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Varices

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Ismael Cerezo

Las varices son dilataciones anormales y permanentes de las venas, causadas por una alteración en la estructura de sus paredes o por un fallo en el sistema valvular venoso. Aunque pueden aparecer en diferentes zonas del cuerpo, son mucho más frecuentes en las extremidades inferiores, especialmente en las piernas. Suelen manifestarse como venas tortuosas y abultadas que, además de un componente estético, pueden estar asociadas a síntomas como pesadez, dolor, hinchazón o calambres nocturnos.

Desde un punto de vista médico, las varices son una manifestación de insuficiencia venosa crónica, una patología vascular muy común que afecta a un alto porcentaje de la población adulta, especialmente a mujeres a partir de los 40 años, aunque también se presenta en hombres. No se trata solo de un problema estético; su evolución puede implicar complicaciones como úlceras, dermatitis o incluso trombosis superficial.

¿Por qué se producen las varices?

Para entender el origen de las varices, hay que partir del funcionamiento del sistema venoso. Las venas tienen la función de devolver la sangre desde los tejidos al corazón. En las piernas, este proceso es más complejo, porque deben vencer la fuerza de la gravedad. Para lograrlo, las venas cuentan con unas válvulas unidireccionales que impiden el retroceso de la sangre. Cuando estas válvulas se debilitan o fallan, la sangre se acumula en las venas, aumentando la presión en su interior y dilatándolas progresivamente. Este proceso se llama reflujo venoso.

Las causas son múltiples y, en muchos casos, coexistentes. Existe un componente genético que predispone a la debilidad de la pared venosa, pero también influyen factores como:

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• El sedentarismo o permanecer muchas horas de pie sin moverse.

• El embarazo, por los cambios hormonales y el aumento de presión intraabdominal.

• El sobrepeso y la obesidad.

• El envejecimiento.

• El uso de ropa muy ajustada o tacones altos.

• El estreñimiento crónico o cualquier situación que implique aumento de presión en el abdomen.

Tipos de varices

Existen diferentes formas de clasificar las varices, aunque en la práctica clínica se suele recurrir a una combinación de criterios clínicos y funcionales. Los principales tipos incluyen:

Varices reticulares: son venas de pequeño calibre, azuladas y superficiales. No suelen sobresalir y son más frecuentes en la parte posterior de la rodilla o el muslo.

Telangiectasias o arañas vasculares: son dilataciones de capilares que forman redes rojizas o azuladas. Son puramente estéticas, pero pueden ser precursoras de problemas mayores.

Varices tronculares: afectan a venas principales como la safena interna o externa. Son más grandes, palpables y tortuosas, y están asociadas a síntomas más intensos.

Varices complicadas: aquellas que presentan complicaciones como sangrado, tromboflebitis, cambios tróficos en la piel o úlceras venosas.

Síntomas habituales

El síntoma más característico es la presencia visible de venas dilatadas. Pero muchas personas experimentan molestias antes incluso de que las varices sean evidentes. Entre los síntomas más comunes destacan:

• Sensación de pesadez o fatiga en las piernas, sobre todo al final del día.

• Calambres, sobre todo nocturnos.

• Hormigueo o picor.

• Hinchazón (edema), especialmente en tobillos.

• Cambios en la coloración o textura de la piel.

• Dolor sordo, que mejora al elevar las piernas.

Diagnóstico y exploración

El diagnóstico de varices es fundamentalmente clínico, aunque se suele complementar con pruebas como el eco-doppler, una técnica no invasiva que permite valorar el flujo sanguíneo y detectar si hay reflujo venoso. Esta herramienta ayuda a determinar qué venas están afectadas y a planificar el tratamiento más adecuado. En clínicas especializadas, esta prueba es indispensable antes de cualquier intervención.

Tratamientos disponibles

Existen distintas opciones terapéuticas, que varían según el tipo y grado de varices, los síntomas del paciente y sus expectativas estéticas:

Medidas conservadoras

Cuando los síntomas son leves o las varices no están muy avanzadas, se puede optar por tratamiento conservador. Aquí se incluyen:

• Uso de medias de compresión graduada, que ayudan a mejorar el retorno venoso.

• Ejercicio físico regular (caminar, nadar, bicicleta).

• Evitar estar de pie o sentado por largos periodos sin moverse.

• Elevar las piernas al descansar.

• Control del peso.

Esclerosis vascular

Es uno de los tratamientos más comunes en estética. Consiste en inyectar un producto esclerosante en la vena afectada, provocando su cierre progresivo. Es ideal para telangiectasias y varices reticulares. En algunos casos se potencia con espuma esclerosante y control ecográfico. No requiere cirugía ni baja médica.

Láser y radiofrecuencia

Ambas técnicas son alternativas mínimamente invasivas para cerrar las venas dañadas desde el interior. Se introducen sondas que emiten calor, provocando una contracción de la vena y su posterior fibrosis. Son muy efectivas para varices tronculares y ofrecen tiempos de recuperación breves.

Cirugía tradicional (safenectomía)

En casos avanzados, aún se recurre a la extirpación quirúrgica de venas safenas. Aunque menos frecuente hoy en día, sigue siendo eficaz cuando hay varices extensas con reflujo importante. Se realiza con anestesia regional o general y requiere reposo postoperatorio.

Microcirugía estética

Permite extirpar pequeñas varices mediante incisiones mínimas. Está indicada en pacientes con buen estado general y expectativas estéticas altas. El procedimiento es ambulatorio y deja cicatrices prácticamente invisibles.

Prevención y autocuidados

No siempre se pueden prevenir las varices, especialmente cuando hay predisposición genética, pero sí es posible retrasar su aparición o reducir su progresión. Algunas medidas eficaces incluyen:

• Mantenerse activo: caminar a diario estimula el retorno venoso.

• Evitar el calor extremo: saunas, baños calientes o exposición prolongada al sol pueden agravar los síntomas.

• No usar ropa ajustada en cintura, ingles o piernas.

• Priorizar el calzado cómodo, con tacón medio.

• Dormir con las piernas ligeramente elevadas si hay tendencia a edema.

Impacto estético y emocional

Para muchas personas, las varices representan una molestia visual que afecta su autoestima. En el ámbito estético, su tratamiento no solo busca mejorar la salud venosa, sino también recuperar la confianza del paciente al usar prendas cortas o exponerse en verano. Desde la perspectiva del profesional, esto implica un abordaje integral que combine eficacia clínica y sensibilidad estética. El acompañamiento emocional es clave, especialmente en pacientes jóvenes o en contextos profesionales donde la imagen corporal tiene mayor relevancia.

Varices en estética avanzada: abordaje especializado

En las clínicas médico-estéticas, el tratamiento de varices se ha convertido en un servicio muy demandado. La combinación de técnicas no invasivas, control mediante eco-doppler y protocolos personalizados ha permitido ofrecer soluciones eficaces, seguras y sin necesidad de quirófano. Los centros especializados disponen hoy de tecnología láser de última generación, espumas guiadas por ecografía y procedimientos estéticos complementarios como peelings o carboxiterapia para mejorar la piel afectada.

Además, el enfoque integral incluye asesoramiento en estilo de vida, suplementación venotónica natural (como la vid roja o el castaño de Indias) y rutinas postratamiento que optimizan los resultados. Todo ello sin dejar de lado el componente estético, que es el principal motor de consulta en muchos casos.

Las varices son una patología venosa frecuente que afecta tanto a la salud como a la apariencia física. Su abordaje requiere un diagnóstico preciso, un enfoque personalizado y, en muchos casos, una combinación de medidas terapéuticas. Desde la estética profesional, tratarlas implica ir más allá del síntoma visible y ofrecer un resultado que impacte en la calidad de vida del paciente.

Si bien no todas las varices requieren tratamiento inmediato, sí conviene consultar ante los primeros signos para evitar su progresión y complicaciones. El enfoque actual se basa en la mínima invasividad, el control ecográfico y el respeto por los resultados estéticos, logrando soluciones eficaces y duraderas para quienes desean mejorar la salud y la apariencia de sus piernas.

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