertos tratamientos a pacientes nerviosos. Le pasé contactos de proveedores de confianza, le presenté personalmente al técnico del compresor, al comercial del laboratorio protésico, etc. Toda esa información no escrita que tú acumulas en años, compártela generosamente. Piensa que mientras mejor le vaya a él continuando la clínica, mejor será tu satisfacción personal y, si tienes pagos pendientes, más garantizado también. No te guardes nada, ese conocimiento es parte de tu legado.

Acompaña el cambio de gestión, luego déjale volar: Tras esos meses de apoyo, llegará el día en que des un paso atrás definitivo. En mi caso fue progresivo: pasé de ir un día a la semana, a uno cada quince días, luego a visitas esporádicas solo si me requerían. Finalmente, después de 6 meses, ya no volví más en activo, salvo alguna visita social para saludar. Es importante que no interfieras demasiado una vez acabado el periodo pactado. Aunque cueste dejar el control, la clínica ahora es del nuevo propietario y él/ella deberá implementar sus propias formas. Estaré siempre disponible si me necesita (de hecho, un año después me llamó una vez para consultarme por un antiguo paciente muy complejo, y yo encantado de ayudar), pero entendí que tenía que quitarme de en medio para que él se ganara su propia autoridad ante el equipo y pacientes. Tu presencia prolongada podría ser contraproducente si no está bien definida. Así que haz un fade-out respetuoso.

Gracias a estas medidas, el traspaso de pacientes en mi clínica fue prácticamente indoloro. Hubo algún que otro paciente muy mayor que, al yo retirarme, decidió cambiar porque solo confiaba en mí (eso es inevitable), pero diría que más del 95% de la clientela siguió atendida en la clínica, ahora con el Dr. X. Los empleados también se adaptaron bien; al verme a mí tranquilo y colaborando, ellos adoptaron igual actitud. Hoy, cuando me paso a saludar, los veo contentos y la clínica funcionando a pleno rendimiento como si nunca me hubiese ido, lo cual me llena de alegría.

Cabe mencionar que en este periodo también tuve el respaldo de Cherry Health en segundo plano. Su equipo de marketing nos ayudó, por ejemplo, a diseñar la campaña de comunicación a pacientes sobre el cambio de dentista, y nos dieron tips de fidelización para que la agenda se mantuviera llena (ofertas de revisión de cortesía con el nuevo doctor, etc.). Tener un plan de marketing de transición es algo que a veces se olvida: nosotros, guiados por estos expertos, procuramos que los pacientes percibieran la continuidad (mismos teléfonos, misma marca de clínica, incluso las mismas personas en recepción) a la vez que notaran mejoras (un nuevo folleto con servicios ampliados, horario más amplio que implementó el Dr. X). Así convirtieron el “cambio de manos” en un argumento positivo: “La clínica de siempre, ahora con energía renovada”. Fue astuto y efectivo.

En conclusión, la fase de transición es tan importante como la venta en sí. Planifícala cuidadosamente, coordina con tu sucesor cada paso, comunica con empatía y asegúrale a tu gente (pacientes y staff) que están en buenas manos. Verás que, manejado así, el momento de decir adiós es mucho más llevadero y hasta reconfortante. Dejas tu clínica sabiendo que seguirá brindando sonrisas, que era al fin y al cabo nuestro objetivo en esta profesión.

traspaso dental

Llegamos al final de este recorrido. Si has leído hasta aquí, seguramente eres un dentista reflexionando seriamente sobre la venta de tu clínica por jubilación. Te habrás dado cuenta de que no es un proceso sencillo, pero tampoco imposible. Requiere planificación, ayuda adecuada y mucha mano izquierda, pero el resultado vale la pena: retirarte con la satisfacción de haber hecho las cosas bien.

Quiero compartirte que, en mi caso, todo el esfuerzo invertido se vio recompensado. El día que firmé la venta de mi clínica, sentí una mezcla de nostalgia y alivio. Nostalgia, porque se cerraba un capítulo precioso de mi vida profesional. Alivio, porque sabía que había dejado cada fleco bien atado: mi equipo protegido, mis pacientes atendidos, y mi patrimonio monetizado justamente. Meses después, cuando ya estaba disfrutando de mi jubilación (¡y de más tiempo con mi familia y mis hobbies!), recibí una llamada del colega que compró mi consulta. ¿El motivo? Simplemente agradecerme. Me dijo: “Gracias a ti, he podido cumplir el sueño de tener mi propia clínica; todos los pacientes me hablan maravillas de tu trabajo y espero seguir tu ejemplo”. En ese momento supe con certeza que había hecho lo correcto optando por el traspaso en lugar de un cierre silencioso.

Si pudiera resumir los pilares de un traspaso exitoso, serían estos:

  • Planifica con antelación y mente fría: no dejes que la prisa o la emoción dirijan el proceso.
  • Rodéate de buenos consejeros: apóyate en expertos en valoración, legales y gestión de clínicas (yo no habría logrado un resultado tan redondo sin Cherry Health y compañía, honestamente).
  • Sé transparente y juega limpio: con el comprador, con tu equipo, con tus pacientes. La confianza mueve montañas en este tipo de transacciones.
  • Piensa en todos los implicados: busca una solución donde todos ganen algo – tú financieramente y en tranquilidad, el comprador en una base sólida para crecer, tus empleados en estabilidad laboral, tus pacientes en continuidad de cuidados.
  • No temas negociar ni tampoco ceder cuando sea sensato: es un equilibrio; defiende el valor de tu clínica, pero también facilita el camino al nuevo dentista.
  • Cuida el relevo como se cuida el traspaso de una antorcha olímpica: con honor, respeto y la ilusión de que el fuego siga ardiendo fuerte.

Espero de corazón que esta guía te haya sido útil, clara y completa. La he escrito en primera persona, rememorando mi vivencia, con la intención de acompañarte virtualmente en este desafío que estás por emprender. Si sientes vértigo, es normal. Pero créeme, no estás solo en el proceso: somos muchos los dentistas que hemos pasado por ello, y hoy podemos decir con orgullo que nuestra “criatura” (la clínica) sigue viva aunque nosotros estemos ya disfrutando de la jubilación.

Te animo a que des el paso con confianza. Vender tu clínica dental puede ser el broche de oro a tu carrera, proporcionándote los recursos para una retirada cómoda y la certeza de que has dejado un impacto perdurable. Y recuerda, si en algún punto del camino te ves abrumado, siempre puedes buscar ayuda profesional externa para que te guíe. Lo importante es lograr que tu legado dental encuentre continuidad y que tú puedas comenzar tu nueva etapa libre de cargas y con los deberes hechos. ¡Te deseo mucho éxito en esta travesía hacia tu merecida jubilación!

Preguntas frecuentes sobre la venta de clínicas dentales por jubilación

¿Cómo se calcula el valor de una clínica dental y cuál es un precio razonable de venta?

No existe una fórmula única, pero suele estimarse combinando ingresos, beneficio y valor de los activos. Históricamente se ha usado orientar el precio en torno al 20-50% de la facturación anual promedio de los últimos años, ajustando según el beneficio neto real. Por ejemplo, si tu clínica ingresa €300.000 al año, un rango de precio podría ser €150.000 (50%) si tiene buenos márgenes y activos en buen estado. Además, se suman factores cualitativos: si tienes muchos pacientes fieles, equipos modernos, local propio, todo eso aumenta el valor. Lo mejor es hacer una tasación profesional. Un experto evaluador (o empresas especializadas como Cherry Health) analizará tus cuentas, equipamiento, proyección futura y te dará una horquilla objetiva. Evita sobrevalorarla solo por apego emocional, y tampoco la malvendas sin datos. Con una valoración bien fundamentada podrás fijar un precio razonable y defensible en negociaciones.

¿Cuándo es el mejor momento para vender mi consulta odontológica?

Lo ideal es cuando la clínica esté en buen funcionamiento, no cuando ya esté en decadencia o tú estés quemado. Si es posible, planifica la venta en un momento en que tengas unos 2-3 años de actividad por delante antes de retirarte por completo. ¿Por qué? Porque así puedes preparar la clínica para la venta (mejorar indicadores, renovar cosas) y quizás incluso participar en una transición gradual con el comprador. Muchos dentistas optan por vender alrededor de los 63-67 años, según se sientan físicamente, de modo que puedan jubilarse gradualmente. También influye el mercado: si sabes que hay demanda de clínicas en tu ciudad ahora mismo, quizá convenga aprovecharla. En cambio, si atraviesas un bajón de pacientes puntual, tal vez espera a recuperarte un poco para no negociar desde la debilidad. En resumen, no esperes al último día de trabajo; vende cuando aún puedas mostrar una clínica activa y con futuro, eso atraerá mejores compradores.

¿Es mejor vender la clínica dental a un colega conocido, a un familiar, o buscar un comprador externo?

Cada opción tiene sus pros y contras. Traspasar a alguien conocido (un asociado de tu clínica, un colega del gremio o un familiar dentista) puede ser más rápido y generar confianza de entrada: ya sabes cómo trabaja esa persona, y ella conoce la clínica. El trato puede ser más flexible incluso (pagos cómodos, etc.). Sin embargo, a veces negociar con alguien cercano es delicado, puede haber roces personales si surgen desacuerdos. Por otro lado, vender a un comprador externo (que puede ser otro dentista que no conocías, o una empresa) amplía tus posibilidades: podrás elegir entre más candidatos y quizás obtener un mejor precio de mercado. Eso sí, requiere más esfuerzo encontrarlo y asegurarte de que es de fiar. No hay una respuesta universal. Si tienes la suerte de contar con un sucesor natural (por ejemplo tu hija es odontóloga y quiere la clínica, o tu socio joven quiere comprarte tu parte), suele ser la vía más sencilla y armoniosa. Pero si no, no temas buscar externamente; simplemente sé más riguroso con la selección. En mi caso no tenía un familiar dentista ni un comprador interno claro, así que busqué fuera y encontré un excelente colega. Lo importante es que elijas a alguien con quien compartas valores profesionales, porque va a llevar tu nombre y reputación por así decirlo. Si al conocerlo no te da buena espina, mejor espera a otro.

¿Qué impuestos tendré que pagar al vender mi clínica por jubilación?

Depende de cómo hagas la operación y de tu situación fiscal. A grandes rasgos, la venta de la clínica tributará como una ganancia patrimonial. Si eras autónomo y vendes los elementos del negocio (cartera de pacientes, equipos, etc.), pagarás en tu IRPF por la ganancia obtenida (tipo impositivo entre el 19% y 25% aproximadamente, según importe). Si en cambio tenías la clínica bajo una sociedad y vendes las participaciones, será la sociedad o tú (según cómo se estructure) quien tribute por la plusvalía: en Impuesto de Sociedades (tipo general 24%) o en IRPF en base del ahorro. La buena noticia es que no pagarás IVA por el traspaso siempre que vendas la clínica completa y el comprador continúe con la actividad dental. La ley considera que vender un negocio en bloque no está sujeto a IVA (ni a ITP en ese caso). Solo habría IVA o Impuesto de Transmisiones si vendes también el inmueble u otros bienes por separado (por ejemplo, si vendes el local, esa parte sí lleva impuestos: ITP, o IVA si es nueva la construcción). Adicionalmente, existen incentivos fiscales por jubilación: si tienes más de 65 años y vendes tu negocio, parte de la ganancia podría estar exenta si la destinas a renta vitalicia, o hay reducciones si transmites a familiares en ciertos casos. Dado que es complejo, mi consejo es: antes de vender, consulta con un asesor fiscal de confianza. Él te detallará cuánto sería tu factura fiscal y cómo optimizarla dentro de la legalidad. Así no te llevarás un susto luego.

¿Debo incluir el local en la venta o es preferible quedármelo y alquilarlo?

En España es común que el dentista separe la venta del negocio de la propiedad del local. Si eres dueño del local, vender solo la clínica (traspaso) y quedarte el inmueble para alquilarlo suele ser una jugada inteligente. Obtienes un flujo de ingreso mensual y mantienes un activo inmobiliario que puede seguir apreciándose. Además, facilitas la compra al odontólogo entrante, ya que necesita menos financiación (compra un negocio, no un local). Claro, todo depende: si necesitas liquidez inmediata y el comprador quiere todo, podrías vender el local también, pero normalmente es mejor mantenerlo. En mi caso, me quedé como arrendador y así tengo una renta fija que complementa mi pensión, sin las responsabilidades de la clínica. Si en cambio no eres propietario sino inquilino, entonces tu labor es asegurar la cesión del contrato de alquiler al comprador. Habla con tu arrendador; muchos propietarios prefieren seguir con un inquilino (cambio de nombre) que perder alquiler. Incluso podrías negociar un contrato nuevo a largo plazo antes de la venta para dar estabilidad al nuevo dentista. En resumen: valora tu situación financiera y consulta con tu asesor. Pero la estrategia “me quedo el local y alquilo” suele ser la más ventajosa a largo plazo para el dentista jubilado.

¿Cómo comunico a mis pacientes que me jubilo y que otro dentista seguirá con la clínica?

Con mucho tacto y transparencia. Lo mejor es escribir una carta o email personalizado a tus pacientes una vez se concrete el traspaso. En esa comunicación deberías:
1) Anunciar tu jubilación de forma positiva, agradeciendo la confianza de todos estos años.
2) Presentar al nuevo odontólogo o equipo que tomará la clínica, resaltando sus cualificaciones (“He elegido al Dr. X para sucederme por su gran experiencia en…”) para generar confianza.
3) Garantizar la continuidad de la atención: enfatiza que la clínica seguirá abierta en el mismo lugar, con el mismo personal y expedientes, solo que con un nuevo dentista al frente, así los pacientes no sienten pérdida.
4) Explicar cómo se gestionarán sus datos e historiales, solicitando su consentimiento para transferirlos al nuevo profesional, cumpliendo la ley de protección de datos.
5) Invitarles a seguir confiando en la clínica, asegurándoles que estarán en buenas manos. Esta carta conviene enviarla después de informar al personal y de preferencia firmada por ti y el nuevo dentista conjuntamente (muestra unidad). Además de la carta, instructuye a tu personal de recepción para que explique a los pacientes que llamen o vengan qué va a pasar, de forma coherente. En mi experiencia, la mayoría de pacientes lo entendieron y valoraron la honestidad. Algunos incluso aprovecharon su siguiente cita para darme un abrazo de despedida. Si comunicas con sinceridad y cariño, los pacientes lo apreciarán y muchos se quedarán con la clínica por lealtad a ti y porque tú se la recomiendas.

¿Qué ocurre con mis empleados cuando vendo la clínica?

Por ley, en un traspaso de empresa los empleados mantienen sus puestos con las mismas condiciones; el nuevo propietario se hace cargo de sus contratos respetando antigüedad, sueldo, etc.. Esto significa que tus asistentes, higienistas, recepcionistas, etc., no deberían ser despedidos ni perjudicados por la venta. De hecho, es una tranquilidad para ellos saber que simplemente cambian de jefe pero su trabajo sigue. Ahora bien, en la práctica es importante conversarlo con ellos y con el comprador. En la gran mayoría de casos, el comprador querrá conservar al equipo (¡son valiosos para él, conocen la clínica y a los pacientes!). Solo si había algún problema de desempeño, podría el nuevo dueño plantear un cambio, pero tendría que indemnizar si lo hace, así que normalmente no conviene. Mi recomendación es que antes de cerrar la venta, hables con tu equipo clave y veas sus intenciones: si alguien ya pensaba jubilarse o mudarse, podéis coordinarlo. Pero si todos quieren seguir, déjalo por escrito en el contrato de venta que el personal será subrogado. En mi caso, acordamos que todos seguirían al menos 1 año bajo las mismas condiciones, lo cual así fue. Esto dio mucha estabilidad en la transición. Así que, en resumen, tus empleados tienen derecho a continuar. Tu labor como jefe saliente es comunicarles bien la situación, tranquilizarles y quizás negociar con el comprador alguna garantía para ellos. Un buen equipo es un activo, no un pasivo, recuérdaselo también al comprador.

¿Cuánto tiempo se tarda en vender una clínica dental?

El plazo puede variar muchísimo. He visto traspasos relámpago en 3-4 meses y otros que se demoran 2 años. Depende de factores como: la demanda (¿hay muchos compradores buscando en tu zona?), lo atractiva que sea tu clínica (si es muy especializada o cara puede tardar más en encontrar al candidato idóneo), y lo preparado que lo tengas todo. Si ya tienes comprador (ej. un socio) podría hacerse en pocos meses. Pero en general, si sales al mercado, calcula entre 6 meses y 1 año para concretar la venta. En mi caso, desde que inicié contactos hasta la firma pasaron alrededor de 10 meses. Ten en cuenta varias fases: encontrar interesado (puede llevar 3-6 meses), negociar y firmar preacuerdo (1-2 meses), que el comprador haga su due diligence y consiga financiación (1-2 meses más), y luego la firma final y transición. Es un proceso largo con altibajos, así que armate de paciencia. Por eso insistimos en empezar con tiempo. Lo peor es necesitar vender “ya” por urgencia, porque estarás en mala posición negociadora. Si por cualquier motivo te urge retirarte (salud, etc.), puedes considerar opciones como delegar la gestión en alguien mientras se vende, para no malbaratar. Pero en condiciones normales, piensa en meses, no días. Planifica económicamente ese periodo (seguirás trabajando un tiempo más). Y no desesperes: la venta adecuada llega, a veces tarda pero llega.

¿Puedo jubilarme parcialmente y seguir trabajando tras el traspaso?

¡Sí! De hecho, es bastante común una jubilación progresiva entre dentistas. Legalmente en España existe la figura de “jubilación activa”, donde tras alcanzar la edad de jubilación puedes seguir trabajando y cobrar parte de la pensión a la vez. Generalmente, si has cumplido la edad ordinaria y tienes derecho al 100% de pensión, puedes compatibilizar el cobro del 50% de tu pensión con seguir trabajando al 100% de jornada (o el 100% de pensión si contratas a un trabajador y cumples ciertas condiciones especiales). Esto significa que podrías vender la clínica pero quedarte contratado por el nuevo dueño unas horas semanales, o colaborar un tiempo, sin perder del todo el nexo con la odontología. Muchos colegas optan por traspasar la gestión pero seguir pasando consulta un par de días a la semana durante un tiempo, tanto para ayudar en la transición como para no retirarse de golpe. En mi caso, hice unos meses de colaboración post-venta (como conté antes) y luego sí me retiré totalmente. Pero saber que podía hacerlo me dio tranquilidad para no sentir vértigo al 100%. Eso sí, infórmate bien con la Seguridad Social de los requisitos de jubilación activa, porque suelen cambiar detalles (por ejemplo ahora se exige tener al menos un empleado contratado para cobrar el 100% de pensión trabajando). En cualquier caso, la transición gradual es viable: puedes pactar con el comprador un contrato de servicios post-jubilación. Así mantienes ingresos profesionales un tiempo y tus pacientes también lo agradecen. Luego, cuando decidas ya colgar definitivamente el uniforme, podrás disfrutar del retiro completo. Lo bonito es que es flexible: no tienes por qué pasar de 100 a 0 de un día para otro, puedes hacer un aterrizaje suave en tu vida de jubilado.

Tengo miedo de que tras vender, los pacientes se vayan o el nuevo dueño cambie todo. ¿Cómo asegurar mi legado?

Es absolutamente normal tener ese temor; todos los dentistas que hemos vendido nuestra “criatura” lo sentimos. Si hiciste una buena elección de comprador y una transición cuidada, tienes muchos números ganados de que tu legado continúe. Pero algunos consejos adicionales:

  • Elige bien a quién vendes: No solo por el dinero, sino por afinidad de visión. Si viene una franquicia agresiva a comprarte y tú tienes una clínica familiar, quizás choquen y los pacientes lo notarán. Yo rechacé una oferta un poco más alta de una cadena porque prefería un colega independiente que mantuviera el estilo cercano. Y no me arrepiento.
  • Déjalo por escrito en lo posible: Aunque no puedes obligar al comprador a cómo llevar la clínica, en el contrato puedes incluir alguna cláusula de estilo “mantener la marca/nombre de la clínica por X tiempo” o “no cambiar la plantilla mínimo 1 año”. Son formas de proteger la esencia al inicio. Muchos compradores aceptan eso durante la negociación para respetar la continuidad.
  • Confía y suelta: A veces nos cuesta, pero hay que aceptar que una vez vendido, el control pasa al otro. Has hecho todo lo que pudiste por encaminarlo: presentaste pacientes, entrenaste al personal, etc. A partir de ahí, debes dejar que el nuevo capitán gobierne su barco. Quizá implemente cambios (horarios, nuevos servicios, decoración distinta). No lo veas como algo malo necesariamente; puede ser parte de la evolución.
  • Conversa con tus pacientes clave antes de irte: A algunos pacientes VIP o muy cercanos, yo les dije en persona que me jubilaba y les pedí que confiaran en el nuevo dentista, que era muy bueno. Ese respaldo tuyo pesa mucho.
  • Visita de vez en cuando: Si tienes buena relación con el sucesor, pásate por la clínica al año o así como paciente o amigo. Verás con tus ojos cómo sigue el ambiente. Yo lo hice y salí contento al ver que todo funcionaba y me recibían con cariño.
    Al final, piensa que tu legado son las sonrisas que devolviste y el estándar que marcaste. Eso perdura en tus pacientes y empleados. Si has transmitido esos valores al nuevo dueño durante la transición, perdurarán de algún modo. Y si alguno se pierde… bueno, ya no depende de ti. Has hecho tu parte. ¡A disfrutar de la jubilación sin remordimientos!

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